Disciplina es el tipo de conducta que tienen los padres para regular las conductas de sus hijos. Los adultos, generalmente utilizan tres tipos de disciplina.
La afirmación de poder.
Se caracteriza por el uso de la fuerza física y la retirada de privilegios.
La retirada de amor.
Se caracteriza por una serie de técnicas que los padres utilizan, o bien ignorando al niño o diciéndoles que sólo dan problemas.
La inducción.
Es la más correcta y consiste en que el padre tiene que explicar al hijo por qué está mal esa determinada conducta. Sólo con el razonamiento se consigue una buena conducta.
Las conductas de inducción hay que aplicarlas desde la infancia, lo que conlleva que se desarrollen conductas prosociales. Por la inducción se nos permite aclarar la naturaleza del conflicto, permite ponerse en el lugar del otro.
Se fomenta la empatía y se favorecen los sentimientos de culpa de modo que se favorece la integración en el grupo. A través de esta técnica se desarrolla la responsabilidad social y personal.
El sujeto solamente se desarrolla mentalmente explicándole el porqué de las cosas. Así aprende a razonar. Sólo desde la inducción se resuelven los problemas.
La afirmación de poder y la retirada de amor no favorecen el desarrollo del niño, en cambio, las técnicas inductivas consiguen una mejor internalización del deber, y esto se relacione de forma positiva y clara con la formación de la autoestima.