Es de carácter permanente (se mantiene a lo largo de toda la vida) y se presenta en sujetos genéticamente predispuestos a padecerla.
La Enfermedad celiaca puede manifestarse a cualquier edad a partir de la incorporación del gluten a la dieta.
SINTOMATOLOGÍA
En niños consiste principalmente en diarrea crónica de tipo esteatorreico, distensión abdominal, pérdida de peso, vómitos, anorexia, talla baja, cambios del carácter, irritabilidad,… En adultos la enfermedad puede cursar con astenia, anorexia, anemia ferropénica, osteoporosis, déficit de vitamina K, abortos de repetición o infertilidad.
La forma más frecuente de presentación de la enfermedad celiaca es la llamada “Forma clásica”, que generalmente, se inicia con diarrea esteatorreica y en la que predomina la sintomatología digestiva y nutricional. Suele aparecer entre el primer y tercer año de vida del niño y, en el caso de adultos, hacia la cuarta década.
Pero, junto con las formas clásicas, existen otras de menor expresividad clínica, conocidas como “Formas monosintomáticas o atípicas”. Se caracterizan porque no presentan síntomas digestivos o, si lo hacen, es en menor medida, y sus manifestaciones son secundarias a la mala absorción. Esta forma se presenta
más tradicionalmente en la edad pediátrica y la forma atípica más frecuente es la talla baja del niño sin manifestaciones digestivas. En la edad adulta se pueden encontrar pacientes cuyas manifestaciones clínicas son: anemia, osteoporosis, problemas de fertilidad o coagulopatía por déficit de vitamina K.
Además de las formas clínicas sintomáticas, en los últimos años, se ha puesto en evidencia la existencia de “Formas ocultas” de la enfermedad celiaca, gracias a la disponibilidad de marcadores inmunológicos
DIAGNÓSTICO
El diagnóstico comprenderá, además, de una anamnesis detallada y un examen físico cuidadoso, la determinación de marcadores serológicos (diagnóstico inmunológico), el estudio genético y el estudio anatomopatológico intestinal (biopsia duodenoyeyunal).
La ENFERMEDAD CELÍACA se origina por una intolerancia permanente a la gliadina y otras proteínas afines (proteínas del gluten), presentes en los cereales trigo, avena, centeno, cebada, kamut y espelta.
Produce una enteropatía por atrofia de la mucosa del intestino delgado superior. Como consecuencia, se establece un defecto de absorción de nutrientes (principios inmediatos, sales y vitaminas) a nivel del tracto digestivo, cuya repercusión clínica y funcional va a depender de la edad y la situación.
Síntomas
Los síntomas de la enfermedad celíaca pueden variar ampliamente de una persona a otra, y pueden incluir:
- Diarrea crónica.
- Pérdida de peso.
- Fatiga.
- Distensión abdominal y gases.
- Dolor abdominal.
- Anemia por deficiencia de hierro.
- Erupción cutánea (dermatitis herpetiforme).
- Dolor en las articulaciones y los huesos.
- Problemas neurológicos, como dolor de cabeza y falta de concentración.
Diagnóstico
El diagnóstico de la enfermedad celíaca generalmente implica una combinación de:
- Análisis de sangre: Para detectar anticuerpos específicos, como la anti-transglutaminasa (tTG) y la anti-endomisio (EMA), que se elevan en personas con enfermedad celíaca.
- Biopsia intestinal: Una endoscopia se realiza para tomar muestras de tejido del intestino delgado y examinarlas en busca de daño característico de la enfermedad celíaca.
Tratamiento
El tratamiento principal para la enfermedad celíaca es seguir una dieta estricta libre de gluten de por vida. Esto implica evitar todos los alimentos y productos que contienen trigo, cebada, centeno y sus derivados. La mayoría de las personas con enfermedad celíaca experimentan mejoras significativas en sus síntomas después de eliminar el gluten de su dieta.
Además de seguir una dieta sin gluten, es posible que se necesiten suplementos nutricionales para corregir deficiencias de vitaminas y minerales causadas por la mala absorción intestinal.