Un sistema de enseñanza sólo puede ser eficaz si se fijan sus fines con claridad. Como hemos mencionado, la Universidad debe incorporar y adaptar las enseñanzas a las necesidades de la sociedad, preparando, en nuestro caso, a los estudiantes de Fisioterapia para que puedan llevar a cabo las tareas profesionales que tendrán que desarrollar en el futuro y que, en gran medida, se fundamenta en la adquisición de “competencias” de carácter transversal (comunes a todos los estudiantes universitarios) y específico (propias del título de “fisioterapeuta”). En consecuencia, el programa de formación no debe consistir en la acumulación no selectiva de los conocimientos logrados en el transcurso de los siglos, sino que debe ser modelado en función del fin pedagógico a alcanzar. Si el fin se modifica con el tiempo, el programa debe ser también modificado en consecuencia.
Para algunos autores, la programación docente es “el proceso continuo de previsión de recursos y servicios necesarios para conseguir los objetivos determinados, según un orden de prioridad establecido, permitiendo elegir la o las soluciones óptimas entre muchas alternativas, tomando en consideración las dificultades internas y externas, conocidas actualmente o previsibles en el futuro” (Fuentes, 2000).
Entendemos que la planificación educativa se puede definir como “un proceso de reflexión y deliberación de cada docente sobre la práctica educativa en el cuál hacemos explícitos los fundamentos que guían nuestra actuación en un espacio y tiempo docentes”/…/Así, la planificación “es un compromiso y una exigencia social ya que supone una toma de decisiones fundamentadas y referidas a unas intenciones educativas que deben ser conocidas públicamente y por ello ser sometidas a valoración y a posibles cambios” (Fuentes Guerra y García Cabrera, 2003). Ya Guilbert (1994) consideraba que la planificación de un programa educativo debe recoger básicamente los siguientes apartados:
a) Previsión de las necesidades de aprendizaje, que se define explícitamente mediante objetivos educativos, planteados en función de las tareas profesionales que se espera que cumpla el estudiante una vez formado y de los problemas y necesidades de salud prioritarios de la población.
b) Selección de los contenidos educativos, preparados de forma que faciliten el logro de los objetivos educativos planteados. Los contenidos constituyen la base para la acción didáctica posterior, con lo que se requiere claridad y sencillez en sus propuestas. También deben ser realistas y adecuarse a las exigencias del momento, del lugar y de los alumnos.
c) Determinación de la metodología docente, de las estrategias didácticas, de sus formas de presentación y de los recursos docentes más adecuados a los objetivos formulados y a los contenidos seleccionados.
d) Planificación del sistema de evaluación de forma que permita tomar las mejores decisiones pedagógicas y medir si los objetivos previstos han sido alcanzados.
Así, la programación didáctica debe reunir las siguientes características (Fuentes,2000; Fuentes-Guerra, 2003):
- Dinámica: una programación nunca es algo totalmente acabado y estático, sino que está en constante revisión. Evoluciona en función de la información que vamos obteniendo sobre los resultados parciales del desarrollo del curso.
- Flexible: permite llevar a cabo modificaciones, ampliación y actualización de los contenidos y actividades previstas, en caso de ser necesarias.
- Plural: la programación se diseña para acciones formativas dirigidas a hombres y mujeres; ha de contemplar las características derivadas del género y respetar la diversidad y multiculturalidad del grupo.
- Debe responder al deseo y a la necesidad del profesorado para organizar y mejorar su actuación profesional.
- Considera el hecho educativo como una actividad intencional, organizada y sistematizada.
- Supone una de las plataformas más interesantes para afrontar el reto de la innovación educativa y necesita apoyarse en actitudes de apertura y flexibilidad.
- Permite contrastar nuestros conocimientos con otros compañeros y practicar, de este modo, la construcción del saber de forma compartida.
- Deber concebir el trabajo docente como un proceso público y democrático.
Siguiendo la filosofía de pensamiento de Guilbert, en la actualidad, teniendo presente el momento de consolidación en el Espacio Europeo de Educación Superior que vive la universidad española, las programaciones formativas se deben encaminar hacia la elaboración de guías docentes, “que se constituyen como una herramienta básica del Sistema Europeo de Transferencia de Créditos (ECTS) para alcanzar el objetivo de promover la cooperación europea en garantía de calidad mediante el desarrollo de metodologías y criterios comparables” (Servicio de Formación Permanente de la Universidad de Valencia, 2005). Esta guía docente no es sino una planificación detallada de cualquier asignatura o materias basada en los principios que guían el proceso de Convergencia en la creación de un Espacio Europeo de Educación Superior. Si en otro tipo de planificaciones o programas de asignaturas o materias el eje vertebral sobre el que se articulaba el contenido (selección, estructura, distribución, criterios de evaluación, etc.), en este caso el eje es doble: el contenido y el trabajo del estudiante alrededor de ese contenido. Situar como un referente básico el cálculo sobre el trabajo que un estudiante habrá de realizar sobre una asignatura o módulo para disponer de las mayores garantías de superarlo con éxito supone, por una parte, introducir la filosofía de plantear el aprendizaje como elemento sustantivo del diseño de la enseñanza y, por otra, se trata de uno de los elementos que necesariamente habrán de derivar del intercambio y trabajo en equipo del profesorado de un mismo curso.
Cuando analizamos la literatura sobre programaciones docentes, encontramos en muchos casos ambigüedad o confusión en la utilización de los términos planificación y programación. Nosotros entendemos que la planificación es un proceso de reflexión compartido sobre la acción educativa y la programación es el documento escrito que recoge los objetivos, contenidos, metodología y criterios de evaluación de una determinada materia.
A continuación desarrollamos de forma breve las características más destacadas de cada uno de los cuatro apartados que consideramos más importantes dentro de la programación educativa y que son comunes a todas las propuestas de organización docente (programas, guías didácticas, etc.): objetivos, metodología, contenidos y evaluación.
3.1 Definición de los objetivos educativos en Fisioterapia
El proceso de definición de objetivos en Fisioterapia está influido claramente por el perfil el fisioterapeuta que se quiere formar, y en este sentido, la legislación vigente en materia de Salud a nivel nacional e internacional es clave, así como los objetivos que van delimitando instituciones sanitarias y educativas influyentes en la configuración del marco conceptual de la Fisioterapia en el siglo XXI. Además, debemos tener en consideración que los avances y cambios que de forma general puedan producirse en los ámbitos de la Ciencia, la Tecnología y la Sociedad también podrán influir en la definición de dichos objetivos educativos.
3.1.1 Formulación de objetivos
Llamamos objetivo educativo a la descripción de los resultados que se esperan obtener del proceso de aprendizaje y que se han de manifestar en el comportamiento y rendimiento del estudiante. La O.M.S., en la Guía Pedagógica para el personal de Salud (Guilbert, 1994), establece que los objetivos educativos deben entenderse como lo que es necesario que los estudiantes sean capaces de llevar a cabo cuando finalizan un período de enseñanza-aprendizaje y que no eran capaces de realizar anteriormente.
El objetivo es también una guía orientadora del proceso didáctico cuyas funciones esenciales son:
- Servir de referencia y criterio para evaluar si la meta se alcanza o no.
- Servir de orientación en la acción pedagógica y, en particular, ayudar al profesor y al estudiante a situarse en relación a la meta alcanzada.
- Servir de criterio en la elección de los medios y estrategias de enseñanza.
- Servir como indicador para cuestionar y mejorar la acción educativa, al poderse evaluar la calidad y eficacia del aprendizaje.
Así pues, el establecimiento de objetivos va a permitir la selección de los contenidos, determinar el nivel al que pretendemos desarrollarlos y la metodología docente adecuada para la consecución práctica de los mismos. El hecho de definir así lo que se pretende conseguir al final del proceso, nos permite evaluar tanto los conocimientos adquiridos por el alumno, como el ajuste del curso a la programación inicial. En la formulación de los objetivos se debe considerar, además de las necesidades de aprendizaje de los estudiantes, los recursos disponibles que permitan poder conseguirlos.
Consideramos también que unos objetivos bien definidos van a facilitar el aprendizaje del alumno al proporcionarle metas claras de cara a su preparación (sabe qué es lo importante), y a la vez va a aumentar su motivación, al proporcionarle elementos de juicio sobre los aspectos que van a ser evaluados. Los alumnos deben conocer los objetivos de la asignatura al comienzo de cada curso, pues la experiencia ha demostrado que el grado de aprovechamiento y eficacia logrado por el alumno es mayor si éste conoce previamente los objetivos a alcanzar.
3.1.2 Clasificación de los Objetivos
Durante los años sesenta, los educadores prestaron gran atención a los objetivos educativos. Mager (1973) publica un libro sobre cómo diseñar los objetivos para que se adapten a la enseñanza programada. Bloom y un grupo de colaboradores (1979) elaboraron un sistema de clasificación que dividía los objetivos en tres categorías principales relacionadas con el campo cognitivo, el afectivo y el psicomotor. Esta taxonomía ha sido la más utilizada en educación durante los años posteriores:
– Los objetivos cognitivos: son aquellos referidos a destrezas que intentan definir y categorizar las distintas formas en que se usa la información, habiendo desarrollado una escala jerarquizada que va desde la conducta simple y concreta hasta la más compleja y abstracta. El nivel inferior es el conocimiento, cuyo atributo es el recuerdo, le siguen la comprensión, la aplicación, el análisis, la síntesis y, en último lugar, la evaluación.
– Los objetivos afectivos: están relacionados con el patrón de adquisición de valores, actitudes y hábitos, de los menos comprometidos a los más comprometidos. En el nivel inferior un estudiante sólo pondría atención, en un segundo nivel presentaría alguna conducta nueva como resultado de la experiencia, progresando hacia la valoración, la organización y la categorización por valores.
– Los objetivos del ámbito psicomotor: se ocupan del desarrollo y uso de las habilidades prácticas. Un primer nivel de aprendizaje estaría constituido por la percepción del modelo a imitar, pasando posteriormente al control de su habilidad con cierta eficacia y siendo capaz, por último, de realizar tareas de forma automática con un alto grado de eficacia.
Independientemente de los ámbitos específicos hasta ahora mencionados, conviene distinguir, en cuanto a su grado de generalización, tres niveles de objetivos educativos, que se encuentran en estrecha relación: objetivos institucionales, generales y específicos:
- Objetivos institucionales: son los objetivos globales marcados por la legislación vigente que guían la formación general del alumno en base a un modelo y que podemos encontrar definidos en todas las memorias de los Títulos de Grado en Fisioterapia que se encuentran publicadas en las diferentes webs de cada universidad.
- Objetivos generales: corresponden a las capacidades que el estudiante debe haber adquirido al finalizar el programa de la asignatura. Han de tener como referente los objetivos institucionales. Están planteados de forma global, no se centran en ningún tema o concepto concreto y son el punto de partida para el desarrollo del programa.
- Objetivos específicos: parten de los objetivos generales y a la vez contribuyen a la consecución de los mismos. Expresan los conocimientos, actitudes y habilidades concretas que el estudiante debe alcanzar al finalizar el aprendizaje de cada unidad didáctica del programa, cuya consecución debe ser observable y evaluable según un criterio definido.
Una vez descrito los elementos fundamentales que integran la definición y clasificación de los objetivos, podemos añadir que, actualmente, estos objetivos están íntimamente relacionados con las competencias generales y específicas descritas para cada titulación, teniendo en cuanta que nos encontraremos con los objetivos generales de la titulación y los objetivos generales y específicos de las materias de cada titulación, teniendo en cuanta que se pueden definir estos objetivos en función de las competencias consideradas en el Título de Grado en Fisioterapia y que encontramos claramente definidas en el Libro Blanco para el Diseño del Título de Grado en Fisioterapia (2003).
Con estos planteamientos, entendemos que en las programaciones docentes deben aparecer un conjunto de objetivos generales y específicos (Zabalza, 1999; Salinas, 2005, Cotillas, 2005), sabiendo que los objetivos generales son la definición de los aprendizajes básicos que pretendemos que los estudiantes alcancen a través del desarrollo de su trabajo en la materia, entendiendo que el grado de mayor o menor abstracción en el que se habrán de definir estos objetivos estará determinado por la posterior definición en cada unidad temática de otros objetivos más concretos o específicos. Todos los objetivos se definen y presentan antes que la propia estructura de contenidos con la finalidad de “leer” o interpretar los contenidos que presentaremos y que servirán de guía para que el alumno conozca lo que realmente se pretende que aprenda o integre.