LA MADERA EN LOS VINOS
Conocidas como barricas, toneles, barriles y demás denominaciones, son los recipientes utilizados para la conservación de los vinos.
Su fin no es otro que el de domar en algunos casos aquellos caldos cuya rebeldía no desaparece con la botella.
El pino, castaño, fresno, cerezo fueron las maderas más utilizadas pasando poco a poco a ser desplazadas por el ROBLE.
Influencia de la crianza sobre el vino tinto
En términos generales una barrica de un año aporta un total de 200mg/l de tanino y una de tres años 50mg/l de tanino.
La materia prima es el roble (Quercus robur) siendo el roble francés o Limousin procedente de las zonas de Tronçais, Nevers y Alliers el más apreciado en la tonelería.
Esta madera se produce en suelos ricos en materia orgánica, los árboles son grandes y el proceso de extracción de las duelas para la barrica es a corte hendido, este proporciona una madera dura y rugosa de suave tanino y rico en vainillina, el cual comunica a los tintos un delicado aroma.
Capacidades de los principales envases de madera:
• Barrica Riojana posee una capacidad de 225 l, las duelas más largas y anchas (3cm) que la bordelesa.
• Jerezana o bota, 600 l
• La pipa, 550 l y es típica de Oporto
• Bocoy, menor a 600 l
• Bordelesa, 225 l
CURIOSIDADES:
Los vinos pierden agua y alcohol dependiendo de la humedad relativa que posea la bodega (75% ideal y 14ºC)), así en bajas temperaturas la perdida de agua es menor que de alcohol y viceversa.
Una barrica nueva a estrenar absorbe unos 5 litros de vino aproximadamente en su primer año de vida.
Llenamos con mosto o vino que no sea de consumo durante 5 ó 10 días, se desecha el líquido resultante y se limpia con agua a presión de 70ºC.