COLABORACIÓN Y COOPERACIÓN
Trabajar con los demás en la consecución de objetivos compartidos
Las personas dotadas de esta competencia
- Equilibran el centramiento en la tarea con la atención a las relaciones.
- Colaboran y comparten planes, información y recursos.
- Promueven un clima de amistad y cooperación.
- Buscan y alientan las oportunidades de colaboración.
Todos a una
Hasta quienes suscriben la ideología implacable de que el mundo de los negocios es una guerra y no perciben el menor interés en cultivar un clima más humano, harían bien en considerar los posibles beneficios que se derivan del cultivo del esprit de corps característico de las organizaciones militares. En este sentido, la comprensión profunda de lo que hace que una unidad funcione bien, sea eficaz, mantenga elevada la moral y pueda sobrevivir en condiciones de presión extrema son los vínculos emocionales.
Curso de Inteligencia Emocional.
CAPACIDADES DE EQUIPO
Creación de una sinergia laboral enfocada hacia la consecución de objetivos colectivos
Las personas dotadas de esta competencia
- Alientan cualidades grupales como el respeto, la disponibilidad y la cooperación
- Despiertan la participación y el entusiasmo
- Consolidan la identidad grupal, el esprit de corps y el compromiso
- Cuidan al grupo y su reputación, y comparten los méritos
El talento grupal
Los equipos parecen hallarse a la orden del día en todos los rincones del mundo laboral, ya se trate de equipos de dirección, de equipos especiales, de círculos de calidad, de grupos de formación, de equipos de trabajo autogestionados etcétera. Y también podemos hablar de los equipos ad hoc, es decir, de los equipos formados en el curso de una reunión o de los equipos provisionales constituidos para la consecución de un determinado objetivo. Así pues, si bien es cierto que los trabajadores siempre se han organizado para tratar de coordinar sus esfuerzos laborales, no lo es menos que, en las grandes empresas, la importancia de los equipos es cada vez más acusada.
Pero la mayor ventaja de los equipos de trabajo tal vez sea la económica porque, al igual que ocurre con los trabajadores «estrella», los equipos pueden suponer un extraordinario beneficio económico.
Las personas aglutinantes
La capacidad de lograr que un grupo funcione adecuadamente es un talento valioso en sí mismo, un talento que debe poseer necesariamente al menos un individuo de todo grupo que funcione. Cuanto mayor sea la complejidad de la tarea que deba acometer el grupo, más crucial será este tipo de personas para alcanzar el éxito, algo que resulta muy evidente en el caso de la ciencia y la tecnología, cuya misión fundamental gira en torno al descubrimiento o la creación. Tomemos, por ejemplo, el caso de la neurociencia: «La investigación biomédica —dice el doctor Jerome Engel, neurobiólogo y profesor de neurología que dirige el Seizure Disorder Center de la Universidad de California Los Ángeles (UCLA)— es cada vez más interdisciplinaria y tecnológicamente compleja, ya que nadie puede llegar a dominar todas las áreas del conocimiento implicadas. Es por ello por lo que los equipos de trabajo son la base de la investigación actual. En este sentido, las personas capaces de colaborar y de motivar a los demás, las personas que pueden llevar a la práctica un proyecto médico, constituyen el aglutinante que mantiene la cohesión del equipo de trabajo. Así pues, el futuro de la investigación depende de este tipo de personas ».
El jefe de equipo competente
Esta clase de jefe desempeña un papel parecido al del padre de familia ya que, al igual que éste, debe cuidar de todos los integrantes de su equipo, asegurarse de que sus acciones sean aceptadas por todo el equipo, defenderlas —cuando, por ejemplo, su reputación se ponga en entredicho en el seno de la empresa— y proporcionarles el apoyo práctico que necesiten en presupuesto, personal o tiempo.
Los mejores jefes de equipo son capaces de conseguir que todo el mundo comparta los mismos objetivos y el mismo programa de trabajo. La capacidad de crear una visión movilizadora que actúe a modo de fuerza orientadora del grupo puede ser la contribución más importante de un buen jefe de equipo. En este sentido, el jefe carismático puede conseguir que su equipo siga unido cuando todos los demás fracasan.
Además de imponer el tono emocional del equipo, el jefe también se ocupa de la coordinación, que es el secreto de la cooperación y el consenso. Cuando las personas se reúnen en un grupo que carece de jefe y se les pide que trabajen en la resolución de un problema difícil, los equipos más eficaces son aquéllos en los que alguna persona asume espontáneamente la tarea de orquestar los esfuerzos individuales. Los grupos que carecen de jefe y en los que todo el mundo se comunica con todo el mundo resultan menos eficaces. Pero los jefes de equipo no actúan a modo de «cerebros» del grupo ni tampoco toman las decisiones de manera unilateral sino que obran como auténticos constructores del consenso. Porque el hecho es que, cuando un jefe de equipo expresa prematuramente su opinión en una reunión de toma de decisiones, el grupo aporta menos ideas y toma decisiones más pobres. Pero, cuando los jefes de equipo se mantienen a cierta distancia y actúan fundamentalmente como facilitadores del proceso grupal sin tratar de imponer su punto de vista sino expresándolo al final de la reunión, el resultado suele ser una decisión más adecuada.
En este sentido, los mejores jefes de equipo son los que se muestran menos directivos, algo que resulta especialmente cierto en el caso de los equipos autogestionados, en los que los supervisores no son miembros del equipo y éste puede funcionar de manera independiente.
Los equipos y la política organizativa
Las organizaciones de todo tipo están comenzando a comprender que el éxito depende de la adecuada orquestación de equipos que trasciendan las fronteras habituales. Esto es algo que ya puede verse en los equipos de proyecto ad hoc y en los equipos constituidos para planificar, mejorar procesos, desarrollar productos y resolver determinados problemas, equipos cuyos integrantes proceden de diferentes departamentos de la empresa que se unen en torno a una misión concreta.
Estos equipos interfuncionales constituyen un caso especial, una especie de seudoequipo que congrega a personas que tienen, por así decirlo, cada pie en un ámbito diferente: su puesto natural dentro de la organización y su punto común de encuentro en el equipo. Y el hecho de que estas personas representen a diferentes sectores de la organización les confiere un potencial de coordinación e impacto superior al de un equipo que éste completamente aislado. Así pues, estos equipos trabajan en conjunto por el bien común de la empresa sin que sus integrantes pierdan el contacto con la sección de la que provienen.
Pero hay que decir que la fidelidad excesiva al lugar de origen dentro de la empresa puede llegar a tener efectos desastrosos para el equipo.
El «flujo» del grupo
Todos los jefes y ejecutivos expertos a quienes he preguntado qué es lo que ocurre cuando los equipos en que han participado entraban en estado de «flujo» y se superaron a sí mismos mencionan la presencia de los siguientes rasgos distintivos:
- Un desafio inexcusable o una misión sumamente gratificante . Una de las razones por las que los grupos fracasan en el intento de alcanzar sus objetivos es que son excesivamente materialistas. Por esto hay que promover metas más elevadas, es decir, objetivos lo bastante amplios como para que todos los miembros del grupo puedan sentirse comprometidos.
- Un trabajo de estas características tiene un significado y una motivación inexcusables, porque trabajar en pos de algo importante merece el esfuerzo de todo el mundo. En cierta ocasión, el difunto premio Nobel de física Richard Feynman recordaba el estado de las diferentes personas que trabajaban en el proyecto Manhattan antes y después de conocer las metas que perseguían. Las grandes medidas de seguridad que rodearon el proyecto original comenzaron obligando a que los diferentes miembros del equipo permanecieran en la sombra y sin conocerse, de modo que el trabajo avanzaba muy lentamente y no siempre con resultados satisfactorios. Entonces Feynman convenció a Robert Oppenheimer para que comunicara al equipo de técnicos cuál era, en realidad, el objetivo de su trabajo. No debemos olvidar que estamos hablando de los días más tenebrosos de la II Guerra Mundial y que su proyecto consistía en el desarrollo de un arma que podría detener a un enemigo que en aquella época se hallaba en pleno auge. «A partir de aquel momento — recuerda Feynman— tuvo lugar una transformación radical y todos comenzaron a imaginar formas de hacer mejor las cosas… trabajando, incluso, durante la noche…». Según afirma, una vez conocida la índole de la misión encomendada, la velocidad del grupo aumentó unas diez veces.
Un amplio abanico de talentos. Cuanta mayor es la diversidad de las capacidades que un equipo aporta a su tarea, más flexible puede ser a la hora de afrontar exigencias cambiantes. La diversidad empieza con las competencias técnicas pero también incluye la competencia emocional, sin olvidar la presencia de » personas aglutinantes «.
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1. La Colaboración en Inteligencia Emocional
La colaboración es el proceso mediante el cual dos o más personas trabajan juntas hacia un objetivo común, compartiendo ideas, recursos y esfuerzo. En el contexto de la Inteligencia Emocional, la colaboración implica una serie de habilidades emocionales y sociales que facilitan la interacción efectiva, el respeto mutuo y la resolución de conflictos.
Competencias emocionales necesarias para la colaboración:
- Empatía: La capacidad de ponerse en el lugar del otro, entender sus emociones y perspectivas, y responder de manera comprensiva. La empatía es esencial para la colaboración porque fomenta una comunicación abierta y el entendimiento mutuo.
- Comunicación asertiva: Ser capaz de expresar nuestras ideas, necesidades y emociones de manera clara y respetuosa, sin agresividad ni pasividad. La comunicación asertiva permite que todos los miembros del equipo se sientan escuchados y valorados.
- Autoregulación emocional: Gestionar nuestras propias emociones, especialmente en situaciones de alta tensión o frustración, es crucial para mantener un ambiente de trabajo colaborativo. Las personas emocionalmente inteligentes saben cuándo es necesario calmarse o hacer una pausa antes de reaccionar.
- Trabajo en equipo: Ser capaz de compartir responsabilidades y reconocer las fortalezas y debilidades de los demás para aprovechar el talento colectivo del grupo. Un buen colaborador no solo se enfoca en sus propias metas, sino que se preocupa por el bienestar y el éxito de todos los miembros del equipo.
Cómo la IE mejora la colaboración:
- Fomentar la confianza mutua: La inteligencia emocional promueve un ambiente de confianza, donde los miembros del equipo se sienten cómodos compartiendo ideas y preocupaciones sin temor a ser juzgados.
- Manejo de conflictos: En cualquier proceso colaborativo, surgirán desacuerdos. Las personas con alta IE son más hábiles para manejar estos conflictos de manera constructiva, buscando soluciones en lugar de escalar la confrontación.
- Sinergia de ideas: Al ser capaces de reconocer y respetar las emociones y las ideas de los demás, los equipos colaborativos pueden combinar sus fortalezas para crear soluciones más creativas e innovadoras.
2. La Cooperación en Inteligencia Emocional
La cooperación se refiere a la acción de trabajar juntos de manera armoniosa, con el objetivo de lograr una meta compartida. La diferencia clave con la colaboración es que la cooperación implica una interdependencia más fuerte, donde los miembros del grupo o equipo se apoyan mutuamente en la consecución de un fin común, compartiendo tareas y esfuerzos.
Competencias emocionales necesarias para la cooperación:
- Escucha activa: Prestar atención plena a lo que dicen los demás, sin interrumpir, y responder de manera reflexiva y empática. La escucha activa es crucial para comprender las necesidades de los demás y trabajar juntos de manera más efectiva.
- Flexibilidad emocional: Ser capaz de adaptarse a diferentes estilos de trabajo, ideas y enfoques. La flexibilidad emocional permite que las personas cooperen mejor, ajustándose a las situaciones cambiantes y a las necesidades del grupo.
- Responsabilidad compartida: Reconocer que cada miembro del equipo es responsable del éxito colectivo. Las personas emocionalmente inteligentes comprenden la importancia de contribuir al bien común y no solo centrarse en sus propios intereses.
- Reconocimiento y aprecio: Las personas con alta IE suelen ser muy buenas en el reconocimiento del esfuerzo de los demás. Valorar y agradecer las contribuciones de los demás aumenta la motivación y fortalece el espíritu de cooperación dentro del equipo.
Cómo la IE mejora la cooperación:
- Reducción de la competencia destructiva: Las personas con una alta Inteligencia Emocional tienden a ver la cooperación como una forma de ganar colectivamente, en lugar de competir entre sí. Esto reduce los conflictos internos y fomenta un enfoque más cooperativo hacia los objetivos comunes.
- Promoción del apoyo emocional mutuo: La IE facilita que los miembros del grupo se apoyen emocionalmente, reconociendo las dificultades y celebrando los logros, lo que fortalece la cooperación y el sentido de unidad.
- Gestión efectiva del tiempo y las prioridades: Las personas emocionalmente inteligentes saben cómo organizar sus esfuerzos y tiempos de manera que no se sobrecarguen y puedan cumplir con las expectativas de los demás en el equipo.
3. La Intersección de Colaboración y Cooperación en IE
Aunque la colaboración y la cooperación tienen diferencias, ambas son necesarias para el funcionamiento efectivo de un grupo o equipo. En la práctica, se complementan entre sí. Un equipo que es colaborativo tiende a ser más cooperativo y viceversa.
Integrando colaboración y cooperación con IE:
- Establecer una visión común: Ambos procesos requieren que los miembros del grupo compartan una visión común de lo que se quiere lograr. Las habilidades emocionales, como la motivación y la empatía, son fundamentales para alinear a todos hacia el mismo objetivo.
- Crear un entorno emocionalmente seguro: Un entorno en el que las personas se sientan cómodas expresando sus ideas, preocupaciones y emociones fomenta tanto la colaboración como la cooperación. La IE promueve el respeto mutuo, el reconocimiento y la empatía, lo que fortalece la cohesión del equipo.
- Adaptación al contexto: Mientras que la colaboración suele centrarse en la combinación de habilidades y talentos individuales, la cooperación implica una mayor interdependencia. Un equipo emocionalmente inteligente sabe cuándo es necesario colaborar (trabajando juntos hacia un mismo objetivo) y cuándo es esencial cooperar (apoyándose mutuamente y compartiendo responsabilidades).
4. Estrategias para Fomentar la Colaboración y Cooperación a Través de la IE
Para integrar y mejorar la colaboración y la cooperación mediante la Inteligencia Emocional, es útil implementar algunas estrategias prácticas:
- Entrenamiento en IE: Ofrecer programas de formación en habilidades emocionales como la empatía, la autoregulación, la comunicación asertiva y la escucha activa. Esto prepara a los individuos para interactuar de manera efectiva en entornos colaborativos y cooperativos.
- Dinámicas de grupo y actividades colaborativas: Realizar ejercicios que fomenten la cooperación y la colaboración, como actividades de resolución de problemas en equipo o juegos de roles. Estos ejercicios mejoran la capacidad de los miembros del grupo para trabajar juntos de manera efectiva.
- Feedback constante y constructivo: Promover un sistema de retroalimentación continua dentro del equipo, donde se puedan discutir abiertamente los logros, los desafíos y las áreas de mejora en las relaciones interpersonales y el trabajo en equipo.
- Establecimiento de metas compartidas: Crear objetivos claros y alcanzables que todos los miembros del equipo puedan apoyar y trabajar hacia ellos. La claridad en las metas fomenta tanto la colaboración como la cooperación, ya que todos se alinean hacia el mismo propósito.