UNA ADECUADA VALORACIÓN DE SÍ MISMO
Conocer nuestros recursos, nuestras capacidades y nuestras limitaciones internas
Las personas dotadas de esta competencia
- Son conscientes de sus puntos fuertes y de sus debilidades
- Reflexionan y son capaces de aprender de la experiencia
- Son sensibles al aprendizaje sincero de la experiencia, a los nuevos puntos de vista, a la formación continua y al desarrollo de sí mismo
- Cuentan con un sentido del humor que les ayuda a tomar distancia de sí mismos
Puntos Ciegos
Permanecer ciego ante nuestros propios problemas puede poner en peligro nuestra carrera. Un estudio comparativo de los ejecutivos que fracasaban y de aquellos otros que desempeñaban adecuadamente sus funciones demostró que, si bien ambos grupos poseen puntos flacos, la principal diferencia radica en que los primeros son incapaces de aprender de sus propios errores e insuficiencias . Los ejecutivos fracasados parecen mostrarse muy poco dispuestos a reconocer sus propios errores y desdeñan a las personas que osan señalárselos. Su resistencia es, pues, un claro indicador de que no pueden hacer nada por cambiar las cosas.
Cierto estudio demostró que el rasgo distintivo de varios cientos de ejecutivos «estrella» pertenecientes a doce empresas diferentes era la precisión en la valoración de sí mismos. Pero esto no significa que las habilidades de los trabajadores «estrella» estudiados sean ilimitadas sino que son conscientes de sus límites y que, en consecuencia, conocen los aspectos que deben mejorar o saben cuándo deben trabajar con alguien que posea una capacidad de la que ellos carecen.
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Nuestras Fortalezas y Nuestras Debilidades
Todos nosotros compartimos esa tendencia a la negación, una estrategia emocionalmente cómoda que nos protege del sufrimiento que se deriva del hecho de reconocer nuestras verdades más crueles, una actitud defensiva, en suma, que puede adoptar múltiples formas: minimizar los hechos, soslayar información crucial, racionalizar y buscar «buenas excusas», recursos, todos ellos, que cumplen con la función de distorsionar nuestra realidad emocional. Y las personas que nos rodean tienden a secundar nuestras negaciones. En ese sentido, una de las informaciones más difíciles de conseguir dentro del mundo empresarial es un » reaprendizaje » constructivo y sincero de lo que estamos haciendo, especialmente de nuestros errores. Colaboradores, subordinados y jefes emplean mucho más tiempo en quejarse de los posibles errores de una tercera persona que en comunicárselo abierta y sinceramente. Parece existir una especie de pacto fáustico, una confabulación que nos lleva a actuar como si todo estuviera bien cuando en realidad no lo está, comprando una apariencia de armonía y eficacia al precio de la única verdad que podría permitirnos progresar.
Siempre que alguien se comporta así en una situación determinada expresa los signos inequívocos de la existencia de un punto ciego. Pero, si bien en los estratos inferiores de una organización resulta más fácil pasar por alto este tipo de problemas como meras «chifladuras», en los escalafones superiores, sin embargo, sus consecuencias se magnifican y sus efectos adversos no sólo son importantes para la persona que los experimenta sino también para la totalidad del grupo.
A continuación enumeraremos algunos de los puntos ciegos más comunes —y costosos— , determinados a partir de un estudio realizado por Robert E. Kaplan con cuarenta y dos ejecutivos que, por decirlo de algún modo, habían fracasado después de alcanzar el éxito. Y, aunque el estudio abarca un espectro que va desde los directores generales hasta los jefes de departamento, resulta, sin embargo, aplicable a cualquier nivel del escalafón:
- Ambición ciega: Tiene que vencer siempre o parecer «adecuado» en todo momento, compite en lugar de colaborar, exagera su propia valía y contribución; es jactancioso y arrogante, juzga a las personas en términos de blanco y negro en tanto que aliados o enemigos.
- Objetivos poco realistas: Suele fijar objetivos demasiado ambiciosos y frecuentemente inalcanzables para el grupo o la organización, también es poco realista con respecto a lo que se requiere para que el trabajo funcione.
- Esfuerzo desmedido: Trabaja compulsivamente a expensas del resto de su vida, huye del vacío, es propenso al burnout.
- Intromisión: Fuerza a las personas y las lleva más allá de su límite; ejerce su dirección de un modo asfixiante y no delega funciones; se muestra mordaz, implacable e insensible al daño emocional que pueda infligir a los demás.
- Sed de poder: No busca el poder para el colectivo sino cínicamente para sí o para sus propios intereses, impone su propia agenda personal independientemente de las demás alternativas; es explotador.
- Necesidad insaciable de reconocimiento: Es adicto a la gloria, capitaliza los esfuerzos de los demás y les acusa también de los errores, es capaz de sacrificar cualquier cosa en aras de su próxima victoria.
• Preocupación por las apariencias: Necesita parecer bueno a toda costa , se halla abiertamente preocupado por su imagen pública, anhela el lujo material que conlleva el prestigio.
- Necesidad de parecer perfecto: Las críticas, por más fundadas que sean, le irritan o le producen rechazo, condena a los demás por sus propios errores, es incapaz de admitir sus equivocaciones o sus debilidades personales
La función de estos puntos ciegos no es otra que la de impedir que las personas lleguen a conocerse a sí mismas, puesto que tal cosa les obligaría a admitir algo —sus propios errores— que no están dispuestos a reconocer. Esta necesidad de la negación hace que esta gente sea completamente refractaria a cualquier aprendizaje de la experiencia hasta el punto de que trabajar con ellos, o para ellos, puede acabar convirtiéndose en una verdadera pesadilla. Todas las competencias del mundo laboral son hábitos aprendidos y, en consecuencia, si tenemos alguna carencia en uno o en otro sentido, siempre podemos aprender a hacer mejor las cosas. En este sentido, la persona arrogante e impaciente puede aprender a escuchar y tener en cuenta las opiniones ajenas, y el adicto al trabajo puede aprender a moderar su ritmo laboral y a armonizarlo más adecuadamente con su vida. Pero el hecho es que este tipo de progresos jamás puede tener lugar si no se comienza dando antes el primer paso, que consiste en conocer el modo en que esos hábitos perjudican e intoxican nuestras relaciones. Sin el menor atisbo del efecto que tienen este tipo de hábitos sobre nosotros y sobre los demás, careceremos de la motivación necesaria para cambiarlos.
Caminos para mejorar
Los trabajadores «estrella» buscan deliberadamente la retroalimentación y desean conocer la opinión que los demás tienen de ellos porque saben que se trata de una información sumamente valiosa. Tal vez esto pudiera explicar por qué las personas que se conocen bien a sí mismas son también mejores trabajadores, ya que, muy presumiblemente, su autoconciencia les permite corregir continuamente sus fallos.
La conciencia de uno mismo constituye un instrumento valiosísimo para el cambio , especialmente en el caso de que nuestra necesidad de cambio se halle en consonancia con nuestras propias metas personales, con nuestra «misión» y con nuestros valores fundamentales, entre los que se incluye la creencia de que el hecho de intentar mejorar es algo positivo.
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1. ¿Qué es una Adecuada Valoración de Sí Mismo?
Es la habilidad de percibirnos de manera realista, sin sobreestimar ni subestimar nuestras capacidades. Una valoración adecuada no solo se enfoca en nuestras competencias, sino también en cómo manejamos nuestras emociones, relaciones y metas personales.
Esta competencia se manifiesta cuando:
- Somos conscientes de nuestras fortalezas y las aprovechamos.
- Reconocemos nuestras limitaciones sin que afecten nuestra autoestima.
- Nos sentimos cómodos con quienes somos, manteniendo una mentalidad de crecimiento.
2. Características de una Valoración Adecuada de Sí Mismo
- Autoconciencia: Comprender y aceptar nuestras emociones, comportamientos y patrones de pensamiento.
- Autoaceptación: Reconocer nuestras fortalezas y debilidades como parte de nuestra identidad.
- Confianza en las Decisiones: Sentirnos seguros al tomar decisiones basadas en nuestros valores y habilidades.
- Capacidad para Aprender de los Errores: Ver los fracasos como oportunidades de aprendizaje y no como una amenaza a nuestra autoestima.
- Establecimiento de Límites: Saber cuándo decir «no» y proteger nuestro tiempo y energía.
- Humildad: Aceptar que no lo sabemos todo y estar abiertos a aprender de los demás.
3. Diferencia entre Valoración Adecuada y Excesiva/Subestimada
Aspecto | Adecuada Valoración | Valoración Excesiva | Valoración Subestimada |
---|---|---|---|
Actitud hacia errores | Aprender y mejorar | Culpar a otros | Evitar desafíos por miedo al fracaso |
Relaciones | Relacionarse con respeto mutuo | Dominación o arrogancia | Sumisión o dificultad para expresarse |
Seguridad personal | Confianza equilibrada | Exceso de confianza o ego | Inseguridad constante |
Autoevaluación | Realista y objetiva | Inflada y desconectada de la realidad | Crítica destructiva |
4. Cómo Desarrollar una Adecuada Valoración de Sí Mismo
1. Desarrollar la Autoconciencia
El primer paso es conocerte profundamente. Identifica tus emociones, valores, fortalezas y áreas de mejora.
- Ejercicio: Lleva un diario donde registres situaciones en las que te sentiste exitoso o desafiado. Reflexiona sobre lo que contribuyó a esas emociones.
2. Practicar la Autoaceptación
Reconoce que eres humano, con virtudes y defectos. Aprende a valorar ambos como parte de tu crecimiento personal.
- Ejercicio: Cada día escribe tres cosas que aprecias de ti mismo, tanto en términos de carácter como de habilidades.
3. Solicitar Retroalimentación
Pide opiniones a personas de confianza sobre cómo te perciben en diferentes áreas. Esto te ayudará a tener una perspectiva más objetiva.
- Ejemplo: Pregunta a un colega qué considera tus puntos fuertes en el trabajo y cómo podrías mejorar.
4. Desafiar Pensamientos Negativos
Identifica creencias limitantes y trabaja para reemplazarlas con afirmaciones más equilibradas.
- Ejemplo: Cambia «No soy lo suficientemente bueno» por «Estoy trabajando en mejorar y aprendiendo cada día».
5. Establecer Metas Realistas
Define metas alcanzables que estén alineadas con tus capacidades y valores.
- Ejemplo: Si estás aprendiendo una nueva habilidad, establece un plan de práctica gradual en lugar de esperar la perfección inmediata.
6. Celebrar Logros
Reconoce y celebra tus éxitos, grandes y pequeños, para reforzar la confianza en tus capacidades.
- Ejercicio: Al final de cada semana, haz una lista de lo que lograste y cómo te sentiste al respecto.
7. Desarrollar la Resiliencia
Acepta los contratiempos como parte del camino y utiliza estas experiencias para crecer.
- Ejemplo: Reflexiona sobre un fracaso pasado y escribe las lecciones aprendidas.
5. Indicadores de una Valoración Adecuada de Sí Mismo
- Aceptación de Críticas: Eres capaz de recibir críticas constructivas sin sentirte amenazado o rechazado.
- Toma de Decisiones: Confías en tu juicio y actúas en consecuencia.
- Relaciones Saludables: Interactúas con los demás desde una posición de igualdad, sin necesidad de impresionar ni menospreciarte.
- Actitud Equilibrada: No buscas la perfección, sino el progreso constante.
- Perspectiva Realista: Reconoces tus logros sin exagerarlos ni minimizarlos.
6. Ejercicios para Mejorar la Valoración de Sí Mismo
1. Lista de Logros y Talentos:
Haz una lista de tus logros, habilidades y características positivas. Revisa esta lista cada vez que sientas inseguridad.
2. Diario de Pensamientos Positivos:
Escribe pensamientos positivos sobre ti mismo cada noche antes de dormir.
3. Agradecimiento Diario:
Practica la gratitud hacia ti mismo por al menos una cosa que hayas hecho bien cada día.
4. Role Playing:
Ensaya situaciones desafiantes, como hablar en público o manejar un conflicto, para desarrollar confianza en tu capacidad de afrontarlas.
7. Beneficios de una Valoración Adecuada de Sí Mismo
- Mejora del Bienestar Emocional: Una valoración equilibrada reduce el estrés y la ansiedad, fomentando un mayor equilibrio emocional.
- Mayor Resiliencia: Permite afrontar contratiempos sin que afecten tu autoestima.
- Relaciones Más Saludables: Las personas con una valoración adecuada se relacionan desde un lugar de autenticidad y respeto.
- Desarrollo Personal y Profesional: Facilita la toma de riesgos calculados, esenciales para el crecimiento.
- Fortalecimiento del Liderazgo: Inspirar confianza en los demás comienza con tener confianza en uno mismo.