CAPITULO 6 Cuidados básicos en la movilidad

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CAPITULO 6 Cuidados básicos en la movilidad

Introducción

La capacidad de moverse tiene estrecha relación con la satisfacción del resto de las necesidades humanas básicas. El ejercicio regular contribuye al funcionamiento saludable de cada sistema corporal. Por el contrario, la falta de ejercicio y la in­movilidad afectan en forma negativa todos los aparatos y sistemas. De esta forma, la enfermería debe favorecer la actividad y el ejercicio para brindar el bienestar, prevenir la enfermedad y restablecer la salud.

En este apartado trataremos varios puntos referentes a la movilidad de los pacien­tes. En primer lugar y antes de iniciar la manipulación de pacientes trataremos de nuestra propia higiene postural, debido a que la carencia de la misma o la inade­cuación de nuestros movimientos provoca, a largo plazo, un malestar que es causa de incapacidades temporales y dificultades que acarrean problemas no sólo en nuestra vida profesional, sino también personal.

Tras tratar este apartado, describiremos las posiciones más frecuentes de los pa­cientes encamados, su movilización (tanto si son parcialmente dependientes, como si son totalmente dependientes) y cómo realizar transferencias de un paciente. Además, debemos tener en cuenta de que todo ello se encuentra englobado dentro del marco propio de la seguridad del propio paciente y, por supuesto, entre otras cosas, está dirigido a prevenir las úlceras por presión o úlceras por decúbito.

1. Higiene postural

La higiene es la rama de la medicina que tiene por objeto la conservación de la salud y la prevención de enfermedades. La higiene postural es el estudio de la pro­filaxis y de la corrección de las posturas incorrectas en las actividades (cotidianas y profesionales) del individuo. Analiza las posturas habituales, tales como estar sentado frente al ordenador, estudiando o cualquier otra postura que se mantenga durante largos períodos de tiempo, y dicta una serie de normas que debemos adop­tar para que esa postura no nos produzca fatiga ni lesiones.

El personal de enfermería, en su trabajo diario, tiene que manipular cargas con bastante frecuencia o movilizar enfermos. Estas cargas suponen un riesgo de lesio­nes dorso-lumbares muy elevado si no se realizan correctamente.

La manipulación manual de toda carga que pese más de tres kilos puede suponer riesgo dorso-lumbar, puesto que, aunque parezca una carga pequeña, manipulada con unas malas condiciones ergonómicas (alejada del cuerpo, con giros de tronco, con un centro de gravedad desplazado o poco estable, etc.), podría generar un impacto que hay que evitar.

La mecánica corporal es el uso apropiado de nuestro sistema músculo-esquelético con el fin de evitar lesiones, al realizar las actividades profesionales o de nuestra vida diaria. Esta mecánica corporal tiene unas normas o recomendaciones cuyo fin es evitar la fatiga y las lesiones a corto y largo plazo y está relacionada, sobre todo, con el ámbito laboral.

1.1 La espalda

1.1.1 La columna vertebral

Entre las funciones que realiza la columna vertebral encontramos que: sirve como elemento de sostén para el cráneo; proporciona protección a la médula espinal; permite desplazarse en posición de pie sin perder el equilibrio, por lo tanto, pro­porciona estabilidad; y da flexibilidad a los movimientos, permitiendo que sean en todas direcciones.

Anatómicamente, conocemos que la columna está compuesta por: 7 vértebras cer­vicales, 12 torácicas, 5 vértebras lumbares, el sacro y el coxis. Entre las vértebras se encuentran los discos intervertebrales que le dan mayor flexibilidad. Por último, como característica, de frente la columna aparenta ser rectilínea, pero vista desde un eje lateral se aprecian sus curvaturas. Estas curvaturas normales o fisiológicas del eje cráneo-caudal (figura 2) se llaman:

a) Lordosis cervical

b) Cifosis dorsal

c) Lordosis lumbar

d) Curva sacra

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Figura 2. Columna vertebral. Fuente: Google Imágenes. Imagen libre

1.1.2 Vértebras y articulaciones vertebrales

Todas las vértebras, estructuralmente, están formadas por dos elementos básicos: cuerpo vertebral y sus apófisis. Las apófisis son las prolongaciones óseas que for­man articulaciones entre las diferentes vértebras y permiten su movimiento. Las vértebras se articulan unas con otras y ello permite el movimiento, pero debemos saber que no todas las articulaciones vertebrales tienen la misma movilidad, ya que las vértebras torácicas o dorsales son menos móviles. Las articulaciones entre las vértebras lumbares permiten movimientos más amplios, exceptuando el que se produce hacia atrás, que es más limitado (figura 3).

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Figura 3. Vértebra. Fuente: Google imágenes. Imagen libre

 

Las vértebras soportan dos terceras partes del peso del cuerpo y sobre ellas recae gran parte de los movimientos que realizamos. Así, los cuidadores tienen que pro­teger esta zona para prevenir las lumbalgias, dado que esta lesión puede llegar a ser muy incapacitante. Todas estas articulaciones están recubiertas de ligamentos que las protegen y fijan dando estabilidad.

1.1.3 El disco intervertebral

El disco intervertebral se sitúa entre los cuerpos vertebrales, amortiguando las pre­siones que recaen sobre la columna. Tiene la forma de almohadilla y está formado por cartílago, y en su centro se encuentra el núcleo que amortigua las presiones. Su desplazamiento o salida puede provocar hernias discales (figura 4).

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Figura 4. Disco intervertebral. Fuente: Google imágenes. Imagen libre

1.1.4 La postura

Es la forma en que cada uno coloca su cuerpo y lo mantiene para que no caiga por la atracción de la gravedad. La postura corporal correcta sería aquella en la que se cumplen una serie de normas que aseguran una buena distribución del peso del cuerpo y que facilitan el esfuerzo de los músculos, para sostenerlo o para realizar una acción.

La postura corporal deficiente puede desencadenarse por una mala colocación, al trasladar a la persona en situación de dependencia, también por la colocación incorrecta en las propias tareas del día a día. Las malas posturas corporales están relacionadas con la aparición del dolor de espalda y también con dolores y moles­tias de las articulaciones de las extremidades.

El entorno psicosocial en que se desarrolla la actividad también influye en la pos­tura. Existe una interrelación entre la postura y el estado psíquico individual, el estrés, y la percepción del dolor y de la fatiga. Además, las alteraciones posturales pueden estar provocadas por los elementos del entorno cuando están mal situados (silla, mesa…), son inadecuados (temperatura ambiental, luminosidad…), la falta de ergonomía, y todo ello obliga a forzar o modificar las condiciones biomecáni­cas correctas (figura 5).

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1.2 Normas biomecánicas

Las normas biomecánicas son normas básicas en las que el cuidador se debe basar para la realización de las movilizaciones y transferencias de la persona en situa­ción de dependencia y en las actividades de la vida diaria, tanto las propias y como las de la persona a la que ayuda. Se pueden resumir estas normas biomecánicas en:

a) Planificar el trabajo a realizar y la distancia a recorrer si estuviésemos car­gando una carga.

b) Despejar el camino a recorrer, si lo hubiera.

c) Colocar bien los pies: apoyados firmemente en el suelo, de manera estable, separados ligeramente uno de otro y más adelantado el pie en dirección al movimiento.

d) Mantener la espalda recta.

e) Flexionar las piernas.

f) Aproximar el cuerpo de la persona a la que se está ayudando. Cuando hay que mover a una persona en situación de dependencia, se debe mantener su cuerpo muy cerca del propio cuerpo, así se reparte mejor la carga.

g) Seguridad en el agarre. El cuidador debe sujetar firmemente a la persona en situación de dependencia para evitar caídas.

h) Ampliar la base de sustentación del cuidador. Los pies de la persona que ayuda deben estar separados para aumentar el equilibrio, dirigiendo una de las puntas de los pies en la dirección del movimiento y la otra ligeramente flexionada para realizar el desplazamiento con las piernas y no forzar la espalda.

i) Sincronizar movimientos. Se debe crear un contrapeso al trasladar a la per­sona, realizando los movimientos al mismo tiempo, persona en situación de dependencia y persona cuidadora. Así se reduce su peso a menos de la mitad.

1.3 Higiene postural en la vida diaria

Mantener una adecuada higiene postural en la vida cotidiana y en el trabajo es adecuado para evitar problemas de salud relacionados. En este apartado veremos cómo hacerlo a través de actividades de la vida cotidiana:

1. Levantarse de la cama: Cualquier persona que todavía conserva cierta inde­pendencia en esta tarea debería considerar las siguientes normas.

a) Nunca sentarse directamente en la cama

b) Colóquese de lado lo más cerca posible del borde de la cama.

c) Saque las piernas fuera de la cama, a la vez que con ayuda del codo que queda más cercano al canto de la cama se apoya para ayudar a incorporar el tronco.

d) Con ayuda del otro brazo terminar de incorporar el tronco hasta quedar sentado en el borde de la cama.

e) Para las personas en situación de dependencia en ocasiones es necesario hacerlo despacio o esperar unos minutos antes de levantarse para evitar mareos y posibles caídas.

2. Aseo personal: Se debe evitar la inclinación de tronco hacia delante con extensión de rodillas, ya que esta postura resulta muy perjudicial para la espalda, para ello:

a) Frente al lavabo, si se necesita inclinarse hacia delante, mantenga siem­pre las rodillas algo flexionadas a la vez que una de las piernas está por delante de la otra (en posición de dar un paso). Además, puede ir alternan­do una pierna con otra.

b) Mientras dure el aseo en el lavabo: se puede apoyar las manos sobre el lavabo para descargar el peso que se ejerce sobre la espalda.

c) Si se está duchando: mantenga la espalda recta, sin inclinación hacia de­lante y flexione ligeramente las rodillas, mirando hacia el lugar donde está colocada la ducha. Así evitará una hiperlordosis en la columna vertebral.

d) Lavarse la cabeza: si lo hace mientras se ducha puede estar forzando su columna. Lo correcto para lavarla sería hacerlo fuera de la bañera, de rodillas e introduciendo la cabeza en ella. Pero esta posición no pueden realizarla muchas personas a determinadas edades, entonces el lavado de cabeza será mejor hacerlo dentro de la bañera con una pierna más adelan­tada que la otra y siempre manteniendo la espalda lo más recta posible, sin sobrecargarla.

3. Vestido: A la hora de vestirse se intentarán evitar los desequilibrios. Para ello, no se vista la parte inferior de pie y sin apoyo en la columna. Podría caerse.

a) La mejor posición para el vestido de la parte inferior es sentado y luego, levantarse para acabar de colocar la prenda.

b) Si no existe la posibilidad de una silla en la habitación donde se viste, puede hacerse estando sentado en la cama, pero si tiene una buena estabi­lidad y equilibrio.

c) Cuando se está de pie hay que buscar un apoyo fijo para su espalda, como la pared. Esto evitará que se incline la espalda hacia delante sobrecargándola.

4. Cómo permanecer sentado: Es una de las posturas más frecuentes de la vida diaria. Hay que tener en cuenta que se requiere de un mobiliario adecuado para poder tener una correcta posición en esta postura. La altura de la silla debe ser lo suficientemente baja como para poder apoyar los pies en el sue­lo; el respaldo debe dejar apoyar correctamente la zona lumbar, ya que esta zona es la que más suele sufrir si se está mal sentado; por último, la silla debería tener reposabrazos para apoyar y ayudar a mantener la posición. La forma correcta para permanecer sentado sería:

a) Siéntese lo más atrás posible, apoyando la espalda contra el respaldo.

b) Evite realizar torsiones sobre la columna. No gire los hombros sin dejar que giren en el mismo sentido las caderas. A veces, desde sentado se quieren coger cosas que están al lado. Si para cogerlas se hace torsión de la columna, se favorece la aparición de lesiones que pueden provocar la aparición de dolor.

c) Evite las posturas prolongadas. Vaya cambiando de postura, ande cada 50 minutos para evitar lesiones en la zona glútea y sacra.

5. Cómo cargar pesos: No se debe inclinar el tronco con las piernas en exten­sión, ni girar con el peso separado de su cuerpo. Además:

a) Mantenga la espalda recta.

b) Flexione las rodillas y caderas.

c) Sujete a la persona o el peso que esté transfiriendo lo más cerca posible de su cuerpo.

d) Mientras realiza el esfuerzo de elevación del peso, pase sus piernas de flexión a extensión. Evite realizar este esfuerzo con la espalda inclinada hacia delante.

e) No eleve el peso que transporte por encima del pecho.

f) Traslade a la persona lo más cerca posible de su cuerpo, desplazándose usted con las rodillas ligeramente flexionadas para no sobrecargar la co­lumna.

 

 

Los cuidados básicos en la movilidad son esenciales para garantizar la seguridad y el bienestar de los individuos, especialmente aquellos que pueden tener limitaciones en su movilidad:

Evaluación Inicial:

  1. Evaluación del Estado de Movilidad:
    • Realizar una evaluación integral del estado de movilidad del individuo, teniendo en cuenta cualquier limitación física, dolor, debilidad o condiciones médicas existentes.
  2. Comunicación:
    • Mantener una comunicación abierta con el individuo para entender sus necesidades, preocupaciones y preferencias relacionadas con la movilidad.

Estrategias para Mejorar la Movilidad:

  1. Fomentar la Movilización Regular:
    • Incentivar la movilización regular dentro de las capacidades del individuo, incluso si es mediante pequeñas caminatas o cambios de posición en la cama.
  2. Ejercicios de Fortalecimiento:
    • Implementar programas de ejercicios de fortalecimiento, adaptados a las capacidades y necesidades específicas del individuo.
  3. Técnicas de Transferencia:
    • Enseñar y utilizar técnicas seguras de transferencia, como levantarse de la cama, moverse de la silla a la cama, etc.
  4. Uso de Dispositivos de Asistencia:
    • Proporcionar y enseñar el uso de dispositivos de asistencia, como andadores, bastones o sillas de ruedas, según sea necesario.
  5. Adaptaciones en el Hogar:
    • Realizar adaptaciones en el entorno doméstico para facilitar la movilidad, como barras de apoyo, pasamanos, alfombras antideslizantes y eliminación de obstáculos.

Prevención de Complicaciones:

  1. Prevención de Úlceras por Presión:
    • Cambiar la posición del individuo regularmente si está en cama para prevenir la formación de úlceras por presión.
  2. Monitoreo de la Piel:
    • Realizar un monitoreo regular de la piel para detectar signos de irritación o lesiones y tomar medidas preventivas.
  3. Hidratación y Nutrición:
    • Mantener una adecuada hidratación y nutrición para fortalecer los músculos y promover la salud ósea.
  4. Control del Dolor:
    • Gestionar adecuadamente el dolor para mejorar la disposición del individuo a participar en actividades de movilidad.
  5. Evaluación Postural:
    • Realizar evaluaciones posturales periódicas para garantizar que el individuo mantenga una alineación adecuada del cuerpo durante la movilidad.

Educación y Apoyo:

  1. Educación del Individuo y Cuidadores:
    • Proporcionar educación al individuo y a los cuidadores sobre la importancia de mantener la movilidad y las estrategias para hacerlo de manera segura.
  2. Apoyo Psicológico:
    • Brindar apoyo psicológico, ya que la movilidad reducida puede afectar la salud mental. Ofrecer recursos y servicios que promuevan el bienestar emocional.
  3. Planificación de Actividades:
    • Colaborar en la planificación de actividades que fomenten la movilidad, adaptadas a las preferencias y habilidades del individuo.

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