El coaching no es una técnica de evaluación

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EL COACHING NO ES UNA TÉCNICA DE

EVALUACIÓN

El coaching es una estrategia de desarrollo que se ofrece para que una persona o un colectivo de la empresa mejore, se enriquezca y desarrolle su potencial. No debe entenderse como una estrategia de
evaluación para decidir si un empleado promociona o no, para ello existen otras técnicas, propiamente de evaluación, que nos permiten tomar estas decisiones, como por ejemplo los centros de evaluación o
assessment centers.
En ocasiones la empresa necesita la protección emocional de saber que “se hizo todo lo posible” antes de despedir a alguien, y ésa es la razón que los lleva a incluir a una determinada persona en un proceso de coaching, y de esta forma conseguir el testimonio del coach para sustentar un despido que ya se tenía decidido. La consultora o el coach deben rechazar un trabajo de este tipo, de ahí la importancia de conocer las intenciones de la compañía y la magnitud del apoyo que se dará al receptor del coaching. Por ello, en un paso previo a todo proceso, se debe recoger toda la información necesaria acerca del porqué del proceso, de cuál es el objetivo real y el sentido del proceso, en este momento concreto. Todo ello se debe acompañar de la aceptación de la propia persona y la clarificación de sus expectativas.

El coach externo dota de confidencialidad al proceso
Algunas organizaciones optan por tener contratados en plantilla uno o más coaches para ofrecer cobertura a las necesidades de coaching que tienen los empleados. Este modelo funciona de forma
adecuada cuando el coach es un experto en una determinada área y proporciona apoyos en el lugar de
trabajo dirigidos a la adquisición o desarrollo de determinadas competencias, generalmente técnicas,
necesarias para el adecuado desempeño en el puesto. Se trata de una práctica cada vez más
generalizada entre los departamentos de Recursos Humanos que establecen “Business Partners” o
Consultores de Negocio, para estar cerca de las líneas operativas, y que se encargan más del proceso de desarrollo técnico. Este coach desempeña más un papel de “entrenador o capacitador” que de guía, y en muchas empresas estas acciones se agrupan bajo la denominación de “Formación en el lugar de trabajo” y no se consideran como acciones de un proceso de coaching.

Manual de Coaching

Cuando las labores del coach son más extensas, es decir, engloban no sólo competencias técnicas sino también generales, aparecen los problemas de confidencialidad con la información obtenida, lo que lleva a la suspicacia por parte de los receptores del coaching. El aspecto más importante, para que esta figura funcione, es que se guarde la confidencialidad de los contenidos de las sesiones entre coach y coachee.
En ocasiones, un directivo, que ha pasado por un proceso de coaching, utiliza sus habilidades para ayudar a los miembros de su equipo a desarrollar sus competencias al máximo, motivándoles hacia la
acción para lograr un mayor compromiso. Conviene recordar que un directivo desempeñará mejor un
papel de “coach informal” y será más efectivo en esas tareas, si previamente, ha sido receptor de un
programa de coaching.
Recurrir a un coach externo dota de objetividad al proceso, ya que los coaches no dependen funcionalmente de la organización, y la retroalimentación que ellos pueden dar, trasciende al clima y al
entorno de la empresa.
En las sesiones de coaching pueden tratarse temáticas personales y/o profesionales delicadas, más fáciles de exponer, analizar y resolver con un coach externo, que garantiza una mayor sensación de
confidencialidad, y que, además, aporta una visión de conjunto sobre diversas empresas y sectores y un distanciamiento saludable del ajetreo diario de la empresa, y sobre todo, por estar fuera de las relaciones emocionales de la propia organización.
Se considera que el coach externo, al no tener autoridad formal, ni intereses políticos, ni responsabilidades laborales directas, es más probable que consiga su objetivo: influir profundamente en la forma de pensar y comportarse del receptor del coaching. La relación entre coach y coachee se debe caracterizar por la confianza, la sinceridad y la responsabilidad.


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