Errores sobre la Motivacion

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Errores sobre la motivación

No es un secreto que la mayoría de los jefes se preguntan, actualmente, cómo motivar a sus trabajadores cuando la crisis se ha traducido en más carga de trabajo y recesión de puestos. El reto es claro: lograr la productividad deseada aún con un escenario laboral complejo, la pregunta es ¿cómo llegar a esa meta?

Está garantizado que la motivación y el compromiso no son sólo cuestión de actitud. Para que un empleado cumpla con sus tareas, y decida agregarle un plus a su desempeño influye lo que viven dentro de su organización, en su propio departamento y en la relación con sus jefes, dice la psicóloga del trabajo por la UNAM, Mónica Vidal Vallejo

Si se ubica a una persona con alto potencial en un área donde no valoren sus capacidades ni se tomen en cuenta sus ideas, o pueda tomar decisiones, se desmotivará y frustrará rápidamente, señala un estudio realizado por la consultora Towers Perrin – ISR, en más de 18 países.

Y aunque pareciera que este concepto debe tener relevancia en las oficinas, la mayoría de las empresas en España no son capaces de incentivar a su gente; siete de cada 10 empleados se siente frustrado en el lugar de trabajo, mientras que cinco de cada 10 cree que su área no valora sus capacidades, de acuerdo con una investigación desarrollada por la consultora de recursos humanos, Hay Group.

A decir de Vidal Vallejo, tras la crisis los negocios no «pueden darse el lujo» de basar la actividad de motivar sólo en mejorar las condiciones económicas, para lograr un cambio de actitud en el empleado hay que pensar en generarles mejores condiciones en su entorno diario. «Motivar va más allá de subir tarifas salariales, requiere involucrarse».

Establecer un clima organizacional agradable, en el que la gente quiera desarrollarse y no salir «corriendo a buscar otro trabajo», dice Vallejo, implica empezar por buscar en cuestiones personales; acciones a través de las cuales el trabajador sienta que puede tener un mejor equilibrio entre lo laboral y lo personal.

Cuatro mitos que son comunes en la empresa respecto a este tema:

  1. Sólo el dinero funciona. Se piensa que una vez establecido el salario ya no es necesario valorar las necesidades extra-laborales, familiares y de calidad de vida del empleado. O bien, que es el único incentivo que mejora el desempeño laboral.

Realidad. Aunque el incremento salarial nunca está de más, no es el único factor que motiva. Puede despertar el interés del empleado por unos meses, pero una vez que la persona ajuste sus gastos a ese nuevo presupuesto necesitará otro tipo de gratificaciones.

Hay prestaciones que son muy importantes para el empleado y no requieren de un gran desembolso, como el reconocimiento personalizado e inmediato. Esto representa el llamado ‘salario emocional’, que permite generar lealtad y compromiso. La ventaja más importante de estas acciones es propiciar trabajadores felices, menor rotación y disminución de la ansiedad y estrés en la persona.

Otra muestra de este tipo de reconocimiento es compensar a la persona por un logro obtenido a través de concesiones, tipo una tarde libre o disponibilidad de tiempo para tomar un curso.

  1. Los problemas ‘solitos’ salen. Sin importar la cantidad de empleados que se tenga los problemas entre estos se resuelven por arte de magia; podría pensar el jefe de la organización. Pero dejarlos pasar puede traer graves consecuencias.

Realidad. Las dificultades dentro de una empresa son inevitables y si no se resuelven a tiempo resulta contraproducente, porque repercute en la productividad y en el ambiente laboral. Generalmente, el área de Recursos Humanos es la responsable de conciliar e integrar en situaciones complicadas, sin embargo no todo se puede dejar a este departamento, es necesario que los jefes directos mantengan la comunicación con sus empleados y analicen todas las vertientes del problema para poder enfrentarlo y darle una solución.

3 Capacitar ¿para qué? Hay muchos jefes que consideran que invertir en un empleado, a través de cursos y otras herramientas, es una arma de ‘doble filo’ porque una vez que la persona aprende todo lo necesario suele buscar otro trabajo y se va antes de retribuir esa capacitación.

Realidad. El proceso de actualizar al personal no puede sujetarse a esa visión. Tener a una empleado con mayores conocimientos siempre es una actividad positiva para el negocio. Primero porque es una herramienta que sirve para reforzar el desempeño de la persona y que ésta genere mejores resultados. Segundo, si alguien renuncia o lo ascienden de puesto puedes buscar un candidato interno, quien ya estará capacitado en las habilidades que el puesto requiere. Lo básico es diseñar capacitaciones con base en las necesidades de cada equipo de trabajo.

  1. Los inteligentes no necesitan motivarse. Si los trabajadores entregan buenos resultados significa que están contentos en la empresa y que no hay que preocuparse por ellos, es mejor poner atención a quienes realmente necesitan ayuda para desarrollarse.

Realidad. El talento, entendido como personas que marcan la diferencia y suelen entregar bueno resultados es un recurso escaso que no debes descuidar, pues tiende a aburrirse y, con el paso del tiempo, deja de esforzarse o busca mejores oportunidades en otra empresa. Lo ideal es mantener una comunicación estrecha con esas personas y para incentivarlas se les puede ofrecer la oportunidad de participar en otros proyectos dentro del negocio.

Una clave en un plan de motivación es entender que las personas buscan en su lugar de trabajo cumplir con un deseo de superación y que sus esfuerzos sean reconocidos. Hacerles sentir que lo que hacen tiene sentido es una de las formas más rápidas de incentivar, puntualiza la psicóloga del trabajo.

 

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1. Creer que la Motivación Es Solo Un Sentimiento Temporal

Uno de los errores más comunes sobre la motivación es pensar que es algo que surge únicamente cuando uno se siente inspirado o emocionalmente motivado. Si bien la motivación puede estar asociada a estados emocionales, no debe depender exclusivamente de estos momentos.

Cómo evitarlo:

La motivación debe ser vista como un proceso que se cultiva de manera constante, no solo como un impulso esporádico. Establecer hábitos y rutinas es fundamental para mantener la motivación a largo plazo, incluso cuando no se sientan las emociones más intensas.


2. Buscar la Motivación Externa en Lugar de la Interna

Muchos buscan fuentes de motivación externa (recompensas materiales, reconocimiento de los demás) como el principal motor para alcanzar sus objetivos. Esto puede ser efectivo a corto plazo, pero no es sostenible si no hay una motivación interna que respalde las acciones.

Cómo evitarlo:

Es importante cultivar la motivación intrínseca, que proviene de dentro, como el deseo de mejorar, aprender y crecer. Cuando la motivación interna está presente, las acciones son más consistentes y satisfactorias, incluso sin la necesidad de estímulos externos.


3. Pensar que la Motivación Está Relacionada Solo con Grandes Metas

Otro error común es asociar la motivación solo con metas grandes o de largo plazo, como lograr un ascenso en el trabajo o completar un proyecto importante. Este tipo de metas puede parecer abrumador, lo que reduce la motivación cuando no se ve un progreso inmediato.

Cómo evitarlo:

Establecer metas pequeñas y alcanzables es fundamental. Lograr pequeños objetivos crea una sensación de éxito constante que alimenta la motivación para seguir adelante. Además, celebrar esos logros menores ayuda a mantener el enfoque y la energía.


4. No Establecer Planes Claros o Estrategias

La motivación puede desvanecerse rápidamente si no se cuenta con una estrategia clara para alcanzar las metas. Simplemente tener una idea general de lo que se quiere lograr sin un plan concreto puede generar frustración y falta de dirección.

Cómo evitarlo:

Es crucial establecer planes de acción específicos con pasos claros, tiempos definidos y recursos disponibles. Un buen plan te dará claridad y propósito, lo que aumenta significativamente la motivación.


5. Exigir Demasiado de Uno Mismo desde el Principio

Es común que las personas, especialmente al comenzar un nuevo proyecto o hábito, se pongan expectativas demasiado altas. Esto puede generar una presión innecesaria, y cuando los resultados no son inmediatos o no se cumplen las expectativas, la motivación se desploma.

Cómo evitarlo:

Es fundamental establecer expectativas realistas y ser paciente con el proceso. El camino hacia las metas importantes puede ser largo, y cada paso cuenta. Ajustar las expectativas y disfrutar del proceso puede prevenir el agotamiento y mantener la motivación viva.


6. Desconocer la Importancia del Descanso y la Recuperación

A menudo, la motivación puede verse afectada por un exceso de trabajo o esfuerzo sin dar al cuerpo y la mente tiempo suficiente para descansar. La falta de descanso puede llevar al agotamiento, reduciendo significativamente la motivación.

Cómo evitarlo:

Es esencial equilibrar el esfuerzo con el descanso. Asegurarse de que haya períodos de descanso y relajación es clave para mantener altos niveles de motivación a largo plazo. Reconocer que el descanso también es productivo es una parte fundamental de la gestión de la motivación.


7. Creer que la Motivación Aparece por Arte de Magia

El error de pensar que la motivación surge sin esfuerzo o de forma mágica es común, especialmente cuando se espera que los resultados lleguen sin una inversión significativa de tiempo o energía.

Cómo evitarlo:

La motivación es el resultado de la acción. Tomar pequeños pasos diarios, incluso cuando no se tiene ganas, es lo que eventualmente genera resultados. La motivación a menudo surge del compromiso y la perseverancia, no de una chispa repentina de inspiración.


8. Compararse Constantemente con los Demás

La comparación con los logros de otras personas puede ser perjudicial para la motivación. Si uno ve a otros alcanzando el éxito más rápidamente o con más facilidad, esto puede generar sentimientos de frustración y desánimo.

Cómo evitarlo:

En lugar de compararse con los demás, es importante centrarse en el propio progreso. Cada persona tiene su propio camino y su propio ritmo. La clave está en medir el progreso según las propias metas y no por los estándares de otros.


9. Falta de Autodisciplina

La motivación puede ser efímera, pero la autodisciplina permite mantener el esfuerzo cuando la motivación se desvanece. Muchos se desmotivan cuando los niveles de energía caen, sin comprender que la autodisciplina es lo que permite seguir adelante en esos momentos.

Cómo evitarlo:

Desarrollar la autodisciplina requiere práctica. Al principio, puede ser útil establecer hábitos y rutinas que te obliguen a seguir adelante, incluso cuando la motivación no esté presente. Con el tiempo, la autodisciplina se convierte en un hábito que ayuda a superar obstáculos.


10. No Reconocer los Propios Logros

A veces, las personas pasan de una meta a otra sin detenerse a reconocer o celebrar sus logros. Este descuido puede hacer que la motivación disminuya, ya que no se experimenta la satisfacción o el reconocimiento del progreso alcanzado.

Cómo evitarlo:

Es importante celebrar cada logro, por pequeño que sea. La autoreconocimiento y la gratitud por los avances realizados son fundamentales para alimentar la motivación y seguir trabajando hacia nuevos objetivos.

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