INTERVENCIÓN GENERAL
Establecer una buena relación
Supone establecer una estrategia, unos objetivos, ser una persona empática con el doliente, sin juzgar, mostrando interés y comprensión…
Escucha activa
Es atenta, centrada e intensa; es una escucha del otro y de uno mismo. En la atención a personas que sufren profundamente se debe recordar, casi continuamente que “yo soy yo y el otro es el otro”. Se puede impregnar de los sentimientos del doliente, pero sabiendo que son de él y no suyos.
Facilitación
Es favorecer la comunicación, esperar, tener paciencia, es también hacerle un espacio al otro (al doliente) y darle “permiso” con nuestra actitud y ese clima “seguro” que hemos creado, para que cuente lo que se le ocurra o exprese sus emociones más profundas.
La tristeza, culpa, miedo, amor y alegría, serán partos más o menos fáciles, solo hay que estar y no interrumpir; mientras que la rabia siempre será un parto difícil.
Son técnicas facilitadoras de la comunicación: preguntas abiertas, miradas, silencios, ecos, asentimientos, hacer resúmenes para resituar mentalmente al doliente y ayudarle a identificar sus emociones.
Informar
– Explicarle que lo suyo es “único” y que tiene permiso para sentir lo que quiera y cuando quiera.
– Aclararle que la evolución teórica del proceso es hacia el ajuste, que todos los seres vivos se adaptan instintivamente a las nuevas situaciones.
– Orientarle sobre las dudas más habituales: “¿Es bueno ir al cementerio?, ¿y llorar…?, ¿y hablar siempre del muerto…?, ¿por qué ahora no me fío de nada ni de nadie, y porqué me parece todo distinto?, ¿por qué ahora tengo más miedo de morirme y a la vez quiero morirme?
Normalizar
Es asegurarle al doliente que lo que siente, piensa, hace… es totalmente normal y lo natural en su situación… Esto valida sus reacciones y sentimientos, los legitima, confirma, desculpabiliza y además puede seguir sintiéndolos.
Orientar
Es guiar, sugerir, aconsejar… o incluso prescribir mediante instrucciones concretas determinadas conductas o rituales, y a veces lo contrario; por ejemplo, disuadir de una decisión precipitada… “quiero vender este piso, creo que aquí no puedo vivir, son muchos recuerdos, entro en casa y es como una losa que seme viene encima…”.
Como orientación general, hay que desanimar la toma de decisiones importantes durante el primer año, pero a la vez hay que animar la toma independiente de decisiones menores.
También podemos asesorar en la reorganización familiar, explicando que la pérdida de uno de los componentes de la familia lo trastoca todo… interacciones, roles, espacios, normas, autoridad, poder, economía… todo se tiene que renegociar y reconstituir.
Manual de Atención Socio-Sanitaria
TÉCNICAS ESPECÍFICAS
A continuación, se exponen algunas otras técnicas a utilizar con dolientes:
Anticipación de fechas y situaciones: da sensación de control
Algunas fechas (aniversario de la muerte, cumpleaños, Navidades, Todos los Santos, etc.) son especiales y con ellas llegarán nuevos tirones de dolor que si han sido previstos, no sorprenden ni desmoralizan tanto al doliente.
El darse cuenta de lo que siente, en determinadas situaciones y saber por qué, también alivia. Así, por ejemplo, saber por qué, a veces, la gente hace como que no le ve (no saben qué decir, se sienten violentos), no le tratan como antes (ya no es pareja), o en las fiestas, fines de semana, vacaciones, lo pasa mal porque nota de forma más intensa su falta y no encuentra cuál es ahora su lugar…
Toma de decisiones, solución de problemas y adquisición de habilidades
A veces, la persona en duelo tiene un auténtico bloqueo cognitivo mezclado con miedo, su mundo se le ha venido abajo y todo puede ser extremadamente peligroso y difícil. En esta situación, es útil la ayuda en la toma de decisiones, comenzando con problemas sencillos, tratando de que la persona llegue a ser autónoma.
Otras veces se trata de adquirir habilidades que ejercía la persona fallecida (arreglar un enchufe, cambiar una bombilla, ir al banco, etc.) o de recuperar otras que tenía y que las ha perdido por la distribución de roles entre los dos. Cada logro en este sentido, supone una mejora de la autoestima.
Narración repetitiva de la muerte y contar historias sobre la persona fallecida
Hablar de la muerte alivia. La repetición del relato pormenorizado de la muerte quita intensidad a la emoción, lava, purga, abre la espita de la emoción y además libera, ordena y estructura el pensamiento, hace de la muerte una parte de nosotros mismos, la normaliza.
Hablar del muerto alivia. La narración de retazos de la vida del difunto, resitúa los vínculos y asegura que nunca se romperán, pero serán de otra manera. Con ello, el doliente perfila lo que fue y lo que es, reflexiona, busca, y tiene la oportunidad de ver que los vínculos son ahora distintos, pero perviven.
Prescripción de tareas y rituales
El objetivo sería reestructurar la cotidianeidad con conductas saludables. Para empezar se puede prescribir salir todos los días a la compra, andar un rato, sacar a pasear el perro, … esto le obliga a resocializarse a la vez que realiza una actividad saludable.
Hablar de los sueños y de las presencias
Visuales, auditivas, táctiles …: Los sueños representan el mundo vivencial del doliente, su abordaje aporta información sobre su estado emocional. Las presencias (ver, oír o sentir que le toca el difunto) son descargas del cerebro, ante determinados estímulos, de parte de la información que tiene almacenada sobre el fallecido, es algo parecido al miembro fantasma (se siente aunque no está). Pasado el tiempo van desapareciendo progresivamente los fenómenos alucinatorios, pero la información no desaparece nunca y basta un estímulo lo suficientemente intenso, (aniversario…) para provocar emociones olvidadas, incluso años después.
Es importante hablar con el doliente de estos fenómenos, para normalizarlos y evitar la idea de que el difunto está interviniendo en su vida (pensamiento mágico), o pensar que se está volviendo loco, ambas ideas muy presentes, por lo novedoso e intenso de las emociones que está viviendo.
Sondas emocionales y preguntas terapéuticas
Las sondas emocionales son preguntas que tratan de atravesar las barreras defensivas y facilitan la comunicación. Son preguntas que rastrean las emociones y liberan parte de su tormenta interior. Simplemente un ”¿Cómo te sientes?”.
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1. Entender el Duelo
Definición: El duelo es el proceso emocional y psicológico que sigue a la pérdida de un ser querido. Es una reacción natural que incluye una variedad de emociones, como tristeza, ira, culpa y ansiedad.
Fases del Duelo (Modelo de Kübler-Ross):
- Negación: Incredulidad y rechazo de la realidad de la pérdida.
- Ira: Frustración y rabia por la pérdida.
- Negociación: Intentos de revertir o minimizar la pérdida.
- Depresión: Profunda tristeza y desesperación.
- Aceptación: Reconocimiento y aceptación de la realidad de la pérdida.
2. Estrategias de Intervención
a. Creación de un Entorno de Apoyo
- Escucha Activa: Escuchar atentamente y con empatía sin interrumpir o juzgar.
- Presencia Afectiva: Estar presente de manera constante y afectuosa, ofreciendo un apoyo estable.
- Validación Emocional: Reconocer y validar las emociones del doliente, sin minimizar su dolor.
b. Comunicación Efectiva
- Claridad y Sencillez: Hablar de manera clara y sencilla sobre la pérdida y el proceso de duelo.
- Evitar Frases Hechas: Evitar comentarios que puedan parecer insensibles o trivializar la pérdida.
- Uso de la Empatía: Mostrar empatía y comprensión genuina hacia los sentimientos del doliente.
c. Ofrecimiento de Recursos y Herramientas
- Grupos de Apoyo: Sugerir la participación en grupos de apoyo para compartir experiencias con otros que están en duelo.
- Recursos de Lectura: Proporcionar libros y artículos sobre el duelo y estrategias de afrontamiento.
- Ayuda Profesional: Recomendar la búsqueda de ayuda profesional, como terapia individual o de grupo, si es necesario.
d. Acompañamiento en el Proceso
- Permanecer Cerca: Acompañar al doliente durante todo el proceso, ofreciendo compañía y apoyo continuos.
- Facilitar Ritualización: Ayudar en la creación de rituales o ceremonias que permitan honrar y recordar al ser querido.
- Fomentar la Expresión: Animar al doliente a expresar sus sentimientos y pensamientos a través del habla, escritura, arte u otros medios creativos.
3. Consideraciones Especiales
a. Diversidad Cultural
- Respeto por las Creencias: Respetar y apoyar las creencias y prácticas culturales del doliente relacionadas con la muerte y el duelo.
- Personalización de la Intervención: Adaptar las estrategias de intervención para alinearse con las prácticas y creencias culturales del doliente.
b. Diferencias Individuales
- Reconocer la Unicidad del Duelo: Comprender que cada persona vive el duelo de manera única y que no hay un «camino correcto» para afrontarlo.
- Adaptación a las Necesidades del Doliente: Ajustar las estrategias de apoyo según las necesidades y preferencias del doliente.
c. Atención a los Signos de Duelo Patológico
- Identificación de Señales: Estar atento a señales de duelo complicado, como incapacidad para funcionar en la vida diaria, pensamientos suicidas, o persistencia de síntomas intensos a lo largo del tiempo.
- Intervención Profesional: Referir a profesionales de salud mental en casos de duelo patológico para una intervención especializada.
4. Ejemplos Prácticos de Intervención
a. Caso de Duelo por Pérdida Repentina
- Inmediatamente después de la pérdida: Proporcionar un entorno seguro y de apoyo, permitiendo al doliente expresar sus emociones libremente.
- A corto plazo: Ofrecer recursos de apoyo, como contactos de grupos de duelo y literatura relevante. Facilitar la organización de rituales o ceremonias de despedida.
- A largo plazo: Mantener el contacto regular, evaluar el progreso del duelo y ajustar las intervenciones según sea necesario.
b. Caso de Duelo por Enfermedad Prolongada
- Durante la enfermedad: Proporcionar apoyo emocional continuo tanto al enfermo como a la familia. Facilitar conversaciones sobre el proceso de la enfermedad y el futuro.
- Tras la pérdida: Ofrecer un espacio para la expresión de emociones complejas y mixtas (alivio, culpa, tristeza). Proporcionar apoyo para la reorganización de la vida diaria sin el ser querido.
- A largo plazo: Ayudar a la integración de la pérdida en la vida del doliente, fomentando la creación de nuevos significados y objetivos.