Ambientación

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AMBIENTACIÓN

Para que un escaparate cumpla con su objetivo de atraer clientes necesita, junto a la mera exhibición de productos, una presentación original y creativa de éstos. Esto se consigue, entre otras cosas, mediante la ambientación.
La ambientación enriquece el producto y la forma de ser percibido éste por el espectador, aunque nunca hay que olvidar que es complementaria: debe participar en el escaparate, pero sin anular o relegar a un segundo plano el artículo que se vende. Por eso, hay que calcular bien el número y la cantidad de artículos complementarios, ya que no se trata de sobrecargar el escaparate, pero tampoco de dejarlo semivacío. Ni insulso ni ostentoso y, sobre todo, capaz de hacer llegar su mensaje a la mayor cantidad de público posible.
Todo puede servir para ambientar un escaparate, siempre que forme parte del mensaje que se quiere transmitir. Desde elementos de ambientación provenientes de distribuidores especializados en la decoración de escaparates hasta otros obtenidos en mercadillos, pasando por los creados artesanalmente o los naturales, como el musgo, las piedras, la arena… En cualquier caso, los elementos de ambientación más frecuentes son:
Maniquíes, bustos exhibidores y soportes.
Elementos que sugieren movimiento, como las plataformas giratorias.
Elementos fijos (espejos, cuadros, etc.).
Elementos vivos (flores, plantas, etc.).
Elementos que intervienen en la animación del escaparate (módulos, carteles, etc.).

MATERIALES

La primera pregunta que nos solemos hacer cuando ya tenemos elegida la idea, tenemos hecho un croquis con el espacio que tenemos y sabemos cómo plantearla, es: ¿Qué hago con los materiales?; ¿Cómo los coloco?
Primero, debes saber que la idea que tienes planteada no quedará exactamente igual, sino que dependiendo de la dificultad y como la resuelvas, se aproximará más o menos. Pero siempre hay que tener en cuenta que lo que se remodele, entre nuevo o se cambie no debe tener una calidad no muy baja a poder ser, no dejando que detalles hagan que parezca un trabajo de recortar y pegar, o de “manualidades”. Y siempre recordando que no se debe repetir o recaer en la misma línea y hacer siempre el mismo tipo de escaparate.

Escaparatismo y Visual Merchandising

Clasificación

Maniquíes
Los maniquíes, un elemento que siempre ha estado presente en los escaparates, fueron inventados en el siglo XVI en Venecia, para servir, fundamentalmente, como modelo a los pintores y escultores. A finales del siglo XVIII, ya se usaban con fines comerciales, pero no sería hasta 1858 cuando el británico Charles Frederick Worth, propietario de la que se considera como primera casa de alta costura de París, decidió utilizar este tipo de muñecos para mostrar sus modelos a la clientela. Poco después, él y otros empresarios empezaron a requerir los servicios de personas para que posaran con los trajes: por eso, también se ha venido denominando con la palabra “maniquí” a las/los modelos de carne y hueso.
Al principio, los maniquíes estaban hechos de cuero y se rellenaban con cera y estopa. Más adelante, a finales del s. XVIII, empezaron a fabricarse de mimbre, aunque carecían de rostro y extremidades. En el primer tercio del siglo XIX, los maniquíes pasaron a tener la cara de papel maché (luego, de porcelana) y el cuerpo de cabritilla o algodón; el cuero y la cera volvieron a usarse, pero ahora para mejorar su aspecto. También aparecieron por entonces los maniquíes de alambre.
Y hoy en día han pasado a ser el plástico y la fibra de vidrio, a su vez con el tiempo ha ido variando en su forma y representación, ya que antes se hacían representaciones de formas y alturas (gordos, flacos, altos y bajos), siendo un elemento costoso, pero que en la mayoría de los negocios o comercios no falta.
En los años veinte, se representaban estilizados, de acuerdo con el canon de belleza de la época, mientras que en los años 50 se adaptan a la estética de las curvas.
En la década de los sesenta y setenta aparecen las tendencias futuristas y la esquematización. Los maniquíes apenas tenían rasgos. En los años ochenta el maniquí se hace más natural, utilizándose el maquillaje y las pelucas.
Durante los noventa se vuelve a la esquematización, por lo que los maniquíes aparecen estilizados y con menos curvas femeninas. Además en lugar de pelucas, se usa más el pelo esculpido.
En la actualidad conviven maniquíes muy estilizados y abstractos con los extremadamente realistas. Su variedad de materiales y formas es tal que se puede decir que existe un maniquí adaptado a cada tipo de tendencia y de público.
Es difícil clasificar los maniquíes que ofrecen los comercios dedicados al ramo, una pequeña muestra de los muchos que existen sería la siguiente:
Articulados: La posibilidad de articulación es necesaria para expresar dinamismo y es fundamental cuando las prendas expuestas pertenecen al sector deportivo.
Muchos maniquíes son realmente articulados y otros consisten en cuerpos fijos con extremidades de quita y pon en distintas posturas. Cuando se utilicen este tipo de maniquíes, se procurará presentarlos en posturas naturales, tal como lo haría un ser humano.
Infantiles: Están específicamente creados para exhibir prendas para niños y dada la importancia del crecimiento infantil, así como las diferencias de tamaño y forma entre unas fases del desarrollo y otras, se pueden encontrar maniquíes en numerosas tallas.
Maquillados: Los maniquíes se venden ya con maquillajes específicos para distintas ocasiones. Algunas casas permiten elegir el modelo de maniquí y luego el tipo de maquillaje dentro de un catálogo -maquillaje de diario, de noche, de fantasía, etc.-.
Realistas: Intentan imitar detalladamente y dentro de lo posible al ser humano que representan. Dentro del grupo de maniquíes realistas destacan los maniquíes con rasgos étnicos, que intentan reflejar la variedad y pluriculturalismo de nuestra sociedad.

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1. Iluminación

La luz juega un papel crucial en cómo se percibe un espacio y los productos dentro de él. Puede influir en el estado de ánimo del cliente, guiar su atención hacia ciertos productos y destacar colores y texturas.

  • Luz focal: Se utiliza para iluminar productos específicos.
  • Luz ambiental: Crea la atmósfera general.
  • Luz decorativa: Sirve para embellecer el espacio y dar carácter.

2. Colores

Los colores tienen un gran poder psicológico y pueden evocar emociones o influir en el comportamiento del consumidor. Los colores deben seleccionarse en función del mensaje que se quiera transmitir:

  • Colores cálidos (rojos, naranjas): Generan sensación de energía y urgencia.
  • Colores fríos (azules, verdes): Dan tranquilidad y sofisticación.
  • Colores neutros (blancos, grises): Proporcionan elegancia y dejan que el producto sea el protagonista.

3. Sonido

La música ambiental también juega un rol importante. Debe ser coherente con la identidad de la marca y el tipo de producto que se expone. Por ejemplo:

  • Música suave: En tiendas de lujo para crear una sensación relajada y exclusiva.
  • Música más rápida: Para tiendas de moda rápida, donde se busca dinamismo y mayor rotación de productos.

4. Aromas

El marketing olfativo es una técnica que busca estimular el sentido del olfato para crear una experiencia más completa. Un aroma bien elegido puede aumentar el tiempo que los clientes pasan en la tienda y su predisposición a comprar. Algunos ejemplos son:

  • Aromas florales: Para tiendas de ropa o joyerías.
  • Aromas cítricos: En tiendas de productos frescos o de alimentación.
  • Aromas de madera o especias: Para tiendas de muebles o de estilo más rústico.

5. Texturas y Materiales

El uso de texturas es importante tanto en los elementos decorativos como en el mobiliario. Los materiales pueden comunicar la calidad y la naturaleza del producto:

  • Materiales naturales: Como la madera o el lino, generan una sensación orgánica y ecológica.
  • Materiales brillantes o metálicos: Transmiten lujo y modernidad.

6. Distribución del Espacio

La organización del espacio debe ser estratégica para facilitar el recorrido de los clientes y destacar los productos más importantes.

  • Zonas calientes: Áreas donde se concentra la mayor atención de los clientes, donde se colocan productos clave.
  • Zonas frías: Lugares con menor tránsito, que se deben rediseñar para atraer más interés.

7. Elementos Decorativos

Los elementos decorativos añaden personalidad al espacio. Pueden ser estaciones temáticas, detalles de temporada (como decoración navideña), o detalles visuales que refuercen el concepto de la marca.

8. Estacionalidad

La ambientación debe adaptarse a las diferentes temporadas o eventos especiales. Los escaparates cambian con las estaciones del año (primavera, verano, otoño, invierno) o según campañas especiales como Navidad, rebajas o San Valentín.

9. Integración de la Tecnología

El uso de pantallas LED, proyecciones interactivas o espejos inteligentes puede realzar la experiencia en el punto de venta, proporcionando dinamismo y una experiencia única.

10. Coherencia con la Identidad de Marca

La ambientación debe ser consistente con el mensaje y los valores de la marca. Todo debe estar alineado con la estética, los colores y el posicionamiento de la marca, ya que el objetivo es transmitir una experiencia unificada.

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