EL PROGRAMADOR DESCONECTADO
Dos programadores estaban explicando el modo en que llevaban a cabo su trabajo para satisfacer las necesidades de sus clientes. El primero de ellos dijo: «el cliente me pidió que todos los datos aparecieran en el formato más sencillo posible en una sola pantalla», de modo que consagró todos sus esfuerzos a lograr ese objetivo.
El otro, sin embargo, parecía tener problemas para abordar la misma tarea. No hizo mención alguna a las necesidades de su cliente y, en su lugar, se lanzó a una letanía plagada de terminología técnica: «el lenguaje compilador BASIC HP3OOO/3O resulta demasiado lento, de modo que tuve que intentarlo directamente con una rutina del lenguaje máquina». Dicho en pocas palabras, este programador prestaba más atención a las máquinas que a las personas. El primero de ellos sobresalía en el desempeño de su profesión y era capaz de diseñar programas fáciles de manejar, mientras que el segundo era, como mucho, mediocre, y establecía muy poco contacto con sus clientes. Por esto, cuando ambos fueron entrevistados siguiendo el método de McClelland — que trata de detectar las aptitudes que permiten identificar a los trabajadores «estrella» en cualquier entorno laboral—, el primero mostraba un elevado grado de inteligencia emocional, mientras que el segundo era un ejemplo perfecto de su carencia.
El dominio de la excelencia: los límites del CI
La paradójica importancia de la inteligencia emocional en aquellas disciplinas que exigen un mayor desarrollo cognitivo está ligada a la dificultad inicial que entraña acceder a ellas. En este sentido, el umbral de acceso a los dominios profesionales y técnicos se centra en torno a un CI de 110 a 120. Y la consecuencia de que todos los candidatos a ese listón tan difícil se hallen un 10% por encima de la media convierte al CI en una ventaja muy poco competitiva.
Nosotros no competimos con quienes carecen de la inteligencia necesaria para acceder y permanecer en el campo laboral que hemos elegido, sino con el selecto grupo de quienes han podido sortear la carrera de obstáculos en que se ha convertido el mundo de la educación, para superar los exámenes y los desafíos cognitivos que hay que vencer para poder acceder al campo laboral. Puesto que la inteligencia emocional no tiene todavía la importancia con que cuenta el CI como factor decisivo para acceder y desenvolverse en el campo laboral, existen más diferencias entre los profesionales en este dominio» blando » que en el del CI. Así pues, la diferencia entre quienes ocupan los polos superior e inferior de la escala de la inteligencia emocional es tan grande que hallarse en el extremo superior puede suponer una extraordinaria ventaja. De este modo, resulta ciertamente paradójico que las habilidades «blandas» tengan una importancia decisiva en el éxito profesional en los dominios más «duros»
Manual de Inteligencia Emocional
El segundo dominio: la experiencia
Supongamos que usted es el agregado cultural de la embajada de los Estados Unidos en un país norteafricano y recibe un telegrama de Washington ordenándole que proyecte una película sobre un político norteamericano que no goza de muy buena prensa en ese país. Es muy posible que, en tal caso, se halle atrapado en una especie de doble vínculo ya que, si cumple con ese mandato, puede ofender a los naturales del país pero, de no hacerlo, quienes se sentirían molestos serían sus superiores.
Esta situación no es, ni mucho menos, hipotética, sino un dilema que tuvo que afrontar uno de los agregados diplomáticos que participaron en el estudio de McClelland . Según decía: «Sabía que, si pasaba la película, el lugar se vería arrasado al día siguiente por centenares de estudiantes encolerizados. Sin embargo, en Washington creían que la película era pertinente y tuve que arreglármelas para proyectarla de modo que la embajada pudiera decir a Washington que había cumplido su deseo sin ofender, al mismo tiempo, a la gente del país».
¿Cuál fue, entonces, la solución? Proyectar la película un día de fiesta religiosa, cuando sabía que nadie acudiría a verla. Esta brillante muestra de sentido común ilustra perfectamente la inteligencia práctica, una combinación de destreza y experiencia. Así pues, aparte del CI son nuestras habilidades prácticas y las capacidades técnicas que podamos dominar las que determinarán nuestro desempeño cotidiano. Porque, independientemente de cuál sea nuestro potencial intelectual, es la pericia —es decir, el conjunto de conocimientos especializados y de habilidades prácticas— la que nos capacita para desempeñar adecuadamente un determinado trabajo .
Los médicos más competentes, por ejemplo, son aquéllos que tratan de ampliar continuamente sus conocimientos básicos manteniéndose al corriente de los nuevos avances y que, además, poseen un amplio poso de experiencia práctica acumulada que les ayuda a formular un diagnóstico certero y atender.
La pericia es, en gran medida, una combinación entre el sentido común y los conocimientos y habilidades concretos necesarios para desempeñar adecuadamente un trabajo . La pericia se adquiere mediante el aprendizaje cotidiano y nos permite comprender los entresijos de una determinada profesión, un conocimiento real que sólo puede ser fruto de la práctica.
Por otra parte, la inteligencia práctica rara vez es el factor determinante de la excelencia de un trabajador «estrella». La experiencia, en suma, no es sino un requisito umbral, porque las habilidades que diferencian a los supervisores más sobresalientes en el dominio tecnológico no son exclusivamente técnicas sino que, por el contrario, tienen que ver con la capacidad de relacionarse con los demás.
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Causas del Desconectado Emocional
- Estrés Laboral:
- La carga de trabajo excesiva, los plazos ajustados y la presión constante para entregar resultados pueden llevar al agotamiento emocional.
- La falta de recursos adecuados y apoyo en el trabajo también contribuye al estrés.
- Falta de Conexión Social:
- Los programadores a menudo trabajan de forma aislada o en equipos reducidos, lo que puede dificultar la construcción de relaciones interpersonales significativas.
- La ausencia de comunicación y colaboración puede llevar a la sensación de soledad y desconexión.
- Desmotivación:
- La repetición de tareas, la falta de desafíos o la falta de reconocimiento pueden desmotivar a los programadores.
- Un entorno de trabajo que no fomenta la creatividad y la innovación puede contribuir a la desconexión.
- Desbalance entre Trabajo y Vida Personal:
- La dedicación excesiva al trabajo puede resultar en la negligencia de la vida personal y de las relaciones fuera del trabajo, causando sentimientos de insatisfacción y desconexión emocional.
Consecuencias del Desconectado Emocional
- Baja Productividad:
- La desconexión emocional puede llevar a la disminución de la productividad y la calidad del trabajo.
- La falta de motivación puede resultar en errores y falta de atención al detalle.
- Agotamiento Profesional (Burnout):
- El agotamiento puede manifestarse como cansancio extremo, falta de energía y una sensación de desapego emocional de las tareas.
- Esto puede resultar en problemas de salud mental, como ansiedad y depresión.
- Afectación de Relaciones:
- La desconexión emocional puede dificultar la comunicación y la colaboración con compañeros de trabajo, lo que puede afectar el ambiente laboral.
- Esto puede llevar a conflictos y malentendidos en el equipo.
Soluciones para Combatir la Desconexión Emocional
- Fomentar la Inteligencia Emocional:
- Desarrollar habilidades de autoconciencia y autogestión puede ayudar a los programadores a reconocer y gestionar sus emociones de manera más efectiva.
- La formación en inteligencia emocional puede equipar a los equipos con herramientas para manejar el estrés y mejorar la comunicación.
- Promover un Entorno de Trabajo Saludable:
- Fomentar una cultura organizacional que valore la colaboración, la comunicación abierta y el reconocimiento puede ayudar a los programadores a sentirse más conectados.
- Establecer espacios para la socialización y actividades de team building puede fortalecer las relaciones interpersonales.
- Establecer Límites y Equilibrio:
- Fomentar un equilibrio saludable entre el trabajo y la vida personal es crucial. Esto puede incluir establecer límites en las horas de trabajo y priorizar el tiempo personal.
- Promover prácticas como pausas regulares y la desconexión fuera del horario laboral puede ayudar a reducir el agotamiento.
- Ofrecer Apoyo Psicológico:
- Facilitar el acceso a recursos de salud mental, como asesoramiento o terapia, puede ser esencial para aquellos que se sienten desconectados.
- Crear un entorno donde los empleados se sientan seguros para hablar sobre su bienestar emocional puede fomentar la apertura y el apoyo mutuo.
- Proporcionar Oportunidades de Desarrollo:
- Ofrecer formación y oportunidades para aprender nuevas habilidades puede revitalizar la motivación y el compromiso.
- Fomentar la creatividad y la innovación en los proyectos puede ayudar a los programadores a volver a conectarse con su pasión por el trabajo.