Objetivos de esta unidad didáctica
- Conocer los diferentes métodos de aplicación de los productos fitosanitarios.
- Elegir de forma correcta, el mejor método de aplicación.
- Conocer las diferentes formas de presentación de los productos fitosanitarios en función del método de aplicación.
- Conocer los factores que influyen en la aplicación correcta y eficiente de los productos fitosanitarios.
1. Introducción
Hasta ahora se ha trabajado con la elección de un producto fitosanitario en función de la plaga, enfermedad o mala hierba que se quiera controlar, buscando la mayor eficacia posible asumiendo los menores riesgos posibles para las personas que lo aplican, los consumidores y el medio ambiente. Se suele afirmar que el éxito de un tratamiento fitosanitario depende de:
- La buena elección del producto.
- La aplicación del producto en el momento preciso
- La aplicación de la dosis apropiada
- La interacción entre el producto y el problema que se quiera resolver.
Los dos últimos puntos dependen del método de aplicación empleado y de la maquinaria que se use. Es tan importante la elección del fitosanitario como la distribución de éste sobre las plantas o el suelo. Ahí entra el método de aplicación de los productos fitosanitarios.
Aunque se elija el mejor producto fitosanitario del mercado, si no se aplica de forma correcta, su efectividad será muy baja o nula.
La experiencia dice que muchas veces, la razón del fracaso de un tratamiento fitosanitario es una mala aplicación y no tanto el producto en sí.
Ejemplo:
Si utilizamos un producto de contacto, éste debe llegar a la plaga para que sea efectivo.
Se han colocado en una hoja de tomate dos papeles hidrosensibles, que cambian de color cuando se mojan (amarillo: seco, azul: mojado) uno en el haz o parte de arriba de la hoja (foto de la izquierda) y otro en el envés o parte de abajo (foto de la derecha).
El control de la plaga en el envés es bastante deficiente.
Los productos fitosanitarios se aplican de forma general sobre el cultivo o el suelo, de tres formas:
- Líquida: el producto se aplica, mezclado con agua, sobre el cultivo o el suelo.
- Sólida: se aplica el producto formulado sobre el cultivo o el suelo, directamente como sólido, en polvo o en gránulos.
- Gaseosa: el producto se aplica en forma gaseosa sobre el cultivo o el suelo. Este tipo de tratamientos está reservado para empresas especializadas con personal formado y que disponga del Carnet de Fumigador. Con el Carnet de Manipulador de Productos Fitosanitarios del nivel básico o cualificado no se pueden aplicar productos en forma gaseosa.
Las aplicaciones líquidas son las más frecuentes por la facilidad de manipulación, aplicación y dosificación en campo.
a) Pulverización:
Se basa en la emisión de un caldo formado por agua y el fitosanitario, que se deposita en forma de gotas sobre el cultivo o el suelo. Es la forma de aplicación que más se utiliza, siendo conocida en muchas zonas de Tenerife como “sulfatar”. La pulverización es el método normal de referencia a utilizar para el control de plagas y enfermedades en cultivo, así como para las malas hierbas.
La maquinaria para este tipo de aplicación es el pulverizador, del que existe una amplia variedad de equipos.
El tamaño de la gota es el aspecto más importante a tener en cuenta en el tratamiento.
El producto pasa en formas de gotas por el aire desde el pulverizador a la planta o al suelo. Por ello hay que prestar especial atención a las condiciones del clima, en especial el viento y la humedad. Al transportarse el producto en forma de gotas, las características de la gota son especialmente importantes en la pulverización.
Tamaño de las gotas:
Además de tener en cuenta los posibles problemas por deriva de las gotas, la elección
del tamaño de gota se basa en el tipo de producto a utilizar:
- Si lo que se desea es que el producto recubra la mayor parte de la superficie de la planta (productos de contacto) el tamaño de las gotas debe ser fino. Un tamaño de gota fina también consigue un gran número de impactos para alcanzar individuos pequeños y escondidos. Como una guía, el tamaño de gota para este tipo de tratamientos estaría entre 150 y 400 micras (0.15 a 0.4 mm)
- Si lo que se pretende es mojar la planta (productos sistémicos) conviene que las gotas sean un poco mayores, ya que pueden secarse demasiado rápido impidiendo que la planta absorba la materia activa. Según diversas fuentes, el tamaño de gota estaría entre 400 y 600 micras (0.4 a 0.6 mm).
- En el caso de los herbicidas, sobre todo si existen riesgos de deriva a cultivos cercanos, se recomienda el uso de gotas grandes, entre 600 y 800 mieras (0.6 a 0.8 mm).
¿Cómo conseguimos un tamaño de gota adecuado?: El tamaño de la gota se consigue con una elección adecuada de las boquillas y manejando la presión de trabajo de la maquinaria, como se verá en la Unidad 9.
b) Aplicación en el riego localizado:
Se basa en la aplicación del producto fitosanitario a través del agua de riego, mediante los sistemas de riego localizado, normalmente en riego por goteo. En la etiqueta debe estar la autorización expresa de su uso por medio del riego localizado. Esta técnica se usa normalmente para el control de plagas y enfermedades en cultivo con productos sistémicos específicos o bien para problemas de plagas y enfermedades de suelo.
Como ventajas principales tiene que se aprovecha el riego para una aplicación de fitosanitarios, con menores costes de mano de obra que otros sistemas, un menor riesgo por exposición de las personas que aplican los fitosanitarios, así como de residuos en las cosechas.
Como inconvenientes, además de que sólo pueden aplicarse en riego localizado, es que sólo determinados productos fitosanitarios pueden aplicarse de esta manera y que puede provocar que se forme un sólido que provocaría la obturación del sistema con aguas de baja calidad.
c) Espolvoreo:
En el espolvoreo se aplica el producto sólido en forma de polvo sobre el vegetal. Normalmente se usa una corriente de aire mediante un fuelle o turbina que arrastra el producto y lo deposita en la planta. El espolvoreo ha sido la forma tradicional de aplicación del azufre.
El espolvoreo se usa para el control de plagas y algunas enfermedades en cultivo, siendo un método a tener en cuenta en cultivos de follaje denso, donde es difícil que las gotas de la pulverización lleguen. Es una técnica rápida, al aplicarse directamente el producto formulado, no requiere agua (lo que es importante en zonas de secano) y tiene una muy buena penetración en el follaje, mejor que la pulverización.
Las máquinas que se usan para aplicar estos productos son los espolvoreadores, existiendo desde equipos de mano hasta equipos arrastrados por tractores.
Sin embargo, es una técnica muy dependiente del viento que llevaría con mucha facilidad el polvo fuera de la zona de tratamiento, pudiendo provocar que llegara a zonas no deseadas (deriva). La gama de productos con formulaciones para espolvoreo es mucho más reducida que para pulverización. Otros inconvenientes son en algunos casos, la poca adherencia del producto sobre la planta y la posibilidad de fitotoxicidades cuando hay altas temperaturas en el caso del azufre.
Cuando se utiliza un producto en espolvoreo tiene mayor persistencia que en pulverización, lo que en algunos casos puede ser una ventaja y en otros casos un inconveniente. Un ejemplo de lo segundo podría ser cuando se azufra el racimo de uvas cerca del envero, en algunos casos el producto llega a trasmitir sabores extraños al mosto.
d) Aplicación de gránulos:
Existen formulaciones de gránulos en el mercado específicas para su aplicación directa al suelo (GR). Se utilizan para problemas de plagas y enfermedades de suelo, normalmente antes de la siembra o trasplante.
Estos productos se aplican de forma homogénea al suelo o más frecuentemente, localizados en los surcos.
Para su aplicación suelen usarse abonadoras centrífugas o similares, en tratamientos a toda la superficie, y en el caso de tratamientos localizados, sembradoras con aplicadoras, siendo la siembra y el tratamiento simultáneo.
En pequeñas explotaciones la aplicación se produce de forma manual, siendo entonces prioritaria la protección de manos y brazos.
Puede ser conveniente, sobre todo con dosis de aplicación bajas, la mezcla del fitosanitario granulado con otro material para facilitar la distribución del producto, como arena o algún abono orgánico. Procure que el tamaño del gránulo y el del material sea similar para que se mezclen bien.
Sembradora en línea
Sembradora en línea
e) Aplicación localizada en cebos
Algunas formulaciones de insecticidas y prácticamente todas las formulaciones de rodenticidas vienen en forma de cebos, en los que la materia activa viene mezclada con un alimento para que la plaga lo consuma y sufra una intoxicación. Esta forma de aplicación es bastante segura para el aplicador y genera muy pocos residuos en los cultivos y el medio ambiente al no liberarse el fitosanitario.
Portacebos para rodenticida. El cebo se coloca dentro para evitar que lo consuman animales domésticos
También se podrían englobar en este apartado las trampas para captura de insectos mediante atrayentes alimenticios (moscas de la fruta) o feromonas (adultos de orugas o picudo de la platanera). Una vez entran los insectos en la trampa, mueren bien al quedarse atrapados dentro o por la presencia de algún fitosanitario que las mata.
f) Fumigación:
Es la aplicación de productos en estado gaseoso o que se convierten en gases tras un proceso. Están orientadas a la desinfección de espacios cerrados (almacenes, camiones, etc) o del suelo. Este tipo de tratamientos está reservado para empresas especializadas con personal formado y que disponga del Carnet de Fumigador.
Con el Carnet de Manipulador de Productos Fitosanitarios del nivel básico o cualificado NO se pueden aplicar productos en forma gaseosa o que generen gases.
3. Formas de presentación de los productos fitosanitarios
Como se ha comentado, los productos fitosanitarios se formulan en función del tipo de aplicación elegido. Por ello hay debe comprarse la presentación adecuada al tipo de aplicación que vayamos a usar.
Hay que tener en cuenta que una formulación está pensada para un tipo de aplicación determinada por la concentración de materia activa y la presencia o ausencia de determinado coadyuvantes. Así, los productos para espolvoreo son específicos, con la presentación polvo para espolvoreo (DP). No deben utilizarse otras formulaciones para aplicar en espolvoreo como polvos mojables, polvos solubles, etc.
4. Factores generales a tener en cuenta para una aplicación eficiente y correcta
La aplicación de un producto fitosanitario debe conseguir el efecto deseado de control de la plaga o enfermedad, empleando la cantidad mínima de producto y limitando al máximo la contaminación del medio ambiente y los riesgos para las personas que realicen el tratamiento y para los consumidores de los productos obtenidos.
Pasos a seguir:
a) Antes de la aplicación del producto:
- Regule el equipo antes de la aplicación, en función del equipo que use (pulverizadores, espolvoreadores, aplicaciones en riego localizado).
- Compruebe que la boquilla y la presión de trabajo son las adecuadas para el tratamiento que se quiera dar.
- La elección del tipo de aplicación y la maquinaria influyen en la dosificación del producto. Previamente debe conocerse el gasto de caldo necesario para tratar la parcela que tiene problemas. Se recomienda que se tengan datos propios, bien por experiencia o realizando pruebas con agua. Para ello, simplemente es necesario cargar el equipo que vayamos a usar con una cantidad conocida de agua (en una máquina de mano de 16 litros, bastaría con 2 litros), trabajar con la boquilla y la presión de trabajo normal sobre el cultivo a tratar y comprobar en cuanta superficie se gasta esa cantidad de agua. Puede ser conveniente saber además cuanto tiempo se tarda. Como orientación podría servir la siguiente tabla:
En el caso de espolvoreadores, compruebe que su gasto es similar al que viene marcado en la etiqueta. En el caso del azufre, el gasto debe estar entre 30 y 40 kg/ha (3 a 4 kg/1000 m2).
- Asegúrese que el producto está alcanzando la zona que desea tratar. Para ello, ajuste la maquinaria a la altura del cultivo, regule la orientación de las boquillas, la velocidad de la máquina y en el caso de atomizadores, la velocidad del chorro de aire, para que todo el caldo caiga en el cultivo y no haya derivas.
- En el caso de aplicaciones por riego localizado, la instalación debe tener una buena uniformidad (todos los goteros deben aplicar la misma cantidad de agua aproximadamente). Compruebe que sólo se está regando la zona donde se desea aplicar el producto. Lo normal es regar con agua sola los primeros minutos, aplicar el producto fitosanitario casi al final del riego y dejar al menos 5 minutos al final con agua sola para que no quede producto fitosanitario en las tuberías.
- En todos los casos, protéjase adecuadamente de acuerdo con el tipo de producto que vaya a utilizar.
- Evite los derrames accidentales cuando se está llenando el depósito.
- Realizar el triple enjuage de los envases de productos líquidos cuando se vacían, vertiendo el sobrante en el depósito. Lleve los envases vacíos al punto de recogida SIGFITO.
b) Durante la aplicación del producto:
- Compruebe que el tratamiento está bien realizado. En pulverización se considera que se debe mojar la hoja sin que llegue a escurrir (el llamado punto de goteo). Si una parte importante de las hojas escurren estaríamos aplicando demasiado caldo.
Pulverización hasta punto de goteo
- En espolvoreo, la distribución debe ser uniforme, evitando tanto las hojas sin producto como los excesos, que pueden provocar un gasto excesivo de productos y que termine en el suelo, lo que suele ser frecuente en aplicaciones a mano de azufre.
- En el caso de aplicación de gránulos, es conveniente que el producto se distinga bien del suelo, para comprobar que la aplicación está siendo uniforme y evitar realizar más de una pasada por una misma zona.
En el caso que el color del gránulo no se distinga bien del suelo, sería recomendable que se mezclara con un producto como yeso para que se vea bien la zona tratada.
- Se recomienda tratar con velocidades del viento menores de 5 km/h. Una forma aproximada de determinar la velocidad del viento es la llamada Escala de Beaufort, que se basa en observaciones.
Realice los tratamientos en las horas de menor velocidad del viento (primera hora de la mañana), acerque lo más posible las boquillas al cultivo para evitar la deriva, evite el uso de boquillas de gota muy fina.
- No trate cuando hay previsión de lluvia, para evitar que arrastre los productos al suelo. Esto es especialmente importante en productos de contacto
- Si hay una corriente de agua debe dejar una zona de seguridad de 5 m de ancho sin tratar. En Canarias, se debe tener mucho cuidado con los canales abiertos y atarjeas de distribución de agua. Esta banda de seguridad es de 25 m para regulación y comprobación de equipos
- Para evitar derivas, puede ser interesante de sistemas que dirijan el chorro exclusivamente a la zona a tratar. Para los equipos más pequeños tenemos las campanas de aplicación que se colocan al final de las lanzas, con las boquillas dentro. También existen sistemas para equipos más grandes.
Izquierda: Aplicación con campanas de tratamiento. Derecha. Campanas de tratamiento para lanzas para boquillas de hendidura (arriba) y para boquillas de turbulencia (derecha).
- Debe evitarse el realizar más de un pase al cultivo. Si le damos dos pases de producto, estamos doblando la dosis que estamos aplicando.
- Si está usando maquinaria, desconecte la bomba cuando esté maniobrando o dando giros para evitar desperdiciar producto y contaminar.
c) Después de la aplicación del producto:
- Respete el plazo de seguridad entre el último tratamiento y la cosecha.
- Limpie bien el equipo con agua, eliminando los fondos de lavado sobre la parcela tratada.
- Limpie los equipos de protección individual
- Lávese bien las manos y la cara. En cuanto sea posible, cámbiese de ropa y tome una ducha.