Los valores sirven como principios que dan orientación a nuestra manera de actuar con nosotros mismos y con los demás. Cada persona tiene sus propios valores, dependiendo de su valoración y adhesión a estos principios.
El profesional de ayuda domiciliaria debe tener clarificados sus propios valores personales, puesto que éstos se manifiestan a través de la conducta en la prestación de sus servicios. Valores como el humanismo, el respeto, la tolerancia, la honestidad o la responsabilidad serán unas sólidas pautas morales sobre las que asentar su trabajo.
CONFIDENCIALIDAD A LA HORA DE MANEJAR INFORMACIÓN PERSONAL Y MÉDICA
Se entiende por confidencialidad, en el ámbito de la atención domiciliaria, el derecho de la persona usuaria al respeto de la privacidad de todos los datos relacionados con su persona por parte de los profesionales, incluyendo los datos e información de carácter sanitario.
Se entiende por secreto profesional, el deber de custodiar la información relativa a la persona usuaria, revelada por ella o conocida a través de la relación profesional establecida por y para su atención.
Hay que guardar el secreto profesional y la confidencialidad ante los datos de las personas usuarias. Su divulgación podría suponer su estigmatización o discriminación.
Se mantendrá en todo momento con la persona usuaria una relación de confianza y respeto a la intimidad, así como de confidencialidad con la información sensible que reciba de él, a no ser que la no comunicación de la misma pueda causar perjuicio mayor a la propia persona usuaria o a terceros.
Se hará saber a la persona usuaria, siempre que su capacidad cognitiva se lo permita, que las informaciones que traslade se mantendrán en un ámbito de respeto y reserva, no haciéndose uso de ellas indebidamente.
RESPETO POR LA INTIMIDAD DE LAS PERSONAS DEPENDIENTES
Además de la confidencialidad, el auxiliar debe mostrar respeto por la intimidad de las personas dependientes, esto es, el derecho de las mismas a mantener sus vidas, sus actos y sus circunstancias personales fuera de la “vista de los demás”. El respeto a la intimidad es un derecho fundamental de cualquier persona. En este sentido, caben destacar algunas pautas de actuación:
– Comentar los aspectos referentes al estado o evolución de los enfermos en voz baja.
– Nadie más que el usuario debe saber si está enfermo o si se le debe practicar determinado cuidado. Se evitará exponer o mostrar listados de usuarios, datos médicos, evolución de su estado…
– Abstenerse de hacer comentarios frívolos (con otro/as auxiliares…) sobre cualquier circunstancia de salud o personal tanto del usuario como de su familia.
– La información personal del usuario no deberá usarse para fines distintos de los asistenciales.
– Todo documento en el que aparezca el nombre de un usuario deberá sustraerse del alcance de personas ajenas al ámbito asistencial.
– No se permitirán filmaciones o fotografías en las que se pueda identificar a los usuarios sin su autorización expresa o la de la familia encaso de incapacidad.
– Sólo las personas autorizadas podrán acceder a las aplicaciones informáticas que recojan datos del usuario, utilizando su clave de acceso, personal e intransferible.
– En el transcurso del aseo o cura de un usuario se respetará al máximo su legítimo pudor a mostrar la desnudez o las partes más íntimas de su cuerpo.
– El profesional de apoyo domiciliario, en el ejercicio de sus funciones, invade con frecuencia la “esfera personal” o zona íntima de los usuarios, por lo que se hace necesario ser extremadamente cuidadoso y respetuoso a la hora de realizar las técnicas y los cuidados, informando en cada momento de qué se va a hacer, cómo, durante cuánto tiempo y para qué.
Manual de Atención Socio-Sanitaria
MANTENIMIENTO DE LA HIGIENE Y PRESENCIA FÍSICA PERSONALES DEL PROFESIONAL DE LA AYUDA A DOMICILIO
La imagen que el auxiliar da a los usuarios es la imagen del servicio de ayuda a domicilio ante ellos. Hay que preocuparse por causar una buena primera impresión en la persona usuaria y una buena imagen, y conservarla cada día. La buena apariencia puede crear sentimientos de confianza y acercamiento por parte de las personas usuarias, haciendo más agradable el servicio.
Por otra parte, el auxiliar debe “predicar con el ejemplo”. No sólo porque persigue con el usuario los objetivos de aseo, higiene y presencia física correcta, sino también porque esto afecta no sólo en el aspecto físico sino en el psicológico.
Para ello ofrecemos una serie de consejos básicos:
La higiene personal:
Marca las pautas de higiene que esperan las personas usuarias.
– Hay que tener las uñas bien recortadas y limpias, y lavarlas antes y después de atender al usuario (aun llevando guantes).
– Se debe mantener el cabello siempre limpio, recogido y cuidado (con buen aspecto y bien peinado)
– Es esencial ducharse y bañarse de manera habitual. Si se utilizan colonias tendrán que ser discretas, evitando el uso de perfumes. No utilizar desodorantes como sustitutos del baño o de la ducha.
El vestuario:
– Llevar el uniforme o ropa de trabajo bien lavada y limpia.
– Hacer visible en la ropa de trabajo el nombre del trabajador para favorecer la orientación del usuario si tiene problemas para recordarlo.
– Llevar limpios el calzado y los calcetines.
– No llevar joyas ni objetos que supongan un riesgo o dificulten la labor.
– Procurar no salir del domicilio vestido/a con el uniforme.
La expresión:
– La cara revela los sentimientos; a través de la expresión no sólo les mostrará cómo se siente en ese momento el trabajador, sino también sus sentimientos hacia ellos.
– La sonrisa se contagia. La gente responde a las sonrisas y adopta una actitud más receptiva.
– El contacto visual es una manera de mostrar interés por lo que la otra persona dice; hay que mantener siempre contacto visual con la persona con la que nos comunicamos.
– El lenguaje corporal transmite información.
– Hay que mantener siempre una buena postura, para tener una buena apariencia y para evitar molestias derivadas de una inadecuada posición.
– Evitar realizar gestos que reflejen inquietud, inseguridad…, por ejemplo, jugar con el reloj, con el anillo, bostezar, tocarse el pelo, hurgarse las uñas, tamborilear con los dedos, con los pies, con el bolígrafo, morderse las uñas, mirar el reloj, rascarse…
La voz:
– Adaptar el tono a los posibles déficits auditivos del usuario.