USUARIOS DEPENDIENTES INCONSCIENTES

Sin valoraciones

Materiales:

Toalla, depresor lingual, abrebocas, sonda de aspiración, agua, toalla o pañuelos desechables, riñonera, gasas, pinzas de Kocher, jeringa de 20cc solución antiséptica, lubricante (vaselina).

Protocolo:

Lavarse las manos, ponerse los guantes y preparar el aspirador.

Colocar al usuario en posición decúbito lateral con la cabeza ligeramente girada a un lado, si no hay contraindicaciones, quitar la almohada.

Colocar el empapador o toalla debajo de la cabeza del usuario.

Poner la batea bajo la cara del usuario.

Se sujetar las gasas con las pinzas en forma de torunda y a continuación mojarlas en un antiséptico bucal y limpiar la cara interna de las mejillas, lengua, encías dientes, paladar y labios. Para ello hay que ayudarse con el depresor lingual.

La gasa se cambia después de limpiar cada zona diferente, se utilizarán tantas torundas como sean necesarias para una higiene total.

Al finalizar la técnica, secarle bien los labios con una gasa e hidratar los labios con vaselina o crema hidratante para que no se resequen

Recoger el equipo, reinstalar al usuario, quitarse los guantes, lavarse las manos y anotar incidencias.

Observaciones:

Si el usuario está intubado, la higiene bucal se realiza irrigando la boca con la solución antiséptica, cargada en una jeringa de 20 cc., y lavando la misma con la torunda, eliminando el líquido mediante aspiración. Repetir la operación las veces que sean necesarias.

Si el usuario precisa oxigenoterapia, no aplicar sustancias con grasa para protección de los labios, debido al riesgo de quemaduras que produce el oxígeno con estas sustancias.

LIMPIEZA DE PLIEGUES CORPORALES

Los pliegues acumulan sudor, lo que favorece el crecimiento bacteriano y la maceración de la piel, por lo que pueden aparecer grietas y escoceduras. Hay que vigilar todos los pliegues del cuerpo: cuello, axilas, inglés, espacios interdigitales, región retroauricular, submamario, infraabdominal y pliegue interglúteo.
Se debe realizar un lavado frecuente de estas zonas con agua y jabón neutro, y lo que es más importante, secar minuciosamente para evitar el riesgo de colonización por hongos.

Manual de Atención Socio-Sanitaria

ASEO PERINEAL

Es muy importante mantener esta zona limpia, ya que, si no se corre el riesgo de ensuciarse el resto del cuerpo, los tejidos de los glúteos están amenazados por la maceración y la humedad y el mal olor de la ropa sucia molesta a la propia persona.

Protocolo:

Cuando esta región está sucia, debe iniciar el lavado por esta zona, procediéndose de la siguiente manera:

Lavarse las manos

Ponerse los guantes

Destapar a la persona retirándole la ropa de cama, tapándole las piernas y el tórax con una toalla.

Proteger la ropa inferior de la cama colocando un hule pequeño y una entremetida en la zona donde se va a proceder a la limpieza.

Retirar el material excretado con unas gasas o torundas y proceder al lavado de la región perineal siguiendo esta secuencia:

En mujeres lavar de arriba abajo en el siguiente orden: pubis, interior de los muslos,zona genital, ano y pliegue interglúteo.

En el hombre, primeramente colocar la botella o conejo y empezar por lavar los genitales externos. Posteriormente realizar el aseo de la zona anal.

Si el usuario tiene sonda vesical, antes de iniciar el aseo, observar muy bien para ver si en la zona alrededor del meato urinario existe inflamación, olor o supuración. Después limpie la zona perineal y la sonda mediante movimientos circulares. Es preferible utilizar agua y un antiséptico no irritante en vez de jabón.

Si el usuario presenta úlceras en la región sacra o glútea: No se usará el orinal plano ni se aclarará con un chorro de agua, sino que se aseará con una esponja empapada en agua jabonosa y se aclarará con la esponja limpia o con un paño húmedo, procurando no mojar los apósitos y vendajes que protegen la úlcera.

LIMPIEZA DE ZONAS DE RIESGO. HIGIENE DE LOS GENITALES

El objetivo de esta técnica es evitar infecciones urinarias y ulceraciones, así como proporcionar al usuario una sensación de bienestar y comodidad. Se realiza siempre al final del aseo general, después de las deposiciones y cada vez que sea necesario.

Material:

Guantes desechables, toalla, cuña, palangana con agua caliente, empapadores, gasas o torundas, esponjas desechables y jabón líquido.

Protocolo:

Explicarle al usuario la técnica que se va a realizar y pedir sus colaboraciones las manos y ponerse los guantes.

Colocar al usuario en posición ginecológica de encamado si es mujer y en decúbito supino con piernas separadas si es hombre.

Dejar al descubierto la zona genital, cubriendo el resto del cuerpo.

Colocar un empapador debajo de los glúteos y colocar la cuña.

Lavar.

Verter el agua templada sobre los genitales.

Higiene genital masculina

Enjabonar el pene y los testículos.

Si el usuario no está circuncidado, retraer el prepucio y limpiar el glande realizando movimientos circulares desde el meato hacia fuera. Utilizar una esponja o torundas exclusivamente para ello.

Aclarar con abundante agua y secar suavemente. Colocar el prepucio en su posición original.

Si no se ha hecho la higiene general, colocar al paciente en posición decúbito lateral y proceder al lavado y secado de la zona perianal: ano y pliegue ínter-glúteo.

Higiene genital femenina

• Enjabonar y lavar la zona genital en el siguiente orden: pubis, zona interna de los muslos, meato urinario, labios menores, labios mayores, hendidura vulvar, ano y pliegue interglúteo.

• Separar los labios mayores con una mano y con la otra lavar de arriba abajo y de dentro hacia fuera, utilizando esponja o torundas para cada maniobra. Prestar especial atención a los pliegues que hay entre los labios mayores y los menores.

• Aclarar con abundante agua y secar suavemente.

• Si no se ha hecho la higiene general, colocar a la paciente en posición decúbito lateral y proceder al lavado y secado de la zona perianal: desde la hendidura vulvar hasta el ano y pliegue interglúteo.

Observaciones:

• Observar el flujo excesivo de los orificios perineales-genitales y la existencia de olores que nos puedan indicar la presencia de infecciones.

• En usuarios con sondas vesicales, inspeccionar la zona de inserción de la misma, ya que la sonda puede producir excoriaciones.

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