5.1 El concepto de la amortización
Se entiende por amortización la representación contable de la depreciación monetaria que en el transcurso del tiempo sufren los activos inmovilizados (material e inmaterial) por aplicación al proceso productivo, que tengan para la empresa una vida útil superior a un período contable, siendo esta la condición necesaria para que se pueda amortizar. Así pues, el concepto de amortización puede representarse de la siguiente manera:
Conviene observar que si los ejercicios económicos fueran suficientemente largos, las cargas periódicas de amortización desaparecerían y serían sustituidas por un gasto corriente único, equivalente al desembolso total inicial. Análogamente, si los ejercicios económicos fueran inferiores a un año (varias semanas), la mayoría de los desembolsos por gastos, serían considerados como activos amortizables.
Si se valoran los activos no corrientes a su precio de adquisición, parece lógico que a éstos se les considere un gasto a repartir entre cada uno de los años que constituyen su vida útil. La amortización es un coste real, pero no representa un desembolso monetario anual.
La amortización tiene la finalidad de mantener en la empresa los recursos necesarios y la capacidad productiva y de servicio para evitar que ésta se empobrezca, es decir, se descapitalice. Las amortizaciones, además de ser un elemento fundamental en el cálculo del resultado, interesan por su carácter de escudo fiscal que se incorporan como cualquier otro gasto deducible. A mayor amortización, menor será el beneficio contable y consiguientemente los pagos de impuestos serán también menores.
En muchos casos, al final del horizonte de vida de la inversión podrá haber activos no totalmente amortizados que tendrán un cierto valor residual. Naturalmente este valor residual no tiene por qué coincidir con el real de enajenación o venta.
Para que intuitivamente resulte más fácil entender el concepto de amortización se introduce el cuento del taxista que ahora es repartidor de pizzas.
Había una vez un emprendedor que cansado de trabajar para otros y preso de un deseo de independencia decidió ser emprendedor y se convirtió en: taxista. Este hombre se dirigió a una entidad financiera que le prestó 10.000 euros mediante un préstamo a largo plazo. Como este cuento no pretende ser diferente a todos los demás, también aparece una simpática abuelita que le prestó al protagonista de la historia 10.000 euros, de manera que éste contó con 20.000 euros, para la adquisición de un flamante vehículo.
El taxista tenía una buena esposa y dos hijos. Sus ingresos anuales le permitieron durante los cinco años siguientes a la puesta en marcha de la empresa del taxi, hacer frente al reembolso del préstamo bancario, pagar todas sus facturas, el material escolar, la hipoteca de su piso, los médicos y el dentista, las multas, los impuestos y también disfrutar de lindas vacaciones. Pero hoy, cinco años después del inicio de la actividad empresarial, el taxista recuerda un hecho muy triste: la muerte de su abuelita (generalmente en los cuentos las abuelitas acaban mal).
También se ha dado cuenta de que su vehículo ha visto reducida su capacidad operativa o de prestar servicio. Por este motivo, pierde clientes y el valor del automóvil es solamente de 1.000 euros.
Ahora que ha llegado el momento de adquirir un vehículo nuevo, se da cuenta de que carece del dinero necesario, ya que su inversión inicial no ha sido recuperada de los ingresos generados, y desgraciadamente su abuelita falleció.
Es evidente que el taxista debería haber amortizado el valor del coche durante su vida útil. Esto le hubiera permitido establecer el beneficio real del período y, además presentar el capital consumido como un gasto en su declaración de impuestos. Ahora el taxista ha tenido que convertirse en repartidor de pizzas a domicilio.
Este sencillo ejemplo pone de manifiesto los aspectos fundamentales de la amortización:
a) La amortización es un coste real, pero no representa un desembolso monetario anual.
b) La amortización tiene la finalidad de mantener en la empresa los recursos necesarios y la capacidad productiva y de servicio para evitar que ésta se empobrezca, es decir, se descapitalice.
5.1.1. Causas de la depreciación
Se ha definido la amortización como la representación contable de la depreciación que sufren los activos inmovilizados. Las causas de la depreciación se clasifican en: legales, tecnológicas o funcionales, económicas y de agotamiento.
5.1.1.1 Causas legales
Cuando jurídicamente la ley limita el tiempo de uso o disfrute de un determinado bien o derecho, al final de dicho tiempo el valor del elemento pasa automáticamente a ser nulo. Por ejemplo, todo bien patentado se convierte en un bien público al cabo de 20 años, al cabo de los cuales su valor patrimonial pasa a ser nulo para los propietarios. En otras palabras, cada año una patente pierde una veinteava parte de su valor, y al final del año veinte el valor contable será cero.
5.1.1.2 Causas tecnológicas o funcionales
Todo elemento patrimonial, debido a sus características, sufre una depreciación por motivos como:
- El desgaste provocado por el funcionamiento periódico o el simple paso del tiempo.
- La limitación técnica del uso, por ejemplo, en el caso de una máquina que está concebida para producir un millón de unidades.
La depreciación funcional aparece cuando el esfuerzo solicitado a un activo sobrepasa su capacidad de diseño. Por ejemplo, una instalación de calefacción central es incapaz de hacer frente al aumento de demanda de calor a causa de la conexión de un edificio adicional. En estas condiciones, deja de ser útil para realizar la función pretendida.
5.1.1.3 Causas económicas
Estas causas son inherentes a la evolución del entorno y hacen que un determinado elemento patrimonial tenga un período de vida limitado. A continuación vamos a citar las tres más significativas:
a) La obsolescencia. Ello ocurre cuando aparecen nuevos equipos que realizan la misma función a un coste inferior. Una empresa para seguir siendo competitiva debe sustituir el equipo anticuado por el de reciente aparición. Este fenómeno tiene como exponente claro los equipos de informática.
b) Los cambios de hábitos de consumo que provocan la disminución de la demanda de ciertos productos, con lo que, la maquinaria especializada en su fabricación pierde toda su utilidad. Así pues, se puede hablar de un envejecimiento de tipo sociológico como causa de depreciación debido a los cambios en las modas que conllevan la obsolescencia de ciertos elementos de inmovilizado antes de que se desgasten por su uso.
c) Las economías externas. Si se supone el caso de una explotación agraria regada con agua procedente de unos pozos. En las proximidades de esta finca se construye un pantano, capaz de satisfacer las necesidades de riego. Si el riego con agua de pozo resulta ahora más caro, las instalaciones de bombeo de agua de los pozos existentes experimentan una depreciación, como consecuencia directa de una economía externa generada por el pantano.
5.1.1.4 Causas de agotamiento
El consumo, para la producción de bienes o servicios, de un recurso natural no renovable se llama «agotamiento». La extracción de petróleo, madera, o minerales de su localización original disminuye el valor de ésta. Este decrecimiento se tiene en cuenta mediante una reducción proporcional de las ganancias derivadas de este recurso. Teóricamente, la cuota de depreciación por unidad de recursos extraídos, (tasa de agotamiento) es el cociente entre el valor actual del recurso y las unidades que quedan de dicho recurso.
Tasa de agotamiento = Valor actual del recurso/Unidades que quedan del recurso
La cuota de agotamiento varía según el tipo de recurso. En Estados Unidos, por ejemplo, se conceden las máximas cuotas de agotamiento, teóricamente, para los recursos que requieren los mayores gastos de descubrimiento y desarrollo.
5.1.2 Elementos amortizables
Tal como se ha visto anteriormente, la amortización sólo afecta a los elementos del activo no corriente y debe realizarse a partir de la fecha en que están aptos para entrar en funcionamiento. En este sentido, un hotel se amortizará a partir de la primera pernoctación de un cliente. Así pues, contablemente las construcciones o instalaciones en curso no se amortizan.
Todos los elementos del Inmovilizado Material se amortizan a excepción de los terrenos, ya que éstos no se deprecian por ninguna de las causas mencionadas anteriormente. Por este motivo, cuando se procede al cálculo de la depreciación de un edificio, el valor del terreno sobre el cual esté edificado no debe amortizarse.
Cuando se desconoce el valor correspondiente al terreno, como puede ocurrir en caso de una compra conjunta de la finca con su edificio, hay que repartir el importe total de la adquisición en función de los valores catastrales asignados en el momento de la compra. Así por ejemplo, si una empresa compra por 400.000 euros una finca de 1.000 m2. El catastro urbano del ayuntamiento del municipio correspondiente, ha asignado un 20% del valor catastral al terreno y el resto pertenece a la edificación. Por tanto el valor asignable al terreno es de 80.000 euros (400.000 [1]0,2). Esta empresa sólo amortizará los 320.000 euros, que corresponden al valor del edificio.
El carácter amortizable de los elementos del inmovilizado inmaterial debe ir unido al hecho de que el disfrute del derecho tenga una vigencia temporal limitada, sin posibilidad de prórrogas sucesivas. Los elementos del inmovilizado inmaterial se amortizan a partir de la fecha de adquisición. En el caso de las patentes, por ejemplo, ya hemos comentado que la ley establece su derecho de uso por un tiempo limitado, al final del cual dicha patente pasa a ser de uso público, por lo que su valor patrimonial en ese momento es nulo. En el caso de los Derechos de Traspaso está claro que si el contrato de arrendamiento es por un período limitado, al final del mismo la inversión realizada carece de valor, ya que el arrendatario ya no posee el derecho de uso, por lo que es lógico que dicho valor sea amortizado a medida que transcurra el período por el cual ha sido arrendado. Si este contrato, fuera por tiempo ilimitado se podría considerar que el derecho de traspaso de dicho local se mantiene de forma indefinida, por lo que siempre existe la posibilidad de recuperar la inversión realizada ejerciendo dicho derecho de traspaso.
Los elementos que configuran el inmovilizado financiero no se amortizan nunca, dado que, con el paso del tiempo, no se produce ninguna depreciación. En todo caso, se puede generar un beneficio o una pérdida en el momento de su venta.
5.2 Política de amortización
Los factores que definen una política de amortización son: la base de la amortización, la vida útil, el valor residual y el método de amortización.
- Base de la amortización es igual al precio de adquisición en el cual se incluyen los gastos adicionales de instalación y puesta en condiciones de trabajo. Este punto es discutido por aquellos que afirman que en lugar de tomar como límite el valor de adquisición, se debería tomar el precio de mercado (valor de reposición), entendiendo como tal el precio que constaría adquirir, cuando se realizase la compra, dicho elemento.
Los gastos financieros soportados por la empresa para adquirir el inmovilizado, por la parte devengada en el tiempo transcurrido entre la adquisición y su puesta en condiciones de funcionamiento, pueden activarse como un mayor precio de adquisición. Si el tiempo transcurrido entre la adquisición y la entrada en funcionamiento supera el año, tal activación será obligatoria.
- Vida útil. Todo elemento patrimonial ha de ser amortizado dentro de unos límites de tiempo, conocido como vida útil, que es el lapso de tiempo durante el cual se espera obtener rendimiento económico del elemento en cuestión. Se considera como vida útil la menor de las tres vidas siguientes: la vida física o mecánica, la vida técnica o la vida comercial.
- Valor residual del inmovilizado o valor al final de su vida útil, que frecuentemente se estima nulo. También recibe a veces el nombre de valor de desecho o rescate.
- Métodos de amortización. Aunque este punto se desarrolla en un apartado posterior, cabe mencionar que una vez elegido un método de amortización, para un elemento patrimonial éste ha de mantenerse a lo largo de su vida útil.
No puede olvidarse que el concepto económico de depreciación para la empresa tiene poco que ver, con frecuencia, con la amortización fiscal. En general, a una empresa con beneficios normales le interesará, desde el punto de vista fiscal, amortizar en el menor plazo posible con el fin de reducir su cifra de beneficios y diferir el pago de impuestos.
Es necesario señalar que las cifras se amortización no son objetivas, sino que se basan en una serie de previsiones y estimaciones más o menos afortunadas, dentro del marco jurídico en vigor, con frecuencia bastante rígido. Las tablas legales de coeficientes anuales de amortización y las normas para su aplicación figuran en la Orden Ministerial del Ministerio de Economía y Hacienda de 12 de mayo de 1993 (BOE del 20 de mayo).
Una vez conocidos los distintos factores de una política de amortización se profundiza en los distintos métodos existentes para llevarla a cabo.
La amortización del inmovilizado se refiere al proceso contable mediante el cual se distribuye el costo de los activos inmovilizados a lo largo de su vida útil. Los activos inmovilizados son bienes tangibles como maquinaria, edificios, vehículos y otros activos de larga duración. La amortización refleja la pérdida de valor de estos activos con el tiempo debido a desgaste, obsolescencia u otros factores.
Aquí se describen algunos puntos clave sobre la amortización del inmovilizado:
- Propósito de la Amortización:
- La amortización tiene como objetivo reconocer la expiración del valor de los activos inmovilizados a lo largo del tiempo. Este reconocimiento permite que los estados financieros reflejen de manera más precisa el costo real de los activos y su impacto en la rentabilidad de la empresa.
- Métodos de Amortización:
- Como mencioné anteriormente, existen varios métodos de amortización, como el lineal, el de suma de dígitos de los años, el de saldo decreciente y otros. La elección del método puede depender de la naturaleza del activo, la política contable de la empresa y las regulaciones fiscales.
- Duración de la Amortización:
- La duración de la amortización se basa en la estimación de la vida útil del activo. La vida útil puede ser determinada por factores técnicos, económicos y comerciales. Es importante revisar y ajustar periódicamente estas estimaciones para reflejar cambios en las condiciones y en la utilización real de los activos.
- Valor Residual:
- Al calcular la amortización, se puede considerar un valor residual, que es el valor estimado del activo al final de su vida útil. Restar este valor del costo original del activo ayuda a determinar la cantidad total de amortización que debe reconocerse.
- Registro Contable:
- Los asientos contables relacionados con la amortización implican cargar la cuenta de amortización y acreditar la cuenta de activo correspondiente. La cuenta de amortización acumula la cantidad total amortizada a lo largo del tiempo.
- Informes Financieros:
- La información sobre la amortización se refleja en los estados financieros, como el estado de resultados, donde contribuye a calcular el beneficio o pérdida neto de la empresa.
- Cumplimiento Normativo y Fiscal:
- Las empresas deben cumplir con las normativas contables y fiscales al realizar la amortización. Las regulaciones pueden variar según la jurisdicción y el marco contable aplicable.