El vestido
La función principal del vestido es mantener la temperatura del cuerpo y protegerlo de los agentes externos (frío, sol, calor, lluvia, etc.), pero no hay que olvidar que la ropa limpia y atractiva ayuda a tener una buena imagen. El cambio diario de la indumentaria refleja el control sobre la propia vida y es un vínculo con el mundo exterior. Hay que animar al usuario a que se vista solo o con la mínima ayuda posible.
Para que la persona se sienta cómoda y la tarea de vestirse y desvestirse resulte sencilla, se debe tener en cuenta:
• La ropa debe cumplir su tarea de mantener la temperatura del cuerpo y aislar de los agentes externos.
• El vestido debe permitir libertad y amplitud de movimientos.
• Se debe seleccionar la ropa según las preferencias de la persona ya que esto influye considerablemente en su autoestima.
• Son preferibles los tejidos naturales y las telas lavables que necesiten poco planchado.
• Hay que eliminar la ropa difícil de ponerse y quitarse: evitar prendas ajustadas, cuellos y puños estrechos y cerrados, géneros poco elásticos, etc.
• Son más fáciles de poner y quitar las prendas que se abren por delante.
• Los cierres, abotonaduras y cremalleras se deben sustituir por elásticos y cintas de velcro.
• Es preciso simplificar el vestuario de la persona mayor, invitándola a eliminar de su armario todo lo que no use habitualmente y no corresponda a la estación del año.
• Hay que colocar la ropa en el orden en que la persona vaya a ponérsela.
• Para vestirse y desvestirse, es mejor estar sentado y con todo lo necesario preparado junto a la persona.
• Si la persona tuviera afectada alguna parte de su cuerpo, deberá comenzar a vestirse primero por la parte afectada y desvestirse al revés: quitándose las prendas de las extremidades no afectadas.
• Vestido de la parte superior del cuerpo. Puede hacerse sentado o de pie. Se debe comenzar por el brazo más discapacitado.
• Vestido de la parte inferior del cuerpo. Es más cómodo hacerlo tumbado en la cama. Para los pantalones se comenzará por la pierna más discapacitada, luego se mete la otra pierna, luego se suben los pantalones hasta la cadera y por último hasta la cintura.
Manual de Atención Socio-Sanitaria
ÚLCERAS POR PRESIÓN. PREVENCIÓN Y TRATAMIENTO
Cuando se quiere medir la calidad de los cuidados que recibe una persona, uno de los ítems que siempre aparece en todos los estudios es la incidencia y prevalencia de las úlceras por presión (UPP) entre la población a estudio. Esto es así porque cuidar con calidad implica prevenir, y el 95 % de las úlceras por presión serían evitables si se hubieran establecido las medidas de prevención adecuadas para evitar su aparición. Si esto ocurre, el pronóstico del individuo se agrava enormemente.
Las UPP o escaras son heridas producidas por la necrosis de los tejidos, son lesiones que aparecen en la piel y en las mucosas por la interrupción del flujo sanguíneo, causada por la presencia de presiones externas sobre la piel durante un tiempo prolongado. Se observan con frecuencia en usuarios y personas malnutridas como resultado de la inmovilización. Uno de los planos lo constituye una parte ósea del esqueleto y el otro una superficie externa (cama, silla, sondas, etc.).
Las UPP representan uno de los problemas de salud más importantes debido a las enormes repercusiones socio-económicas y sanitarias que conllevan.
FACTORES QUE FAVORECEN LA APARICIÓN DE UPP. (PERSONAS PREDISPUESTAS)
FACTORES EXTRÍNSECOS O EXTERNOS
• Rozamiento: La fricción entre la piel y cualquier superficie como puede ser la ropa de cama, produce el deterioro de la piel.
• Efecto cizalla: Se produce cuando la piel permanece fija y el esqueleto se desplaza. Esta situación se produce frecuentemente cuando el cabecero de la cama está elevado y el paciente se desliza por efecto de su peso.
• Presión prolongada: y el tiempo de exposición a esta situación. Cuando la presión sobre el tejido es superior a la presión del flujo capilar ocurre un proceso en cascada, que va desde la hipoxia (falta de oxígeno por impedimento a la circulación de la sangre) hasta la muerte celular, necrosis y rotura del tejido.
• Piel húmeda: la piel es más vulnerable cuando está húmeda a la fricción y a la presión. Además, si existe una úlcera, está en contacto con el sudor, la orina y las heces incrementa la probabilidad de infección.
• Pliegues y objetos extraños en la ropa, como migas, horquillas del pelo, aumentan la fricción.