El Nuevo Criterio en Inteligencia Emocional

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EL NUEVO CRITERIO

Las normas que gobiernan el mundo laboral están cambiando. En la actualidad no sólo se nos juzga por lo más o menos inteligentes que podamos ser ni por nuestra formación o experiencia, sino también por el modo en que nos relacionamos con nosotros mismos y con los demás. Se trata de un criterio que se aplica cada vez con mayor frecuencia y que acabará determinando quién será contratado y quién no, quién será despedido y quién conservará su trabajo, quién será relegado al mismo puesto durante años y, por último, quién terminará siendo ascendido.

Estas nuevas normas pueden ayudarnos a predecir quién va a fracasar y quién, por el contrario, llegará a convertirse en un trabajador ‘»estrella». Y poco importa, en este sentido, cuál sea el campo laboral en el que nos movamos porque estas normas determinan también nuestro potencial para acceder a otros posibles trabajos futuros.

En una época que adolece de todo tipo de garantía y seguridad laboral y en la que el mismo concepto de «trabajo» está viéndose rápidamente reemplazado por el de » habilidades portátiles «, éstas son las cualidades que determinarán nuestra permanencia en el puesto de trabajo y nuestra flexibilidad para adaptarnos al nuevo mercado laboral. Y aunque durante décadas nos hayamos referido a este tipo de habilidades con una gran diversidad de términos, como » carácter «, » personalidad «, » competencias » o » habilidades blandas «, en la actualidad disponemos de una comprensión más detallada de estos talentos y de un nuevo nombre para ellas: » inteligencia emocional «.

Hay quienes insisten en que lo más importante para el éxito no es la especialización técnica ni la preparación intelectual sino la inteligencia emocional.

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La mayor parte de los programas de formación se ajustan a un determinado modelo académico, pero éste es un error garrafal que acarrea un coste alto. Lo que más necesitamos, en este sentido, es un modo completamente nuevo de fomentar el desarrollo de la inteligencia emocional

La inteligencia emocional no significa sólo » ser amable «, porque hay momentos estratégicos en los que no se requiere precisamente la amabilidad sino, por el contrario, afrontar abiertamente una realidad incómoda que no puede eludirse por más tiempo.

En segundo lugar, la inteligencia emocional tampoco quiere decir que debamos dar rienda suelta a nuestros sentimientos y “ dejar al descubierto todas nuestras intimidades » sino que se refiere a la capacidad de expresar nuestros propios sentimientos del modo más adecuado y eficaz, posibilitando la colaboración en la consecución de un objetivo común.

También debemos subrayar que las mujeres no son emocionalmente más inteligentes que los hombres ni viceversa porque, en este sentido, cada persona posee su propio perfil de fortalezas y debilidades. Algunos de nosotros, por ejemplo, podemos ser muy empáticos pero carecer de la habilidad necesaria para controlar nuestra propia ansiedad mientras que otros, por suparte, pueden ser conscientes de los más mínimos cambios de su estado de ánimo sin dejar por ello, no obstante, de ser socialmente incompetentes. Es cierto que, en tanto que colectivos diferenciados, las mujeres y los hombres tienden a compartir un perfil específico de género que configura un conjunto singular de fortalezas y debilidades en el campo de la inteligencia emocional. Cierto análisis realizado sobre miles de hombres y mujeres puso de relieve que, por término medio, éstas suelen ser más conscientes de sus emociones, mostrar mayor empatía y ser interpersonalmente más diestras que aquéllos. Los hombres, por su parte, suelen mostrar un mayor optimismo y confianza en sí mismos, una mayor capacidad de adaptación y también más habilidades para hacer frente al estrés.

Sin embargo, en términos generales hay que hablar más de similitudes que de diferencias. Ciertos hombres son tan empáticos como las mujeres interpersonalmente más sensibles, mientras que algunas mujeres, por su parte, parecen soportar el estrés tan bien como los más flexibles de los hombres. De hecho, una estimación global de las fortalezas y debilidades de la inteligencia emocional de los hombres y de las mujeres no muestra la existencia de diferencias significativas entre ambos sexos.’

Hay que decir, por último, que el grado de desarrollo de la inteligencia emocional no está determinado genéticamente y tampoco se desarrolla exclusivamente en nuestra infancia. A diferencia de lo que ocurre con el CI, que apenas varía después de cumplir los diez años, la inteligencia emocional constituye un proceso de aprendizaje mucho más lento que prosigue durante toda la vida y que nos permite ir aprendiendo de nuestras experiencias. De hecho, los estudios que han tratado de rastrear el proceso evolutivo de la inteligencia emocional a lo largo de los años parecen señalar que las personas desarrollan progresivamente mejor este tipo de aptitudes en la medida en que se vuelven más capaces de manejar sus propias emociones e impulsos, de motivarse a sí mismos y de perfeccionar su empatía y sus habilidades sociales. Y no convendría olvidar que madurez es la palabra con la que tradicionalmente nos hemos referido al desarrollo de la inteligencia emocional.

Inteligencia Emocional: La Prioridad Perdida

Cada vez es mayor el número de empresas cuya filosofía reconoce la importancia del desarrollo de las habilidades relacionadas con la inteligencia emocional. Según explicaba un directivo de Telia, la empresa sueca de telecomunicaciones: «ya no se trata de competir en torno a un determinado producto sino que también debemos tener en cuenta el modo en que tratamos a las personas».

El mundo empresarial está comenzando a despertar a la evidencia de que hasta los programas de formación más caros pueden funcionar mal, como ocurre con más frecuencia de la deseada. Y esta insuficiencia resulta patente en un momento en que la inteligencia emocional, tanto a nivel individual como colectivo, se revela como el ingrediente fundamental de la competitividad.

Pero hay otra realidad que otorga un papel más esencial todavía a la inteligencia emocional porque, en la medida en que las empresas se vean obligadas a sortear las olas de la reconversión, los trabajadores que sigan en su puesto de trabajo tendrán que ser más responsables y también más participativos. Antes los trabajadores de un nivel intermedio podían ocultar fácilmente su irascibilidad o su timidez, pero hoy en día se hace cada vez más evidente la importancia de habilidades tales como el control de las propias emociones, el adecuado manejo de las entrevistas, la capacidad de trabajar en equipo y el liderazgo.

La globalización de la fuerza de trabajo obliga a los países más desarrollados a prestar una atención especial a la inteligencia emocional. Para poder seguir pagando los elevados salarios de estos países será necesario promover un nuevo tipo de productividad y, para ello, no bastará con realizar pequeños cambios estructurales o con el mero progreso tecnológico porque las innovaciones suelen suscitar nuevos problemas que exigen una mayor inteligencia emocional.

Así pues, en la medida en que el mundo de los negocios va cambiando, también lo hacen los rasgos necesarios para descollar. Las investigaciones que, a lo largo de varias décadas, han tratado de rastrear los talentos de los trabajadores «estrella» nos indican que existen dos habilidades que, si bien tenían relativamente poca importancia para el éxito en la década de los setenta, se han vuelto cruciales a partir de los noventa: la formación de equipos y la capacidad de adaptarse a los cambios. Pero, aparte de éstas, existe un conjunto completamente nuevo de capacidades que están comenzando a perfilarse como rasgos distintivos de los trabajadores «estrella», entre las que cabe destacar la capacidad de servir de catalizador del cambio y el aprovechamiento de la diversidad. Así pues, nuevos retos exigen nuevos talentos.

 

 

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1. Ampliación del Concepto de IE: Más Allá de las Habilidades Individuales

Históricamente, la IE se ha visto como la capacidad individual de reconocer, entender y gestionar las propias emociones, así como de relacionarse eficazmente con los demás. Sin embargo, el nuevo criterio amplía este concepto para incluir:

  • Interacción dinámica entre las emociones propias y las de los demás, enfocándose no solo en las competencias individuales, sino en cómo estas afectan la dinámica social.
  • Contextos sociales y organizacionales: La IE no solo debe aplicarse a la interacción personal, sino también al entorno organizacional y al trabajo en equipo, donde las emociones colectivas influyen en los resultados y en el ambiente laboral.

2. El Enfoque Holístico: Integración de Competencias Emocionales y Cognitivas

El nuevo criterio propone que la IE debe ser vista como una integración dinámica de habilidades emocionales y cognitivas, lo que implica que el pensamiento y las emociones no son procesos separados, sino que deben trabajar juntos de manera armónica. Esto se manifiesta en:

  • Toma de decisiones: Integrar la información emocional con la cognitiva para tomar decisiones más equilibradas y efectivas.
  • Adaptabilidad: Ser capaz de ajustar tanto el comportamiento como el pensamiento ante nuevas emociones o situaciones.
  • Solución creativa de problemas: Utilizar la inteligencia emocional para abordar problemas complejos de manera innovadora, teniendo en cuenta tanto los aspectos emocionales como racionales.

3. El Valor de la Conexión y el Bienestar Colectivo

En lugar de centrarse exclusivamente en el desarrollo personal, el nuevo criterio pone énfasis en el bienestar colectivoy la capacidad de crear un entorno social y laboral saludable. Las organizaciones, equipos y comunidades deben aprender a fomentar una cultura emocionalmente inteligente en la que se valoren aspectos como:

  • Colaboración y trabajo en equipo: Desarrollar competencias emocionales para gestionar las relaciones interpersonales y promover la cooperación, la empatía y el entendimiento mutuo.
  • Cohesión social: En contextos sociales y organizacionales, la IE debe facilitar la creación de ambientes de respeto, confianza y apoyo mutuo.
  • Bienestar organizacional: La salud emocional de los empleados o miembros de una comunidad debe ser considerada un factor clave para el éxito y la productividad.

4. Nuevas Dimensiones en la Evaluación de la IE

El nuevo criterio en IE también plantea un cambio en cómo se mide y evalúa la inteligencia emocional. En lugar de depender solo de tests de habilidades emocionales, ahora se da más peso a cómo se perciben las emociones en un contexto social y cómo influyen en el desempeño y las relaciones. Esto incluye:

  • Evaluación continua: La IE se mide a través de la observación continua del comportamiento en situaciones reales, no solo en contextos artificiales de pruebas.
  • Feedback 360°: Evaluar las competencias emocionales no solo de manera introspectiva, sino también a través de retroalimentación de compañeros, líderes y subordinados, para obtener una visión completa de las habilidades emocionales de una persona.

5. El Papel de la Inteligencia Emocional en la Inclusión y Diversidad

Una de las áreas más destacadas del nuevo criterio es su énfasis en la diversidad e inclusión, reconociendo que las competencias emocionales son esenciales para entender y gestionar las diferencias individuales, ya sean de género, raza, cultura o personalidad. La IE juega un papel crucial en:

  • Reducción de sesgos y estereotipos: Utilizar la empatía y la comprensión para reconocer y superar prejuicios o discriminación en el lugar de trabajo o en la sociedad.
  • Fomento de la inclusión: Crear un ambiente donde todas las personas, independientemente de sus diferencias, se sientan valoradas, comprendidas y apoyadas.

6. Inteligencia Emocional en el Contexto Globalizado

En un mundo cada vez más globalizado, el nuevo criterio de IE también debe contemplar la capacidad para navegar en entornos multiculturales y adaptarse a diversas realidades sociales y emocionales. Las organizaciones y los individuos deben ser capaces de:

  • Comprender y adaptarse a distintas normas emocionales: Las expectativas emocionales y las normas de comportamiento pueden variar significativamente entre culturas, por lo que es crucial desarrollar habilidades para interactuar efectivamente en un contexto global.
  • Gestionar el estrés global: El nuevo criterio en IE también se relaciona con la capacidad de gestionar el estrés y las emociones generadas por la globalización, como la incertidumbre política o la competencia internacional.

7. El Nuevo Modelo de Formación en Inteligencia Emocional

Para implementar este nuevo criterio de IE, se están desarrollando enfoques de formación más dinámicos y colaborativos, que incluyen:

  • Entrenamiento experiencial: Aprender a través de la práctica en situaciones reales, con retroalimentación constante y reflexiones sobre las emociones en juego.
  • Desarrollo integral: Incluir tanto la autoconsciencia emocional como el desarrollo de habilidades interpersonales y el manejo de relaciones en el aprendizaje de la IE.
  • Tecnología y IE: Utilizar tecnologías como aplicaciones de mindfulness, simulaciones de entornos colaborativosy plataformas de coaching emocional para promover el aprendizaje de estas competencias en tiempo real.

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