LA AUTORREGULACIÓN DE LAS EMOCIONES
La autorregulación emocional no sólo tiene que ver con la capacidad de disminuir el estrés o sofocar los impulsos, sino que también implica la capacidad de provocarse deliberadamente una emoción , aunque ésta sea desagradable. Según me han dicho, algunos recaudadores de impuestos se motivan para llamar por teléfono induciéndose un estado anímico de enojo e irritabilidad; los médicos que están obligados a dar malas noticias a sus pacientes o a los familiares de éstos deben aparentar un estado de ánimo tan sombrío y serio como el de los empleados de la funeraria que atiende a la afligida familia, mientras que en la industria de los servicios y de los grandes almacenes son proverbiales las recomendaciones para que los vendedores se muestren amables con los clientes.
Pero cuando hablamos de autocontrol emocional no estamos abogando, en modo alguno, por la negación o represión de nuestros verdaderos sentimientos . El «mal» humor, por ejemplo, también tiene su utilidad; el enojo, la melancolía y el miedo pueden llegar a ser fuentes de creatividad, energía y comunicación; el enfado puede constituir una intensa fuente de motivación, especialmente cuando surge de la necesidad de reparar una injusticia o un abuso; el hecho de compartir la tristeza puede hacer que las personas se sientan más unidas y la urgencia nacida de la ansiedad —siempre que no llegue a atribularnos— puede alentar la creatividad.
También hay que decir que el autocontrol emocional no es lo mismo que el exceso de control, es decir, la extinción de todo sentimiento espontáneo que, obviamente, tiene un coste físico y mental. La gente que sofoca sus sentimientos —especialmente cuando son muy negativos— eleva su ritmo cardíaco, un síntoma inequívoco de hipertensión. Y cuando esta represión emocional adquiere carácter crónico, puede llegar a bloquear el funcionamiento del pensamiento, alterar las funciones intelectuales y obstaculizar la interacción equilibrada con nuestros semejantes.
Por el contrario, la competencia emocional implica que tenemos la posibilidad de elegir cómo expresar nuestros sentimientos. Esta aguda sensibilidad emocional se vuelve particularmente importante en el marco de la economía global actual, puesto que las reglas básicas que rigen la expresión emocional varían de una cultura a otra y, de este modo, lo que resulta apropiado en un determinado entorno social puede ser completamente inadecuado en otro. Por ejemplo, los ejecutivos de las culturas emocionalmente más reservadas —como el norte de Europa—, suelen ser calificados de «fríos» y distantes por sus colegas latinoamericanos.
Manual de Inteligencia Emocional
En los Estados Unidos, la falta de expresividad emocional suele ser considerada negativamente como una muestra de distanciamiento e indiferencia. Un estudio llevado a cabo con unos dos mil supervisores, directores y ejecutivos de empresas de nuestro país reveló la existencia de un poderoso vínculo entre la falta de espontaneidad y el bajo rendimiento laboral. Así, mientras los directivos «estrella» eran más espontáneos que sus colegas mediocres, los ejecutivos —en tanto que colectivo— eran mucho más comedidos en su expresión emocional que los jefes de niveles inferiores. Es como si los ejecutivos concedieran más importancia al impacto que pueda tener el hecho de expresar un sentimiento «inadecuado» .
El estilo comedido que impera en los niveles más elevados nos transmite la sensación de que el entorno laboral es un caso aparte en lo que concierne a las emociones, una «cultura» ajena al resto de la vida. En el entorno íntimo de los amigos o de la familia, no sólo podemos sacar a relucir y lamentarnos de cualquier cosa que nos apesadumbre, sino que debemos hacerlo, pero las reglas emocionales del mundo laboral son muy diferentes.
La autorregulación — la capacidad de controlar nuestros impulsos y sentimientos conflictivos — depende del trabajo combinado de los centros emocionales y los centros ejecutivos situados en la región prefrontal. Ambas habilidades primordiales —el control de los impulsos y la capacidad de hacer frente a los contratiempos— constituyen el núcleo esencial de cinco competencias emocionales fundamentales:
• Autocontrol: Gestionar adecuadamente nuestras emociones y nuestros impulsos conflictivos.
• Confiabilidad: Ser honrado y sincero.
• Integridad: Cumplir responsablemente con nuestras obligaciones.
• Adaptabilidad: Afrontar los cambios y los nuevos desafíos con la adecuada flexibilidad. • Innovación: Permanecer abierto a nuevas ideas, perspectivas e información.
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¿Qué es la Autorregulación Emocional?
La autorregulación emocional implica ser consciente de las emociones que experimentas y, a partir de esa consciencia, tener la capacidad de manejarlas de manera adecuada. Esto no significa suprimir o ignorar las emociones, sino regularlaspara que no dominen las decisiones y acciones, especialmente en momentos de estrés o conflicto.
Esta habilidad nos permite actuar de manera proactiva y reflexiva, en lugar de reactiva. Por ejemplo, en lugar de reaccionar con ira cuando algo no sale como esperabas, la autorregulación te permite reconocer esa ira, calmarte y responder de una manera más constructiva.
Componentes de la Autorregulación Emocional
La autorregulación emocional abarca varios aspectos clave de la inteligencia emocional:
- Conciencia Emocional: El primer paso para autorregular tus emociones es ser consciente de lo que sientes. Es necesario identificar y etiquetar las emociones correctamente, lo que permite abordar la situación con más claridad. A menudo, las emociones pueden ser complejas y estar compuestas por varias sensaciones a la vez, como frustración y tristeza, y reconocer esto ayuda a regularlas mejor.
- Control de Impulsos: El control de los impulsos es la capacidad de pausar antes de actuar. Cuando te enfrentas a una emoción intensa, el impulso inmediato puede ser reaccionar de manera irracional o impulsiva. El control de impulsos te permite tomar ese momento de pausa, respirar profundamente, reflexionar y elegir una respuesta más adecuada.
- Manejo del Estrés: En momentos de alta presión, la autorregulación ayuda a mantener la calma y encontrar soluciones a los problemas en lugar de dejarse llevar por el pánico o la ansiedad. Esta habilidad es esencial en situaciones difíciles, ya que las personas que pueden manejar su estrés son más resilientes y eficaces en la resolución de problemas.
- Adaptabilidad: La capacidad de ajustar tu comportamiento y emociones según la situación es un signo de flexibilidad emocional. Las personas con una alta capacidad de autorregulación son capaces de adaptarse rápidamente a los cambios o desafíos sin perder la compostura, lo que les permite seguir siendo productivas y efectivas.
- Orientación hacia metas: La autorregulación también implica mantener el enfoque en tus metas y prioridades a pesar de las distracciones emocionales. Cuando las emociones se manejan adecuadamente, es más fácil mantenerse motivado y alineado con los objetivos a largo plazo, sin perderse en frustraciones momentáneas o obstáculos temporales.
Beneficios de la Autorregulación Emocional
- Mejora de las relaciones interpersonales: Las personas que dominan la autorregulación son más capaces de mantener relaciones saludables, ya que pueden evitar conflictos innecesarios y reaccionar de manera equilibrada en situaciones tensas. Además, son más capaces de comprender las emociones de los demás, lo que mejora la empatía y la comunicación.
- Mayor capacidad de toma de decisiones: Al manejar tus emociones de manera efectiva, puedes tomar decisiones más objetivas y basadas en el análisis, en lugar de actuar bajo la influencia de emociones intensas que podrían nublar tu juicio.
- Reducción de la ansiedad y el estrés: La autorregulación reduce la intensidad de las emociones negativas como el estrés, la frustración y la ira, lo que contribuye a un mayor bienestar emocional y mental.
- Desarrollo de la resiliencia: Las personas que practican la autorregulación emocional son más resilientes ante los fracasos o adversidades. Al no dejarse dominar por emociones negativas, son capaces de recuperarse más rápido y enfrentar los desafíos con una actitud más positiva.
Estrategias para Desarrollar la Autorregulación Emocional
- Practicar la autoconciencia: La autoconciencia es la base de la autorregulación. Reflexiona regularmente sobre tus emociones y las situaciones que las desencadenan. Pregúntate: “¿Qué estoy sintiendo ahora?” y “¿Qué desencadenó esta emoción?”. Al desarrollar una mayor conciencia emocional, será más fácil manejar lo que sientes.
- Usar técnicas de relajación: El control de la respiración, la meditación y otras prácticas de relajación pueden ayudarte a mantener la calma y regular tus emociones cuando estás bajo presión. Estas técnicas activan el sistema nervioso parasimpático, lo que reduce la respuesta de “lucha o huida” asociada con el estrés.
- Reevaluar las situaciones: Cambiar tu perspectiva sobre una situación estresante o desafiante es clave para la autorregulación. El reencuadre cognitivo consiste en reinterpretar una situación para verla desde un ángulo diferente, más positivo o menos emocional. Pregúntate: «¿Esta situación es tan grave como parece?», o «¿Cómo puedo sacar algo bueno de esto?».
- Desarrollar la paciencia: La paciencia es esencial para la autorregulación. En lugar de reaccionar inmediatamente, aprende a esperar y reflexionar antes de actuar. Esta pausa te da tiempo para evaluar mejor tus emociones y decidir cómo responder de manera más eficaz.
- Controlar los pensamientos automáticos: Muchas veces, las emociones negativas se intensifican por los pensamientos automáticos o irracionales. Identifica esos pensamientos y cuestiónalos. Por ejemplo, si piensas «Esto es un desastre», pregúntate si realmente lo es o si es simplemente una exageración momentánea.
- Establecer metas emocionales: Establece metas relacionadas con el manejo emocional, como reaccionar con calma en situaciones específicas o practicar la paciencia cuando sientes frustración. Al tener objetivos claros, puedes trabajar activamente en mejorar tu capacidad para regular tus emociones.
Autorregulación Emocional en el Trabajo
En el entorno laboral, la autorregulación es crucial para mantener la profesionalidad y fomentar un ambiente de trabajo positivo. La habilidad de gestionar emociones difíciles, como el estrés o la frustración, sin que interfieran con el desempeño laboral, es un signo de madurez emocional.
- Manejo de conflictos: La autorregulación es esencial para resolver conflictos de manera constructiva. En lugar de reaccionar con enojo o defensivamente, una persona que domina esta habilidad es capaz de mantener la calma, escuchar activamente a los demás y encontrar soluciones que beneficien a todas las partes.
- Toma de decisiones: En situaciones donde las decisiones deben tomarse bajo presión, la autorregulación permite evitar que las emociones nublen el juicio. Esto asegura que las decisiones sean más racionales y menos influenciadas por el pánico o el miedo.
- Liderazgo efectivo: Los líderes con alta autorregulación emocional son más respetados y efectivos. Su capacidad para manejar el estrés, las críticas y los conflictos sin perder la calma inspira confianza en los equipos, fomentando una cultura de respeto y colaboración.
Autorregulación Emocional y el Cerebro
Desde una perspectiva neurológica, la autorregulación emocional está relacionada con el funcionamiento del corte prefrontal, la parte del cerebro responsable de la toma de decisiones, la planificación y el control de impulsos. Esta área del cerebro trabaja en conjunto con el sistema límbico, que regula las emociones.
Cuando se experimenta una emoción intensa, el sistema límbico, particularmente la amígdala, reacciona rápidamente. Sin embargo, con la práctica de la autorregulación, el corte prefrontal toma el control, ayudando a evaluar la situación y decidir la mejor respuesta, en lugar de reaccionar automáticamente.