En el ámbito educativo, para lograr metas y evaluar los resultados de la estructura curricular de una institución, se necesita conocer primero todo el cúmulo de elementos que intervienen en el aprendizaje, lo cual se encuentra demarcado por las capacidades aprehendientes que posee el ser humano para asimilar los cambios que se vayan presentando en el entorno donde se desenvuelve. Así, el aprendizaje queda constituido por un sistema de habilidades inherentes a las capacidades, a la forma de actuar, pensar, reflexionar y tomar decisiones en forma lógica. Así es como esa adquisición se da de manera diferente en cada individuo, atendiendo a la estructura cognitiva que posea y en torno a cómo se reciba o conciba la información, de la cual se quiere apropiar para el estímulo de las actividades mentales. Pero esta apropiación es posible solo si hay predisposición al cambio, motivación por lo que se quiera conocer o aprender y por el área del conocimiento en la que se desea interactuar para el cumplimiento de esas expectativas de aprendizaje y desarrollo de la capacidad.
En torno al escrito anterior, el aprendizaje implica la subordinación a un cúmulo de estructuras tanto internas como externas que repercuten en la manera de afrontar las resoluciones de problemas esquematizados, adaptados a las habilidades y destrezas poseídas, compartiendo esas potencialidades adquiridas o desarrolladas, como tener conciencia, saber qué se está desarrollando, cómo se está llevando a cabo, con qué herramientas se cuenta, qué disponibilidad hay en todos los espacios para su realización. En fin, se trata de llevar a cabo una planeación de cómo acceder a aquello de lo que se quiere tener un pleno conocimiento. Además el docente debe hacer reflexionar al estudiante sobre la manera de explorar, conocer, comprender sus saberes y no dejar de lado los factores que intervienen en el conocimiento; es decir, sobre las herramientas “metacognitivas”, capacidad indispensable de estructura lógica para buscar la comprensión, la interpretación de una situación dada, autoregulando la actividad en la comprensión.
Entrando entonces en el tema de la metacognición vemos que un aspecto que también interfiere en este proceso de formación educativa, una de las habilidades con las que cuenta —o que irá desarrollando— la persona inscrita en programas académicos a distancia, es la comprensión lectora.
El docente de hoy debe ser creativo e impulsar el cambio y la motivación, debe propender a que el estudiante despierte ese interés por el conocimiento. No se trata de ser un simple transmisor de información, sino un constructor de conocimientos, pues muy a pesar de los modelos de aprendizaje existentes para impartir educación, todavía existen docentes aplicando modelos obsoletos, que no contribuyen de manera alguna a que el alumno se cuestione, reflexione o forme conjeturas de las situaciones que se están planteando para el mejoramiento de la calidad educativa. En efecto, en este entorno ya no primará el conocimiento individual, sino el conocimiento compartido; será un entorno donde el individuo tendrá excelente desempeño en las competencias laborales, profesionales y familiares. No obstante, si se quiere construir conocimientos hay que formarse, porque la educación y el aprendizaje son un proceso interactivo.
No se puede desconocer que para lograr que el aprendizaje autónomo se convierta en aprendizaje significativo se ha vivido una serie de etapas que han sido el resultado de una lucha social, política, sindical, ideológica. Asimismo, estas luchas han tenido en cuenta factores externos como la historia, la cultura, la tecnología, las políticas económicas, las normas educativas, la administración, los medios y mediaciones; lo cual ha permitido a los estudiantes y docentes desarrollar habilidades y estrategias didácticas que faciliten el aprendizaje.
Es importante resaltar que para lograr esta evolución educativa se ha requerido de la aplicación de estrategias basadas, en primera medida, en darle un enfoque computacional al aprendizaje relacionado con la metacognición y, en segunda instancia, en el aprendizaje autónomo. En este último se ha trabajado el autocontrol, lo cual es muy valioso porque por intermedio de este el estudiante maneja los determinantes de su propio aprendizaje. De igual manera es importante que el estudiante tome decisiones y siga el proceso de instrucciones para alcanzar un buen desempeño durante el aprendizaje. Para ello debe aplicar el estudio autodirigido, donde la metacognición cumple una función especial, ya que el estudiante puede realizar su aprendizaje mediante las diferentes actividades académicas que se realizan en cada uno de los cursos y donde el estudiante es responsable de su autorregulación.
Por todo lo expuesto, es importante efectuar un análisis reflexivo sobre cuál es la mejor manera para hacer que el alumno aprenda, qué técnicas de aprendizaje aplicar. Se debe estar en constante evaluación para medir que tan positiva ha sido la aplicación de esas técnicas e introducir cambios de acuerdo con las expectativas requeridas. En efecto, el estudiante puede optar por técnicas escritúrales como la síntesis, el mapa de ideas, los diagramas, los cuadros sinópticos, el resumen, el ensayo, el mapa conceptual, la exposición, el incidente crítico, la autobiografía o el método Ipler. Igualmente puede implementar técnicas para desarrollar los procesos mentales. Estos métodos le van a permitir desarrollar la metacognición; los anteriores son cognitivos y sirven para alcanzar el mejoramiento del proceso académico.
Quiero cerrar esta nota con unas pequeñas pero didácticas características comparativas entre algunos conceptos que debemos tener en cuenta.
En un mundo donde la información evoluciona a una velocidad vertiginosa y las demandas laborales requieren habilidades cada vez más diversas, la educación se enfrenta a la tarea crucial de adaptarse y preparar a los estudiantes para un futuro desconocido pero prometedor.
El aprendizaje, en el ámbito educativo actual, va más allá de la simple adquisición de hechos y datos. Se trata de fomentar la capacidad de pensar críticamente, resolver problemas y aprender de manera continua a lo largo de la vida. La transformación educativa radica en reconocer que el proceso de enseñanza-aprendizaje no es estático, sino dinámico, y debe evolucionar para satisfacer las necesidades cambiantes de la sociedad.
La tecnología desempeña un papel crucial en este nuevo paradigma educativo. Plataformas en línea, recursos multimedia, y herramientas interactivas no son simplemente complementos, sino aliados esenciales que facilitan la conexión con el conocimiento en cualquier momento y lugar. La educación a distancia ha dejado de ser una alternativa ocasional para convertirse en una opción integral que ofrece flexibilidad y accesibilidad.
El aprendizaje colaborativo también emerge como una pieza fundamental. Los estudiantes no solo adquieren conocimientos de sus profesores, sino que también aprenden unos de otros. Las discusiones en línea, los proyectos de grupo y la interacción constante promueven habilidades sociales esenciales en un mundo cada vez más interconectado.
La evaluación se aleja de los métodos tradicionales y se orienta hacia una medición más integral de habilidades. Las pruebas estandarizadas ceden espacio a evaluaciones continuas que valoran la aplicación práctica del conocimiento y el desarrollo de competencias clave.