EJEMPLOS DE ESCAPARATES COMERCIALES I
Segundo caso: TIENDA DE COMPLEMENTOS (BOLSOS)
Otro ejemplo de módulos es esta foto de complementos, en este caso bolsos, donde recapitulando en lo anterior, como principal, los módulos son escasos y el color es monocromo, siendo todo de color negro excepto el fondo, al que no se le da importancia. Además de no introducir ningún otro tipo de decoración:
Claramente el color el neutro del fondo están elegidos no solo por su significado simbólico, de elegancia sino porque son colores que predominan en el producto en venta. También tiene claro al público al que se dirige, como es mujeres de edad adulta, con un tipo de vida acomodada que le guste vestir a la moda con gustos sofisticados y muy concretos. La colocación de los elementos casi individualmente los hace simbólicamente “únicos”, y eso incrementa su valor de cara al público.
Muchas veces hay una carencia de elementos, ya que la utilización de formas y colores simples pueden ir dirigidas a grupos de clientes muy diferentes, por ello como ya se ha repetido en diferentes ocasiones no se puede contar con partes del escaparate sino que siempre lo que da forma a la idea representada en el escaparate en conjunto. Por ello debemos siempre partir de una base sobre los puntos o el esquema que hemos realizado siguiendo una serie de pasos para tener el mejor resultado posible.
Aunque es de día en la foto, en este tipo de escaparate se colocan como iluminación, focos con una luz directa sobre el objeto, aumentando el significado de único, del que hablábamos antes.
Un escaparate de este formato y composición se puede utilizar en todo tipo de negocios, pero siempre teniendo en cuenta el espacio con el que contamos, por lo tanto hay que saber jugar con este no por crear un escaparate a la última tendencia minimalista, dejar carencia del producto a vender u otros elementos que podrían atraer más expectación.
Tercer caso: ROPA INFANTIL
Como último apunte introducimos un escaparate que podría haber tenido riqueza formal sin necesidad de introducir elementos que estorban en la visibilidad del producto, en este caso ropa infantil.
Podemos ver claramente que los elementos que cuelgan del techo, estorban a la vista de la ropa, y el foco de luz no está en la posición que más le conviene a este tipo de escaparate, ya que se trata del reflejo del propio foco lo que ilumina el conjunto.
Además de faltarle algún elemento de fondo, y esto le resta importancia al producto. Lo más relevante es la zona inferior del escaparate, donde se ha querido emular una textura suave, e introduciendo animales, intensificando esa sensación tierna e infantil que dan los niños. Añadiendo a los aspectos negativos, los colores introducidos hubieran necesitado elementos con colores un poco más llamativos, no demasiado, si no tonalidades y colores diferentes, aunque puede que esté simulando una temporada como puede ser la primavera o el invierno, el error es que ni este aspecto es perceptible.
Esta conclusión se basa en que un escaparate debe mostrar una imagen explícita y directa, en algunos casos como en temporadas de rebaja subliminal.
Escaparatismo y Visual Merchandising
También el espacio del que disponían para exponer, y que hiciera la función de escaparate ha sido saturado y los elementos que intervienen se pisan unos a otros, da sensación de agobio y distrae la vista sin dejar ver con claridad la ropa, además de restarle importancia, cuando en un escaparate lo que prima es intensificar y potenciar el producto para convencer al espectador o cliente de que es ideal para él y sería una buena compra.
ORGANIZACIÓN DEL MONTAJE DEL ESCAPARATE COMERCIAL
Planificación de actividades
Una primera aproximación a la planificación de los escaparates nos indicaría que éstos deben ser concebidos y los productos a exhibir elegidos en función de las distintas estaciones del año, así como de las fechas señaladas. Así, se maximizan las posibilidades de venta en los momentos más propicios para ello.
No obstante, también es cierto que hay momentos más adecuados que otros para montar cada tipo de escaparate. De hecho, hay oportunidades para el montaje de muy diversa índole:
Cíclicas. En la venta de numerosos productos se producen incrementos de ventas en determinadas épocas del año, como en Navidad, San Valentín, el Día del Padre o de la Madre, verano, etc., y esta circunstancia exigen el montaje de tipos muy específicos de escaparates.
También las estadísticas propias de ciertas marcas o tiendas reflejan una mayor demanda de determinados productos especialmente, bienes duraderos, en determinados momentos del año.
Es oportuno, entonces, exhibir más intensamente estos artículos en esos momentos.
Coyunturales. Son situaciones de rápida aparición y desaparición, pero que si se aprovechan pueden reportar grandes beneficios. Pueden ser la aparición de una moda, cambios climáticos imprevistos, eventos… y también todas aquellas situaciones en que la falta de previsión ha provocado una demanda superior a la oferta. Es fácil imaginar la importancia de montar un escaparate con los productos demandados para dar a conocer su disponibilidad a los potenciales clientes de manera veloz.
Estratégicas. Promociones, liquidaciones de stock, introducción de nuevos productos…
Cualquier cambio destinado a aumentar los márgenes constituye una oportunidad que merece un
escaparate especial.
De todas formas, los intentos de planificación de los sucesivos montajes no pueden hacer olvidar el componente de flexibilidad que también tiene que distinguir a un escaparate. Y es que, aunque sea cierto que todo escaparate se planifica con la intención de permanecer inamovible durante todo el tiempo destinado a tener vigencia, los avatares del comercio podrían exigir una urgente incorporación de nuevos artículos a un montaje ya realizado. Por tanto, el escaparate tiene que estar concebido, necesariamente, de forma que permita una posterior incorporación de productos, sin merma del resultado estético. De lo contrario, el escaparate original quedaría obsoleto y la inversión se convertiría en un gasto inútil.