Cambio de sede 1996

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Cambio de sede 1996

El segundo hito en el desarrollo histórico de la Facultad de Enfermería fue el cambio de sede. Luego de un par de años de funcionamiento en Manzanares, recordado por todos como el «palomar”, la universidad se trasladó a la Troncal, sector Mamatoco, en el lugar donde actualmente queda ubicada la sede principal. La referencia temporal de este cambio, tiene que ver con su relación frente a la manera en que se venían concretando una serie de acciones dentro del plan futuro de la Universidad.

Nos pasamos para acá el año 1996, me acuerdo de la ceremonia de la primera piedra que se colocó aquí. Fue una ceremonia bonita; todo esto aquí era un monte, aquí no existía nada. Y nos vinimos con el doctor Eduardo Angulo que era el rector de la universidad en ese entonces y me acuerdo que en la ceremonia yo era bien cambambera y nos vinimos caminando. A ustedes no les tocó verlo, pero la universidad tenía un obelisco allá, una cosa que decía UCC en verde y en blanco, porque resulta que esto era el frente allá [lado este, actual barrio canarias] o sea nosotros supuestamente entrábamos era por allá, y esto era la parte de atrás de la universidad. El doctor Eduardo era un señor de muy avanzada edad y él quería que se abriera medicina en el futuro y esto fuera un hospital y esto iba ser la sede del Hospital universitario sí me acuerdo de todo esto. Las oficinas de allá [Manzanares] eran impresionantemente aterradoras, eran divididas por unos paneles de madera; enfermería y contaduría quedábamos pegados, yo me acuerdo, con Gregoria Polo, me acuerdo, con contaduría, la cafetería era muy pequeña yo me acuerdo de la antigua sede de Manzanares las mesas, lo bonito que era, tan pequeña, éramos muy integrados, éramos muy unidos. (Entrevista Pabón, 2015)

El cambio a la sede actual representó la consolidación de una referencia espacial en la ciudad, incluso universitaria, teniendo en cuenta que en los años posteriores otras universidades tendrían sedes en el sector. Incluso, en el imaginario urbano de la ciudad, durante muchos años la UCC representó uno de los límites de la ciudad, como lo indicaba los tableros del transporte urbano, indicando el área más lejana que llegaba esa ruta. Aunque la universidad conserva la sede Manzanares y años después adquiere la sede Toledo, la sede Troncal es la referencia indiscutible del campus uceista.

Pero el traslado de sede no significó una mejoría inmediata. La sede necesitó al menos una década para su consolidación, pasando de un par de bloques (salones y administrativo) a una infraestructura más consolidada que incluye bloques A, B, C y D, así como hemiciclo, biblioteca, cancha de fútbol, microfútbol, sala de profesores, oficinas, parqueaderos y recientemente (2015) edificio de la salud. De igual forma, una referencia en el cambio de la infraestructura fue la instalación de zonas verdes y ornamentación que constituyó un cambio en la sede.

Primer grado: 1998

El tercer hito fue el momento de la primera graduación, porque era la primera cohorte de egresados y el primer producto del proceso formativo. Además, era como todavía suele decirse «la carta de presentación del programa”. En este sentido, el grado no fue muy distinto al proceso inicial. Las expectativas se desarrollan entre «sentimientos encontrados”, marcados por la emoción de haber cumplido los objetivos, y la decepción que generó no haberlo hecho junto a los compañeros con los que iniciaron los estudios. De igual forma, se desarrolló en el marco de un ambiente previo tenso, generado por las confusiones administrativas y el desconocimiento del cumplimiento de los requisitos para grado por parte de las estudiantes.

El grado fue sencillo nosotras nos graduamos aquí en biblioteca, la biblioteca era un espacio multifacético era biblioteca y auditorio. No nos graduamos con toga. En esa época uno no se graduaba con toga y birrete, pero las enfermeras nos pusimos de acuerdo para ponernos vestidos blancos. Lo demás, muchos eran de administración, de comercio, que era lo que había, algunos estaban con esmoquin, otros con traje completo muchas con vestido de coctel. Solo nos graduamos 10 [de enfermería] fue significativo en la medida que tuve esa sensación de ya terminé, ya me gradué y cuando tú tienes ese papel en la mano, tú dices ¿tanto matarme para ese papel? Tú no lo ves al momento de graduarme, si bonito, lo logré, un éxito. Pero eso no representa todo lo que me tocó hacer, no alcanza a representar todo. Tú siempre dices al papel le falta materializar… es un papel de oro, no representa todo lo bonito que fue. (Entrevista González, 2016)

Como es frecuente en los programas universitarios, a la ceremonia final no llega el equipo completo que inició el proceso, situación que marcó el recuerdo de la graduación para muchos egresados que esperaban compartir con los compañeros y las amistades que se habían forjado en esos años. De igual forma, por diferentes situaciones, algunas docentes que las habían acompañado por varios años en la experiencia educativa no fueron partícipes de la ceremonia.

Fue muy. digamos que en la parte personal de cada una de nosotras, nos dolió mucho que no tuviéramos las otras compañeras dejamos unas seis o siete más que se quedaron y que finalmente se graduaron. (Entrevista Amador, 2015)

En la ceremonia se exaltó la presencia de Gloria Torres, la estudiante miembro de la comunidad arhuaca recordada por todos como uno de los personajes de la historia de la facultad. El director de sede dedicó un discurso a las comunidades indígenas presentes, resaltando el grado de la primera indígena en la comunidad. Del grado Gloria recuerda:

Eso fue un pocotón de lágrimas [risas], para mí fue genial, maravilloso, de pronto para otras compañeras tengan otro concepto, les cuento porque para mí fue el momento más importante porque el rector Eduardo Ángulo, en ese momento, se graduaban otras facultades, recuerdo que había ingeniería, contaduría, otros programas no solo era enfermería; entonces hacia que fuera un grado muy demorado el rector pues empezó a decir sus palabras y yo recuerdo que todo su discurso, digamos, que el setenta por ciento de lo que hablo fue de indígenas y el otro treinta, pues fue del resto. Entonces felicidades nos graduamos y hizo que me diera un poco de pena porque todo el tiempo estuvo hablando de indígenas que se sentía orgulloso de tener una indígena y que esa indígena se destacó, fue una de las mejores. (Entrevista Torres, 2015)

La Facultad de Enfermería: 1999-2015

Al pasar los primeros 4 años, el proceso formativo consistió en seguir consolidando lo logrado hasta el momento. Poco a poco se fueron fortaleciendo los aspectos relacionados con la infraestructura, equipo docente y los recursos educativos. En ese sentido, la formación en enfermería en la ciudad pasó a convertirse en un movimiento por el reconocimiento y consolidación de la profesión en la ciudad, sobre todo a partir del panorama que estaba ofreciendo el ámbito educativo y de la salud en el país, con las reformas implementadas desde la Constitución del 1991 y la Ley 100 de 1993, respectivamente.

Equipo de docentes: 1994-2015

El equipo de docentes fue creciendo a medida que el número de estudiantes aumentó, algunos de los profesores permanecieron a lo largo de los años, mientras que otros fueron tomando diferentes opciones laborales. En un principio, las docentes de enfermería combinaban la labor educativa con el trabajo asistencial o en general relacionado con la salud. Sin embargo, el panorama laboral que fue estableciendo la puesta en marcha de la Ley 100, junto a la crisis del Hospital Central, influyó para que la mayoría del equipo docente se dedicara a la labor educativa y abandonara parcialmente la asistencial, teniendo en cuenta la mejoría en las opciones laborales que estaba ofreciendo la primera.

De esta manera, la enfermería de la UCC se convirtió en el laboratorio a través del cual muchas enfermeras de la ciudad fueron incorporándose a la labor educativa. La universidad por su parte, viendo la necesidad generada por la apertura de nuevos programas, ofreció la especialización en docencia universitaria, lo que terminó convirtiéndose en una referencia importante para el proceso de los docentes. Poco después, en el año 2002, con la apertura del programa de Enfermería en la Universidad del Magdalena (pública), el panorama laboral que le ofrecía el sector educativo terminó por consolidarse, generando que algunas que aún se movían entre el área asistencial y la docencia, se concentraran en esta última.

A los pocos años, la Universidad del Magdalena, en convenio con la Universidad Nacional de Colombia, abrió la maestría en enfermería. Dicho posgrado, fue ofertado de manera presencial y con algunas actividades virtuales. Aprovechando la cercanía entre el equipo docente de ambas universidades, se logró abrir la cohorte, en la cual, cada docente escogió su respectivo énfasis en áreas como cuidado crítico, materno-infantil, cardiovascular, entre otros, de tal manera que lograra cubrir la oferta académica del plan de estudio. Luego de su culminación, la maestría sería decisiva para la toma de decisión sobre a qué universidad vincularse, luego de que las instituciones tomaran medidas sobre la doble jornada laboral de algunas docentes. En este caso, muchas de las profesoras-enfermeras que iniciaron su labor docente en la UCC, terminarían vinculadas de planta en la Universidad del Magdalena.

En la UCC existen tres modalidades de contratación. Los docentes de tiempo completo (dieciocho, en el 2015), son los que mayor tiempo dedican a la universidad y sobre los cuales recaen las principales actividades, tanto de docencia, investigación, labores administrativas y asistenciales. Los de medio tiempo (cinco), laboran en el área clínica y docente. Los catedráticos (33), quienes generalmente se ocupan de la supervisión de prácticas, se desempeñan en el área asistencial y educativa. Como se puede evidenciar en la figura 1, existen dos grupos: en azul el que ha logrado permanecer en el tiempo, la mayoría de ellas con más de quince años de trabajo. El segundo, un grupo más joven, con una vinculación entre tres y seis años, varios de ellos egresados de la misma institución. Esto genera una división generacional que se evidencia en la vida laboral diaria, así como las actitudes, estrategias de enseñanza y relevo generacional.

Los catedráticos por su parte, a pesar de no ser una modalidad que ofrece estabilidad laboral, tiene una característica similar, con la diferencia de que el grupo joven es mayoritario, aunque el número de profesores con más de diez años vinculados desde esta modalidad también es considerable. Un tercer grupo, que no se logra visibilizar en la gráfica, es el que no permanece por largo tiempo, sólo prueba, consigue otra opción y se marcha. Ese número, es invisible en este caso, pero uno de los grandes retos que tiene la institución para garantizar la permanencia y consolidación de procesos a largo plazo.

Cambio de sede 1996

Fuente: elaboración propia a partir de datos recogidos en Archivos Facultad de

Enfermería, 2015.

 

A los cambios en el equipo docente, se suman los relacionados con la infraestructura y los recursos educativos. Durante las entrevistas a las docentes egresadas, era inevitable la comparación con el presente y la manera en que resaltan la gran diferencia que se ha presentado en los últimos diez años. En esto ha influido el desarrollo tecnológico, que ha permitido contar con salones con aire acondicionado, video beam, servicio de wifi, sala de profesores y planta eléctrica. También simuladores y equipos de primer nivel para los programas de la salud.

Aunque la universidad ha venido creciendo y algunos de estos recursos ha resultado insuficientes.

Los estudiantes: 1994-2015

Los cambios en la disponibilidad de los recursos contrastan con la actitud de los estudiantes. Entre el hábito de comparar el pasado con el presente, los profesores resaltan el cambio de actitud de los estudiantes. Los 23 años de la facultad han significado también un cambio generacional, marcado por la superación de los tabúes sexuales, acceso y conocimiento de derechos, sensibilidad frente al bullying, conocimiento de un mundo interconectado y globalizado, entre otros aspectos. De igual forma, cada vez más el acceso a la universidad se ha convertido en algo menos imposible. Asimismo, la relación entre profesor estudiante ha cambiado, por lo que se ha dejado en una delgada línea aspectos como el respeto, el miedo, entre otros factores determinantes en la demarcación de la autoridad y que en otros años eran vitales en el proceso de enseñanza-aprendizaje.

Desde sus inicios, la base de los estudiantes que ingresan a enfermería son de la ciudad, generalmente de estratos 2 a 4, pero con una tendencia cada vez más creciente a incluir personas provenientes de los departamentos del Cesar, La Guajira y Magdalena, así como pertenecientes a estrato 1 de la ciudad. El crecimiento de la Universidad, ha contribuido con la dinámica urbana y económica de barrios aledaños como Canarias y La Bolivariana y en menor medida Mamatoco y otros adyacentes.

Entre los años 1994 y 2015 se matricularon 1.944 estudiantes, 1.874 mujeres (96%) y setenta hombres (4%), como se indica en la figura 2. La deserción se encuentra en el 30%, según el informe de autoevaluación con fines de acreditación del año 2012 (Facultad de Enfermería, 2012), el promedio de retención ha venido en aumento, producto de medidas en el proceso de selección y acompañamiento a través de programas de bienestar universitario. Los semestres en los cuales se deserta más son I y II, y en menor medida IV. La deserción de acuerdo al sexo es más alta en hombres (38%), presentada principalmente en I semestre, periodo en el cual despejan sus dudas sobre la carrera, sin embargo, debido a que solo representan el 4% del total de la población, la situación en imperceptible3.

Cambio de sede 1996

Fuente: elaboración propia a partir de datos extraídos de Archivos Facultad de

Enfermería, 2015.

 

Enfermería es una carrera que no se elige como primera opción. Los aspirantes generalmente llegan interesados por medicina o carreras afines a la salud. En su decisión influye la familia, aunque ha sido frecuente en todo el desarrollo histórico que muchos aspirantes se desempeñen o hayan realizado estudios como auxiliares de enfermería. Es una carrera que prefieren las mujeres, aunque el número de hombres ha venido aumentando paulatinamente. Los prejuicios sociales inciden sobre estos últimos, influyendo en la elección de la carrera, como en su permanencia (Camargo y Amaya, 2016).

La bibliografía sobre el tema confirma que esta situación no es exclusiva de Santa Marta, sino que se presenta en Colombia y América Latina en general (Compeán et al., 2015; Verde et al, 2007; San Rafael-Gutiérrez, 2007). El estudiante conoce poco de la profesión, pero su nivel de comprensión sobre la carrera se da en cuarto semestre, cuando el estudiante se enfrente a la práctica clínica y comunitaria. Generalmente, los estudiantes de esta facultad han expresado este descubrimiento en términos de la expresión humanitaria y la manera en que pueden resultar útiles frente a la contribución que pueden hacer a las personas que lo necesitan. Muy en sintonía con las ideas del llamado de Nightingale (Alligood, 2011) y el cuidado humanizado de (Jesse, 2011).

Tres testimonios, de tres momentos distintos, pueden contribuir a ilustrar lo anterior,

Siempre estuve interesado en la parte humana, me gusta la enfermería porque su especialidad como sabemos es la parte de los cuidados hacia las demás personas, por esa razón siento que tengo la vocación y la capacidad para haber escogido esta carrera y me ha gustado bastante. (Entrevista Castillo, 2016)

Eso fue [la práctica] lo que más me marcó y que ahí fue donde me comencé a enamorar de la carrera, porque yo sentía que la gente yo la trataba y la ayudaba y la gente me apreciaba; entonces yo sentía que había como una retribución o un agradecimiento a lo que yo hacía, entonces me pareció bonito y me comenzó a gustar la carrera. (Entrevista Padilla, 2016)

Cuando empezamos en 3 semestres las prácticas hospitalarias [yo pensé] ya esto es lo mío, nunca me arrepentí, siempre quise seguir y hasta ahora nunca me arrepiento de haber estudiado esto. (Entrevista Morelos, 2016)

A lo largo de los años, el estudiante de enfermería ha compartido características comunes. En su mayoría mujeres, de Santa Marta, La Guajira o áreas rurales del Magdalena, quienes comparten afinidad con el área de la salud. Algunos han llegado con la expectativa de traslado a medicina, pero han conseguido descubrir el mundo enfermero.

Con la implementación de la reforma educativa, en la cual la Universidad asumió el modelo por competencias, la Facultad de Enfermería, a partir del año 2014, dio un giro en el proceso educativo. Con este modelo, se propone la unificación de los planes de estudio de las diferentes facultades de enfermería que la Universidad Cooperativa de Colombia tiene en el país (Santa Marta, Bucaramanga y Villavicencio), se definieron las competencias de la profesión e inició un proceso educativo en el cual el estudiante es coprotagonista.

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