* Tintes vegetales: el azafrán o las agallas de roble para el amarillo; índigo para el azul; y raíces de rubia u hojas y flores de alheña para los distintos tonos de rojo.
* Tintes animales: el más importante es la cochinilla, y anteriormente la laca india, ambos obtenidos de insectos. También tuvo su importancia un tinte púrpura obtenido del caracol.
* Tintes minerales: karaboja para el negro, lo mismo que el óxido de hierro; sulfato de hierro para el marrón; sulfato de cobre para el verde, etc. .
Los colores pueden variar también dependiendo, por ejemplo, del contenido de grasa de lana o de la composición química en el proceso de teñido.
Si bien la importancia de los colores en una alfombra reside en el efecto visual del conjunto, esta introducción no estaría completa sin un breve comentario sobre el simbolismo de algunos colores en I rán. El verde es el color sagrado del Profeta y su uso está muy restringido a aquellos lugares en que es poco probable que sea pisado. Es, además, el color de la esperanza, la renovación, la vida y la primavera.
El rojo es el color del fuego, el entusiasmo, el valor, la suerte, la alegría, la virilidad y la fe. El azul representa la fuerza y el poder. El naranja tiene un significado de humildad y piedad; es el color de los derviches. El amarillo es el color del sol, que irradia la alegría de vivir. El blanco está asociado a la inocencia, la limpieza, la pureza de corazón y la generosidad.
El negro se encuentra raramente en las alfombras excepto para perfilar los diseños. Es el color del luto.