LOS LABIOS
Objeto de culto y símbolo de feminidad, la barra de labios es un producto mágico que, con un simple toque, proporciona luminosidad y borra el cansancio. No es de extrañar que esté en cabeza de los productos de maquillaje más vendidos y que sea objeto de todas las atenciones de los laboratorios de investigación en la búsqueda de la fórmula perfecta. Cada marca tiene sus componentes, su método de fabricación y sus propios envases, pero todas rivalizan entre sí en la investigación de las texturas,
formulando barras cada vez más confortables. Las composiciones van evolucionando en función de las nuevas materias y de los beneficios cosméticos que se le añadan, pero la fórmula de base debe responder a unas características concretas: solidez a la temperatura ambiente y, al mismo tiempo, suficiente elasticidad para poder aplicarla con una suave presión; resistencia al calor, para no fundirse a altas temperaturas y, por último, estabilidad en el tiempo (hasta 3 años) sin descomponerse, ni desnaturalizarse.
Una buena barra de labios debe tener las siguientes cualidades:
– Poder aplicarse con facilidad y pintar con una ligera pasada sin necesidad de apretar, tanto con frío como con calor, sin derretirse ni helarse.
– Ser agradable al olfato y al gusto.
– El color ha de ser inalterable y resistente a la luz, sin sufrir variaciones mientras se lleva.
– La superficie de la barra tiene que ser brillante, homogénea y luminosa, características imposibles de conseguir si no es con materias primas de primera calidad.
– La película sobre los labios deber ser uniforme y adhérente y nunca grasienta o espesa; debe mantenerse inalterable al contacto con otras pieles u objetos y ser resistente al agua.
TIPOS DE BARRAS DE LABIOS
Actualmente, las posibilidades de elección son inmensas, desde la barra persistente que ha suavizado su consistencia hasta el brillo natural que ha aumentado su permanencia. Todas son, además, verdaderos productos de tratamiento concebidas con la tecnología más avanzada. Para juzgar una barra de labios los parámetros esenciales son el brillo, el deslizamiento, la untuosidad y la permanencia. Cuanto más
brillante y deslizante sea, menos permanecerá; inversamente, cuanto más seca mejor será su adherencia. En grandes líneas las barras se podrían clasificar de la siguiente forma:
TRANSPARENTE: apenas cubriente, se contenta con colorear discretamente los labios haciéndolos brillar. Perfecta para los labios secos o delicados que no soportan los pigmentos coloreados, para las detractoras del maquillaje y defensoras de la naturalidad o para las épocas de vacaciones. Se puede utilizar sola o encima de la barra tradicional. Su inconveniente es que no permite un dibujo preciso
y que debido a su ligereza, permanece poco tiempo; en contrapartida, es muy fácil de aplicar y los retoques se pueden hacer tantas veces como se quiera, incluso sin espejo. Pues ni se desborda ni forma placas. Su fórmula es muy rica en activos hidratantes, suavizantes y en filtros solares, por lo que protege los labios del viento, frío o sol. Es muy suave y confortable y proporciona un efecto luminoso y natural ya que aunque esté coloreada, la textura de los la bios permanece visible.
BRILLO: sus características son semejantes a la anterior, pero su textura es más grasienta y su color, cuando lo lleva, mucho más ligero. Se suele presentar en tarro en cuyo caso se aplica con el dedo, o en envases con aplicador de esponja. Está desaconsejada para los labios con arrugas, ya que tiende a deslizarse por ellas.
CREMOSA: es la barra clásica. Su textura es muy rica, nutritiva y untuosa y es muy recomendable para los labios secos o irritables, ya que forma una películ a protectora muy confortable.
Actualmente se ha conseguido conjugar la untuosidad con la permanencia, manteniendo el p oder de deslizamiento y dejando una película coloreada fina y uniforme que permanece varias horas.
MATE: es muy cubriente y densa, aunque no espesa, permanece muchas horas y proporciona un efecto empolvado muy refinado, pero su aplicación requiere minucio sidad y cierta pericia. Además, es imprescindible que los labios estén en perfectas condiciones para que el color se deslice bien y no se
apelmace en los pellejos, y que el trazo contorno esté previamente dibujado y sea impecable.
LARGA DURACIÓN: es la última generación de barras de labios y en ellas la fórmula tradicional varía el porcentaje entre ceras, aceites y polvos aumentando la cant idad de éstos hasta un 30% (lo habitual es un 4% o un 5%). El resultado es una adherencia óptima, un efecto mate muy satinado una película fina, suave y muy resistente. Lleva más cantidad de pigmentos coloreados que las clásicas y su color más resplandecie nte, más cubriente y duradero. Exige eso sí, una aplicación esmerada y conviene que vaya sobre un rostro perfectamente maquillado.
Las barras de labios existen actualmente en gran variedad de envases que podemos dividir en 6 tipos:
BARRA: la más utilizada, con distintas formas y tamaños.
Normalmente es cilíndrica, aunque también existen rectangulares, hexagonales o cuadradas.
TUBO CON APLICADOR DE ESPUMA: se utiliza para los brillos y las transparentes; es fácil y rápido de usar.
TARRO: para aplicar con el dedo, se utiliza solamente para los brillos.
POLVERA: el último envase para el maquillaje de labios. Incluye un pequeño pincel dentro de la caja.
LÁPIZ: más grueso que el lápiz del contorno, se aplica directamente. Además de las barras, el maquillaje de labios se completa con:
LÁPIZ PARA EL CONTORNO DE LÁBIOS: sirve para definir o dibujar con nitidez el borde; es imprescindible tanto para las correcciones del contorno como para conseguir una mayor duración del color en los labios. Es untuoso, mate y bastante empolvado y la mina es suave, con el fin de que se deslice bien sobre los labios sin resecar.
Lo ideal es tener cuatro lápices: uno en tonos cálidos (anaranjado), otro en tonos fríos (rosa, fucsia), otro rojo y otro lo más parecido a la carnación.