Primera cohorte 1994-1998

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Primera cohorte 1994-1998

La primera cohorte es una referencia temporal clave para entender el desarrollo histórico de los procesos asociados con la formación en enfermería. Dos hitos: la creación (1994) y la primera ceremonia de graduación (1998) definen este primer momento, vital porque significó la puesta en marcha de un proceso que, a pesar de la planeación inicial, fue resolviendo situaciones sobre el camino, como usualmente sucede cuando se emprende una tarea de esta magnitud. En este sentido, es un periodo marcado por iniciativas, ajustes y cambios, en términos del recurso humano, la infraestructura, los recursos educativos y estrategias metodológicas, así como la adaptación de los estudiantes.

El grupo de docentes mencionado en los inicios se fue ampliando a lo largo de los años. Al equipo de enfermeras liderado por Caballero y Acosta, se fueron sumando enfermeras, médicos y profesores del área de las ciencias básicas (principalmente química y biología). La mayoría de ellas trabajaban simultáneamente en el Hospital Julio Méndez Barreneche y clínicas del sector salud de Santa Marta. Entre las primeras en ingresar al equipo estuvieron Haidy Oviedo, Patricia Pardo, Emira Avendaño, Judith Sánchez, Yadira Pabón, Etilvia Campo, entre otras, muchas de las cuales pasaron a convertirse en un referente de la enfermería para las estudiantes.

Obviamente cuando ya fue avanzando a un segundo y tercer semestre se fueron vinculando más docentes, entonces para el tercer semestre ya estaba la profesora Teresa Acosta, profesora Patricia Pardo Segrera. O sea, estoy hablando de un año después, Teresa Correa que está ahora en el Sena, Amparo Ortiz que ahora está en la Universidad Magdalena, Tatiana González. Tatiana entró en el segundo semestre porque daba salud mental, le aportó mucho al programa. De enfermería me acuerdo de ellas, Emira en médico quirúrgica casi dos años después. Entonces al ir entrando más colegas ellas mismas se encargaban de ampliar la divulgación en la secretaría, en el hospital. (Entrevista Oviedo, 2015)

La década de los noventa estuvo marcada por la escasez de recursos educativos ya mencionada, pero suplida por una variedad de iniciativas que dieron a las estudiantes experiencias significativas para el aprendizaje. La mayoría de los docentes del área, tuvieron su primera experiencia docente en el programa de enfermería de la UCC, una referencia importante para entender el proceso no solo como formación de nuevos profesionales, sino también del desarrollo de la experiencia docente de enfermería, muchos de los cuales, terminaría vinculada a otras instituciones que abrirían sus puertas en años posteriores.

La selección del equipo de trabajo se realizó teniendo en cuenta su desempeño en el área asistencial (que dieran la «talla” o que tuvieran la «maña”, para utilizar términos coloquiales presentes en los relatos), así como experiencia previa relacionada con el área educativa. En este último caso, fueron vinculadas enfermeras que previamente habían tenido experiencia en la formación de auxiliares, en los pocos y reconocidos centros que existían en los noventas. También se incluyeron personas con formación en pedagogía:

Cuando comenzó, empezamos con métodos muy sencillos, las ayudas didácticas eran muy pocas, uno no tenía un video beam, de pronto teníamos las filminas, los acetatos, aunque llegaron un poquito más tarde; entonces la cartelera se utilizaba mucho, uno hacia carteles, hacia el acetato. Era muy rústico, tú preparabas la clase de acuerdo al tiempo, tenías el tiempo limitado, una hora, por ejemplo, o treinta minutos, tú comenzabas con una serie de preguntas para hacer una introducción al tema para ver qué sabía el estudiante, se hacía un desarrollo del tema y luego se hacía una evaluación de ese tema dado, la evaluación podía ser una retroalimentación, una pregunta, porque los estudiantes hacían preguntas, esa era básicamente la forma con que se daba la clase. Ya después uno se fue puliendo, ya vinieron otras metodologías, técnicas específicas para que uno pudiera dar la clase. Uno estudiaba y trabajaba con las memofichas. (Entrevista Acosta, 2015)

De igual forma, las condiciones de la infraestructura fueron parte del cambio, para lo cual es importante tener una referencia de las circunstancias del pasado, que permiten establecer un referente frente a los procesos de cambio.

El resto del ambiente, que era la parte central, pues, muy oscura, porque era todo techo ahí; la cafetería, que era una cosita súper pequeñita; la biblioteca, a pesar de que era pequeña, de todas formas contaba con tres góndolas, ahí si había aire acondicionado; había un solo sector de oficinas, nuestra oficina era un escritorio que hasta hace dos años lo vi allá en simulación, era un escritorio chiquitico de madera con tres cajones, ese era el escritorio de Mónica, no teníamos nada más y ahí trabajamos las dos, entonces la facultad de enfermería era eso, el escritorio, no teníamos más nada. Teníamos una secretaria que se llama Marta Fontanilla, fue la primera secretaria del programa. (Entrevista Oviedo, 2015)

Estas necesidades surgidas durante el avance de la experiencia, fueron solucionadas poco a poco a partir de la gestión del equipo de trabajo.

Pensar en salas, llamadas laboratorio de enfermería, no simulación como ahora, insumos que se necesitaban para laboratorio a pesar de que estábamos en un primer y segundo semestre, ya en tercero hacíamos procedimientos básicos y teníamos que hacer la solicitud de lo que se iba necesitando en cada semestre, entonces, la universidad dio el apoyo para eso, y se fueron comprando los libros, vídeos. Esa época dábamos las clases con diapositivas que a veces nosotros hacíamos y acetatos, entonces, quemar el acetato; entonces, el proyector de opacos. ¿Si me entiende?, entonces la universidad fue el apoyo porque le interesaba que fuera creciendo (Entrevista Oviedo, 2015)

Conscientes de las limitaciones de los recursos, los estudiantes encontraron en el capital humano lo más importante del proceso de aprendizaje, estableciendo un paradigma de la relación docente- estudiante, que llevó a que durante los años posteriores se consolidaran grandes amistades entre ellos. En este sentido, la sociabilidad fue uno de los principales recursos del proceso pedagógico, esto defendió criterios que orientaran el desarrollo del conocimiento y la representación de la profesión. Razón y emoción fueron parte vital del recurso educativo y de las estrategias utilizadas para cumplir las expectativas de formación más urgente: la primera cohorte.

La universidad era… que te digo, era muy escasa de recursos. Nos tocaba comprar los libros, bastantes fotocopias, los tableros eran con tiza, no eran acrílicos, pero mira que, a pesar de eso, para que, tuvimos una educación excelente, porque las docentes eran unas personas que se la ingeniaban. Nos esforzábamos más por buscar una metodología para estudiar. Nos tocó estudiar con las uñas, pero contenta con nuestra formación. Y mira que la gente nos felicita y todo a pesar de ser una primera promoción, no teníamos las herramientas, los recursos, pero ahí estábamos en la lucha para sacar nuestros estudios adelante. (Entrevista Martínez, 2015)

Ser «buen profe” es una tarea compleja, porque depende de la interacción con diferentes subjetividades o formas de ver y vivir el mundo que reposa en cada individuo. Su complejidad aumenta, cuando su análisis incorpora la noción del tiempo, en el sentido que, lo que significa ser profesor, varía con el tiempo y está sujeto a las condiciones sociales y culturales. En los veinte años que se describen en este trabajo la labor docente ha cambiado, junto al contexto y los significados. En ellos ha influido el cambio generacional, pero sobre todo los hechos que han transformado sustancialmente las dinámicas sociales del orden local, nacional y mundial y de la que la formación en enfermería no ha escapado.

De igual forma, tratar de captar el pasado, así sea veinte años atrás, no puede ser una situación de fácil aislamiento. Las circunstancias hacen que, contar el pasado, sea una inevitable comparación con el presente, impulsado por el deseo de resaltar cómo han cambiado las cosas en tan poco tiempo. Implica enfrentarse también al popular adagio que dice «que todo tiempo pasado fue mejor” y a la añoranza del pasado expresado en los «buenos tiempos”, que en el caso de Colombia ha sido objeto de representación en la música y la literatura, como estrategia de construcción de identidad anclada a raíces del pasado. Sin embargo, aislar esa sensación de un pasado mejor es parte del requerimiento del conocimiento fenoménico necesario para comprender la historia de la enfermería y su proceso educativo.

En términos generales, la década de los noventa fue un período en el cual, por lo menos para Santa Marta, la figura del docente se basaba en el respeto. La expresión actual que utilizan los docentes para referirse a la actitud de los estudiantes resulta útil para comprender la idea: sostienen que «en mis tiempos de estudiante nunca iba arriba (la parte directiva) a poner queja de los docentes”, así como las recurrentes quejas sobre la «excesiva confianza” y «ligereza del lenguaje” que utilizan para referirse a ellos en la actualidad.

El periodo de 1994-2015 es un tiempo de transición entre dos formas de representación del profesor, en las cuales han influido el cambio de paradigma en la educación superior en el país y que, para el caso de enfermería, reúne características específicas que involucran no solo la labor docente, sino que está estrechamente relacionado con la formación profesional en enfermería. En otras palabras, la interpretación que se le da en este documento es que, ante la limitación de recursos educativos, los profesores del área de enfermería, sobre todo en la primera cohorte, asumieron el «performance enfermero” como principal estrategia o recurso educativo.

Teníamos docentes que hasta nos llevaban para la casa, uno de los cucos (figura de miedo) de hoy en día de enfermería, que hoy mismo no está en el plantel, pero que hasta hace aproximadamente tres años estaba aquí es Teresa Acosta. Teresa con nosotras fue una madre completamente Teresa era una persona a la cual nosotras le debemos muchísimo, muchísimo, muchísimo, porque ella junto con el doctor Salín nos recibían en su casa cuando no teníamos salones o cuando teníamos percance de llegar a la universidad o de pronto porque ella tampoco podía llegar hasta allá, nosotras íbamos a su casa y allá nos explicaban todo. El doctor Salín nos cocinaba, si no, nos cocinaba ella, mientras que él nos explicaba al grupo. O sea, fuimos muy bendecidas en ese aspecto porque ella fue muy especial muy, muy, en la parte pues estudiantil. (Entrevista Amador, 2015)

Esta hipótesis exige que la reconstrucción del desarrollo histórico de la facultad, revele detalles de este proceso, para mostrar la manera en que, por ejemplo, ser profesor de enfermería reúne criterios de rigurosidad, respeto, conocimiento, pasión y en ocasiones generador de miedo y rigidez, entre otras; todo esto como parte del performance que permita garantizar el proceso de aprendizaje. Parte de estos elementos, se evidencian en el siguiente testimonio, en el cual, además, se incluyen elementos que evidencian que el performance no se limitaba a las aulas, sino a la vida social en general. De igual forma, esta sociabilidad, incorpora elementos emocionales que los lleva a establecer una forma metafórica del profesor como familia.

Y en la parte personal también una persona que nos orienta a cada una de nosotras. Nos veía más que todo como hijas, porque nosotras comenzamos como te digo y fuimos como que dándonos a conocer de a poquito con nuestras dificultades, con nuestras debilidades, de pronto con nuestras fortalezas y ellas se fueron encariñando con cada una de nosotras: Siempre hacíamos grupitos, grupitos, grupitos, grupitos, grupitos, siempre íbamos las mismas, eran diferentes docentes teníamos esa preferencia con ellos no solamente con Tere, pues la menciono porque dentro de todo, para mi ella fue la persona que nos apoyó y nos aportó muchísimo, muchísimo, en nuestra formación académica; una persona muy inquieta, una persona muy preparada, una persona muy interesada en que nosotros aprendiéramos todas las cosas que ella nos inculcaba y que replicáramos. Ella era muy meticulosa y nos regañaba nos llamaba a regañarnos cuando sabía que nos había ido mal con otra docente tenía la potestad y nosotras lo recibíamos, lo asumíamos como tal, y nosotras nunca jamás, jamás y nunca le faltamos el respeto. (Entrevista Amador, 2015)

Performance es un concepto que proviene del sector de las artes, pero que las ciencias sociales han tomado en las últimas décadas con el fin de resaltar la multidimensionalidad de los procesos colectivos. El vocablo o expresión que en el español más se acerca es el de puesta en escena. En el sentido del teatro o la música, la puesta en escena o performance se refiere al conjunto de elementos que, actuando de manera interrelacionada, genera la experiencia colectiva, y cuyos propósitos apuntan al desarrollo de las dimensiones estética, ética, cognitiva y emocional. En el proceso educativo, dicho performance se refiere a las estrategias del docente para desarrollar el proceso enseñanza-aprendizaje. Por lo tanto, si bien se centra en su labor, incluye la manera en que los estudiantes interactúan con él.

Para el caso de la enfermería, la puesta en escena incorporó los conocimientos, habilidades, actitudes y elementos de la imagen del ser enfermero(a) con la labor docente, lo que generó un performance enfermero, como principal estrategia pedagógica. Sin embargo, en la dinámica social, se personificó en profesor(a)-enfermero(a), a partir de la priorización en el trato humano, pero involucró una serie de elementos a partir del cual construían los valores que establecieron el marco del proceso de enseñanza-aprendizaje:

Eran excelentes profesionales quienes estaban al frente de nuestra formación, en este momento yo no te podría decir que ninguna de las personas que nos abordó para darnos clase, ninguna persona la podría descalificar, para nada, al contrario. Yo pienso que nos dieron lo mejor, para sacar también lo mejor, nos dieron muchísimas cosas y de hecho nosotros comenzamos si no estoy mal 28 o 32 estudiantes y de la primera promoción solo nos graduamos 4 y nos tocó esperar el otro semestre para graduarnos 9, entonces el grupo se fue depurando a medida que fue avanzando, y así, eran exigentes y te podías quedar y aquí no valía que tú eras hija de la auxiliar, que tú eras hija de la médico, que tú eras hija del conocido, porque nosotras íbamos a ser la imagen de la universidad, la de enfermería, lo mejor de lo mejor, o sea el impacto que iba a generar en distrito en la ciudad, replicas a copiar por estudiantes que iban a seguir matriculándose. (Entrevista Amador, 2015)

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